[Reflexión ofrecida a un grupo de internos de un centro penitenciario.]
Tres palabras para recordar: distancia, nombre y esperanza.
* DISTANCIA. La pregunta fundamental es:¿A qué distancia estás de la decisión más importante de tu vida? tres testimonios bíblicos nos ayudan a descubrir el perfil de aquellos que en circunstancias duras de encierro no perdieron la cercanía con Dios. Brillan José, hijo de Jacob; Daniel, el profeta; y Pablo, el apóstol.
* NOMBRE. Al lugar de tu vivienda lo puedes llamar “cárcel” pero también lo puedes llamar “salón de clase” o “templo” o tu “plataforma” para una nueva vida. Recuerda que tu futuro no está escrito.
* ESPERANZA. Palabra que no debe confundirse con sustitutos fáciles, como fantasía o ilusión. La esperanza es confianza cierta en un futuro mejor, arduo pero posible, a partir de la firmeza de nuestra fe en Dios. Y esa firmeza deja obrar a Dios en nosotros, en nuestra conversión.