Ser Comunidad, 1 de 2, Estrategia del pecado y estrategia de Dios

[Retiro de la Comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Navidad, en Bello, Antioquia.]

Tema 1 de 2: Estrategia del pecado y estrategia de Dios

* Si el pecado trae tantos males, ¿cómo logra convencernos y seducirnos? Su estrategia básica cubre tres pasos:

(1) Se disfraza de algo bueno.

(2) Se presenta como un atajo para eso que parece bueno y deseable.

(3) Intenta alejarnos de Dios presentándolo como un tirano, egoísta, falso; o alejarnos de la Iglesia presentándola como irracional, aburrida e hipócrita.

* ¡Dios no se queda impasible! Su estrategia cubre cuatro pasos:

(1) Despierta nuestra conciencia y nos hace ver las consecuencias del pecado.

(2) Revela su bondad, especialmente y de modo inagotable, en la persona de su propio Hijo, que nos sana y libera.

(3) Nos muestra que la salvación es imposible con nuestras solas fuerzas y nos llama a la oración profunda y humilde, desde el corazón.

(4) Nos concede el don de su Divino Espíritu, que nos restaura, fortalece interiormente, y nos concede ser hermanos de nuestros hermanos.

Conversión sacerdotal, 7 de 7, Situaciones pastorales particularmente urgentes

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 7 de 7: Situaciones pastorales particularmente urgentes

* La gracia de la sabiduría se requiere de modo particular en algunas situaciones pastorales particularmente urgentes: el avance del lobby gay, la situación de los divorciados vueltos a casar, y las rupturas del tejido social por la injusticia.

(1) El avance del lobby gay tiene su fundamento en la ideología de género, es decir, un sistema de pensamiento con estos principios: (a) La orientación sexual no depende de la naturaleza sino de fuerzas culturales, o del azar genético, o de la opción de cada uno. (b) La diversidad sexual debe ser entonces no sólo aceptada sino que, para bien de la sociedad, debe ser celebrada e incluso promovida.

Pastoralmente lo recomendado es:

Acoger con caridad a todos; saber escuchar; entender que suele haber grandes heridas vacíos y conflictos no resueltos en estas personas.

No esconder, mutilar ni cambiar la enseñanza de la Iglesia que implica rechazo al pecado y acogida al pecador.

No hay que escandalizarse ni asustarse ante estos avances de un pensamiento que destruye la familia y desfigura el amor humano. Recordemos que la primera evangelización en el entorno griego y romano estuvo circundada de esa misma ideología, y aún peor.

No se trata de decir al homosexual lo que hay que hacer sino de recorrer con él un camino de fe, de oración y de escucha de la Palabra que le lleve a liberarse del poder de un ídolo, que es su fantasía afectivo-sexual. A medida que la persona reconoce por qué decidió el camino que decidió se da cuenta también que ahora puede tomar otras decisiones.

(2) Los divorciados vueltos a casar se encuentran, mientras no se demuestre lo contrario, en situación de adulterio. Esta realidad no significa la ruptura sino el comienzo del diálogo. De nuevo: una genuina ayuda no consiste en maquillar la el pecado, ni menos arrogarse autoridad con palabras como: “Bajo mi responsabilidad, comulgue…”

Es claro que el problema de fondo parte de la preparación para el matrimonio. No se puede vivir un matrimonio cristiano sin Cristo. En el proceso de preparación a la boda debe brillar el señorío de Jesús, de modo que a todos quede claro quién tiene poder sobre esas vidas, y a quién acudirán si hay dificultades.

Ante aquellos que ya viven en condición de adulterio, el camino s}es la evangelización hasta que el poder del ídolo, es decir, el gusto y la dependencia de la intimidad corporal pierdan poder. A medida que va pareciendo menos necesario, menos irreemplazable y más claramente repugnante el practicar el adulterio, la persona misma ha de ir perfilando decisiones en la línea del respeto al matrimonio en una vida de pureza, incluso si eso implica abstinencia.

(3) Las tensiones sociales y económicas no pueden ser ajenas al ministerio sacerdotal. Ser espiritual no es desentenderse de los dolores de tantos que son víctimas de la pobreza, y sobre todo, de la injusticia.

El cuidado que ha de tener el sacerdote es que su clamor en favor de las justas demandas de los necesitados no sea capturada por un grupo político en su ansia explicable de poder. Bien se sabe que, cuando eso sucede, la evangelización sufre porque crea enemigos para Cristo en los otros partidos políticos.

Además, no hay que limitarse a denunciar; urge alentar los esfuerzos de economía solidaria, cooperativismo o similares, de un modo tal, sin embargo, que quede claro que no hay interés personal de lucro en ello.

Conversión sacerdotal, 6 de 7, Un ministerio renovado

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 6 de 7: Un ministerio renovado

* Hay varias áreas en que se requiere particular discernimiento y cuidado.

