[Taller para parejas, organizado por la Comunidad Betania, y ofrecido en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.]
Tema 4 de 5: Cultivar la esperanza
* Un buen modo de captar la fuerza de vida que trae la esperanza es recordar cuál fue el contexto en que se abrió paso el Evangelio. Una parábola histórica sobre cómo la esclavitud fue reventada por la predicación del Evangelio muestra que la esperanza es fuente de vida y libertad.
[Taller para parejas, organizado por la Comunidad Betania, y ofrecido en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.]
Tema 3 de 5: Las raíces de la esperanza
* Por comparación, es más fácil identificar los bienes propios del amor o de la fe que los propios de la esperanza. de hecho, es fácil y frecuente que se confunda a la virtud de la esperanza con alguna de estas caricaturas: fantasía, simple espera, resignación o entusiasmo.
* La virtud de la esperanza brilla en las dificultades; en este sentido está muy próxima a la fortaleza.
* La verdadera esperanza viene del Espíritu Santo: no responde a simples cálculos humanos ni es un ejercicio de la sola voluntad nuestra. Este don peculiar de la divina gracia permite ver más allá de los obstáculos y abrir caminos muchas veces inéditos en medio de las dificultades.
* Se entiende entonces que uno siente que necesita la virtud de la esperanza cuando el bien deseado parece inalcanzable. Cuando todo va bien, y según lo esperado, uno quizás no hace provisión de la gracia que podrá necesitar al llegar la contradicción, la catástrofe, el accidente, la oposición o la persecución.
* En particular, es importante que las parejas tengan la conveniente familiaridad con el Espíritu Santo de modo que su gracia se aclimate en los corazones que tarde o temprano tendrán que pasar por la prueba.
[Taller para parejas, organizado por la Comunidad Betania, y ofrecido en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.]
Tema 2 de 5: Amor de Dios en la pareja
* Si el verbo que abre el amor de pareja en la mujer es ADMIRAR, el verbo correspondiente en el hombre es LIDERAR. Un hombre muestra su interés en amar y ser amado en primer lugar porque quiere generar una diferencia en la vida de una mujer.
* La manera como surge ese propósito va ligada a deseos que pueden quedarse solamente al nivel del deleite de los sentido o de la satisfacción del propio ego. Pero cuando hay más que simple deseo, el hombre ya no se detiene en sí mismo sino que, como se ha dicho, desea marcar una diferencia, traer un bien, a la vida de la mujer. Sólo en ese momento puede hablarse propiamente de amor masculino; todo lo que va antes es más apetito, y a menudo, más egoísmo que otra cosa.
* Después del liderar, están otros dos verbos: proteger y proveer. Con ellos el hombre desea custodiar lo que siente suyo, pero a la vez, hacer posible la continuidad del milagro de vida que encuentra en la mujer.
* Dios en sí mismo no es hombre ni es mujer. Su don de sí mismo a uno y otra hace posible que el amor de ambos sea auténtico, robusto, generoso y fecundo.
[Taller para parejas, organizado por la Comunidad Betania, y ofrecido en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.]
Tema 1 de 5: Amor de hombre y amor de mujer
* Aunque algunos centros de poder en nuestra sociedad pretenden eliminar, minimizar o volver del todo borrosa, y por tanto trivial, la diferencia entre hombre y mujer, el sentido común y la fe se resisten a semejante imposición.
* No es un asunto de fanatismo ni de pura inercia cultural: la biología nos muestra que lo sexual no es una parte del cuerpo o de la historia de hombres y mujeres, sino una realidad que permea todo lo que somos. En particular, es muy importante destacar ese lugar que existe únicamente en el cuerpo femenino y que tiene un solo propósito: servir de primera casa a la vida humana. En la mujer está la fuente de la vida.
* La abundancia vital de la mujer se ve muy bien en otros rasgos: su cerebro está más conectado; sus órganos de los sentidos tienen una respuesta más amplia; su capacidad de conexión y las puertas de su lenguaje, en lo que entiende y en lo que expresa, son en general mucho más ricas que las de los hombres.
* Por eso es natural que el primer verbo que abre la posibilidad del amor de pareja en la mujer sea ADMIRAR. Sin una dosis de admiración la mujer queda en capacidad de afecto pero su afecto será el de la persona que cuida o apoya, no el de la persona que se enamora o que quiere saberse “conquistada.”
* A partir de la admiración, otros verbos van siguiendo: acompañar, cuidar, darse y restaurar. Ese total de cinco verbos corresponde bien a la evolución de un amor plenamente femenino, rico en su vitalidad y en su capacidad de traer vida.