“El 20 de septiembre del año en curso, Nature Scientific Reports ha publicado un artículo titulado «Un estallido cósmico del tamaño de Tunguska destruyó Tall el-Hammam, una ciudad de la Edad del Bronce Medio en el Valle del Jordán, cerca del Mar Muerto»…”
“El avance tecnológico permite que aparezcan nuevas técnicas de investigación y que las existentes mejoren, y se da la situación de que lo más nuevo contribuye a conocer lo más antiguo. Lo veíamos hace poco con los descubrimientos en Teotihuacán y lo vemos de nuevo en la posible resolución del misterio con la destrucción de lo que fuera en su momento Tall el-Hammam, la actual área arqueológica situada en Jordania y que fue descrita como la bíblica Sodoma…”
Padre como podemos interpretar el libro Numeros Capitulo 31?, el reparto de virgenes y asesinato de hombres y mujeres, no soy capaz de entender esto, Saludos y abrazos! — D.Y.
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La Biblia nos cuenta dos cosas: el mundo, así como es, con toda su dureza e injusticia; y el mundo como Dios lo quiere y como llegará a ser, con la presencia y acción de la gracia divina. Es un proceso en el que la luz va llegando sólo poco a poco. No es un manual en el que uno pueda abrir cualquier página de la Biblia y decir: “yo también voy a hacer esto.” Es un relato, una historia del amor persistente de Dios que nos va conduciendo a la luz de su paz y de una vida transformada por su gracia. No esperemos algo así desde los primeros tiempos del pueblo elegido.
Buen día padre, tengo una duda. Si en la época de Roboam el pueblo de Dios se dividió en dos: Israel (reino del norte) y Judá (reino del sur) y después prácticamente desapareció el reino del norte, por qué Jesús habla de las ovejas perdidas de Israel. Gracias por su respuesta y Dios lo bendiga. — S.B.
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Conozco dos explicaciones, ambas muy bellas, sobre el uso del nombre de Israel en tiempos de Jesús.
1. Debe tenerse en cuenta que el pueblo elegido, el pueblo de Dios, utilizó muchos nombres para referirse a sí mismo para destacar distintos aspectos de su propio ser. Por eso encontramos textos en los que se habla de José, que fue uno de los hijos de Jacob, o se habla de Efraín, que fue uno de los hijos de José, o se habla de Israel, que es otro nombre para el mismo Jacob. Con frecuencia estos distintos nombres hacen alusión a la cercanía del amor de Dios por Jacob y su descendencia. Así que al referirse a Israel, posiblemente Jesús estaba haciendo alusión al conjunto del pueblo elegido, que se hallaba disperso, como él mismo dice: “ovejas sin pastor.”
2. Por otra parte sabemos que el nombre de Israel es ambiguo porque puede referirse al conjunto del pueblo, en cuanto que Jacob e Israel denotan a la misma persona, o puede referirse estrictamente al reino de Israel, el reino del Norte. Si Jesús quería hacer referencia al reino del Norte, su manera de hablar también tiene un gran significado; en efecto, en los anuncios de los Profetas se hablaba de la restauración del Reino del Norte; así por ejemplo en Ezequiel 36. Esta restauración parecía imposible a ojos humanos porque la invasión del imperio Asirio había provocado prácticamente la extinción del Reino del Norte; pero Dios anuncia por medio de Ezequiel, y también a través de otros profetas, que realizará esa maravillosa restauración. Se trata claramente de un anuncio mesiánico y escatológico, referido a los últimos tiempos y a la victoria decisiva de Dios. Así pues, cuando Cristo habla de buscar a las ovejas perdidas de Israel, está también declarando que han llegado esos tiempos últimos y definitivos.
“Arqueólogos de la Universidad de Charlotte de Carolina del Norte (EE.UU) han encontrado en el Monte Sión de Jerusalén nuevas evidencias de la conquista de la ciudad santa por parte de Babilonia en los años 587/586 antes de Cristo…”
Estimado Fray Nelson, ¿Por qué será que la Iglesia no le da el título de “Santo” a los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento? Siendo que en el Monte Tabor, los tres apóstoles fueron testigos de la interacción de Jesús Transfigurado con Moisés y Elías, no cabe duda que los últimos dos ya son parte de la Iglesia Triunfante… ¿no deberíamos reconocerlos como San Moisés y San Elías? ¡Que Dios le bendiga abundantemente por sus diarias enseñanzas! — A.L.
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Con respecto a Moisés y Elías, no hay duda, hermano: así han sido llamados y reconocidos desde hace muchos siglos, aunque su culto no ha sido tan popular ni tan extendido. Aquí tienes más información sobre la liturgia católica que recuerda y celebra a San Moisés, y aquí tienes a San Elías.
Como bien observas tú a partir del texto de la transfiguración, resulta relativamente fácil estar de acuerdo con la proclamación de santidad de hombres como Elías o Moisés. Otros que tal vez no resultaría difícil proclamar serían otro profetas como Isaías, Jeremías o Ezequiel. Hay sin embargo otras dificultades que surgen con otros personajes por las siguientes razones:
1. En ocasiones, ignoramos demasiado sobre su vida y especialmente sobre su desenlace o muerte. Y resulta que la manera de morir es definitiva para saber qué tipo de persona es alguien ante Dios.
2. En otras ocasiones, el comportamiento de la persona, incluso en su intención de servir a Dios, choca muy frontalmente con aquello que Cristo nos enseñó siglos después de ellos. Pensemos en la manera de servir a Dios de un Gedeón y sus guerras contra los filisteos.
3. En otras ocasiones, lo legendario es tan importante en el recuento de la vida de la persona que uno corre el riesgo de “canonizar” un relato más que a un ser humano real. Así puede pasar con Job o con Jonás.
Padre Nelson: la paz de Jesús. Nunca he podido entender porque Jacob se ganó la bendición de su padre Isaac con una mentira. ?Debe haber una explicación pero no la conozco y las veces que he preguntado la respuesta no ha sido clara para mi. Me lo podría aclarar por favor. — H.R.
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1. La Biblia no dice que lo hecho por Rebeca, y por su hijo menor, Jacob, estuviera bien hecho. No todo lo que se cuenta en la Biblia es para ser imitado. En muchos casos los relatos nos muestran cómo la gente comete pecados o cae en graves errores, y luego paga las consecuencias. Exactamente eso es lo que muestra el relato de Jacob. Si leemos los capítulos que siguen vemos que el comportamiento tramposo trajo divisiones, envida, dolor, amargura, odio y separación. Es verdad que al final hubo reconciliación entre los hermanos pero el precio fue alto y las dificultades inmensas. En cierto sentido el relato es una catequesis sobre lo que no debe uno hacer y sobre el precio que se paga por tramposo.
2. Probablemente lo que más nos disgusta es que Dios, que todo lo sabe, no negó la bendición a Jacob el tramposo. Pero si lo pensamos bien, la historia de ese amor extremo y obstinado de Dios se repite en cada una de nuestras historias. En efecto, en ese texto del Génesis vemos que Dios no niega su bendición a un tramposo, o sea, uno que no se la merece. Pero es que, desde la óptica de Dios ¿quién diremos que SÍ se merece ser bendecido? Por algo Jesús dice en el Evangelio que nuestro Padre “hace salir el sol sobre buenos y malos” (Mateo 5,45). Si tanto nos fastidia que Dios otorgue su bendición a uno que no la merece, ¿qué nos hace pensar que nosotros, o cualquier otra persona, sí merece ser bendecido? Parece que el criterio de Dios casi es lo contrario: dar la bendición no al que más la merece sino al que más la necesite, así no la merezca.
3. Un tercer elemento a considerar es cómo el plan de Dios no se detiene porque aparezcan nuestros intereses, conveniencias o incluso mentiras. Según dice el refrán, Dios escribe derecho en renglones torcidos. Y eso también es muy bueno saberlo y muy bueno predicarlo. Pareciera que Dios se acomoda a nuestro modo incoherente y pecaminoso de obrar pero en realidad está usando nuestra propia bajeza para levantarnos. El conjunto de la historia de Israel así lo demuestra.
El valor permanente del Antiguo Testamento está en la tipificación que nos conduce a reconocernos en la Escritura, y a la vez, ver los pasos que llevaron hacia la revelación plena en Cristo.
[Retiro ofrecido a un grupo de laicos de la Renovación Carismática en Lima, Perú, para el Pentecostés 2013.]
* La verdadera sanación de la voluntad herida por el pecado es el remedio que se llama la GRACIA.
* Cuando se tiene la ley pero no se tiene la gracia se queda en una condición de como una estaba, porque es entonces cuando se cae en uno de estos tres abismos: (1) El cinismo; (2) La desesperación; (3) La bipolaridad, entendida de modo informal (no clínico) como el capricho subjetivista.
* En el Pueblo de Dios, fue el destierro la época señalada en el designio de Dios para crear el “Pequeño Resto,” es decir, para conducir a los suyos, a través de la humillación y el despojo, a lo esencial, lo verdadero, lo más importante. Ese destierro vino a ser así un camino pedagógico e incluso liberador, como también ha pasado a aquellas parejas que de sus crisis salen fortalecidas y mucho más unidas.
* El Antiguo Testamento es claramente una obra incompleta, o mejor: una obra que pide ser completada, porque el Pueblo pobre y humillado, que ahora sólo tiene su esperanza en Dios necesita recibir de Él una voz de misericordia, una fuerza que los restaure.
* De hecho, hay una continuidad entre las decepciones por las que pasa el Pequeño Resto y el texto cumbre de las bienaventuranzas.
* La espiritualidad de las bienaventuranzas, que es como el alma del Evangelio entero, es al mismo tiempo desilusión de todo y firmísima confianza en Dios. Es el espíritu que vemos en los personajes de los Evangelios de la Infancia (capítulos 1 y 2 de Mateo y capítulos 1 y 2 de Lucas). Nombres como Simeón, Ana, Zacarías, Isabel, y sobre todo: José y María, representan esa continuidad notable entre el pueblo salido del destierro y la noticia maravillosamente nueva del Evangelio.