(1) Multiplicación de fenómenos místicos

  • Sobrenaturalización de todo: eliminación de la etapa ascética
  • Apariciones y mensajes por todas partes
  • Recurso fácil y difusión de autores dudosos o heterodoxos: María Valtorta, Vassula

(2) Confusión entre lo carismático y lo mágico

  • Énfasis unilateral en liberación
  • Señales caprichosas o exóticas que indicarían fenómenos ocultos
  • Uso de bebedizos, emplastos u otros elementos ajenos a la fe

(3) Confusión entre lo carismático y lo motivacional

  • Uso del lenguaje de la “animación”
  • Cantos cuya letra no importa, sino sólo el ritmo y algo la melodía
  • Lenguaje permanente de terapia de autoayuda, sin referencia a pecado ni conversión

(4) Tensiones de poder y afán de protagonismo

  • La fuente: “mi” sacerdocio; “mi” misa; “mi” derecho canónico: creerse uno por encima del bien y el mal
  • No faltan recelos, envidias, ambiciones: seguimos buscando los primeros puestos
  • La verdad es que un corazón que de verdad ha encontrado en el Señor su tesoro tendría que tener particular disponibilidad para obediencia.

Conversión sacerdotal, 5 de 7, Verdadera sabiduría

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 5 de 7: Verdadera sabiduría

* Necesidad de formación permanente. Sin ella caemos en varios peligros:

  • Repetición del discurso (cansancio)
  • Población a la que no llegamos (ejemplo: profesionales jóvenes, inteligentes y sanos)
  • Incapacidad de conexión con los problemas actuales
  • Estereotipos desactualizados

* No todo recurso es de fiar. Hay fuentes agrietadas:

  • Crítica liberal (cientificismo, modernismo)
  • Nueva Era (cuidado con: ángeles, autoayuda)
  • Espiritualidad oriental disimulada (sin alusión a la redención ni a la Iglesia)
  • Cuidado con el exceso de literatura protestante.

* Gracias a Dios, hay también fuentes salubres:

  • Lectio Divina
  • Padres de la Iglesia
  • Magisterio (teológico: Benedicto; pastoral: Francisco)
  • Materiales “clásicos” de la renovación

* Algunas páginas web particularmente útiles en nuestra formación:

  1. corazones.org
  2. apologeticacatolica.org
  3. ewtn.com
  4. es.catholic.net
  5. fraynelson.com
  6. vatican.va
  7. mercaba.org

Conversión sacerdotal, 4 de 7, Piedad, Fortaleza, Temor de Dios

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 4 de 7: Piedad, Fortaleza, Temor de Dios

* Vamos a referirnos ahora a los dones que tienen una relación más directa con la voluntad, después de haber visto los primeros tres, en relación con la inteligencia.

(4) El don de PIEDAD nos permite sabernos y sentirnos como verdaderos hijos de Dios. Sólo así brota en nosotros la radical confianza que permite volver, incluso si hemos pecado. Sólo de este don viene el verdadero espíritu de fraternidad, y también la sinceridad y el gusto por la oración.

(5) El don de FORTALEZA viene en auxilio de aquello que en nosotros es más débil. El propósito primero de este don es hacer posible la manifestación de la gloria divina a través de la victoria sobre la arrogancia del mundo y del demonio. Los actos que brotan de la presencia de este don son particularmente notables en los mártires.

(6) El don de TEMOR DE DIOS empieza a menudo como simple miedo ante la posibilidad real de fracasar vitalmente en la condenación eterna. La entrada de este don hace posible que la persona “toque fondo,” no porque haya propiamente un fondo para el mal sino porque la luz que trae este don hace frenar la caída del que se empecina en su pecado. En su evolución, el don de Temor de Dios llega a ser, sin embargo, algo mucho más bello: el temor de ofender al amor ya recibido y presente.

Conversión sacerdotal, 3 de 7, Entendimiento, Ciencia, Consejo

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 3 de 7: Entendimiento, Ciencia, Consejo

* El encuentro con el Señor Jesús, a quien conocemos a través de la predicación de los apóstoles, está siempre mediado por la escucha de la Palabra. Pero hay quien recibe la Palabra de Dios como si fuera una palabra humana más. La inteligencia de la Escritura requiere una lectura o escucha guiada por el mismo Espíritu que la inspiró. Esto demuestra la imperiosa necesidad del Espíritu Santo para una verdadera y durable conversión.

* En esta oportunidad nos referiremos a la acción del Espíritu siguiendo el esquema sencillo de los siete dones, y su relación con las dos grandes facultades del alma humana: la inteligencia y la voluntad. Empezamos por tres dones que apuntan más directamente a la inteligencia:

(1) El don de ENTENDIMIENTO nos permite comprender el sentido de la Sagrada Escritura, relacionando también textos, versículos y pasajes de modo coherente y a menudo complementario.

(2) El don de CIENCIA nos permite reconocer el paso soberano de Dios en la naturaleza y en la historia humana, incluyendo la propia historia.

(3) El don de CONSEJO nos hace sensibles al querer de Dios en el aquí y ahora. Al habituarnos a las vías del Señor nos dispone también para ayudar en el discernimiento de lo que puede ser útil a otros.

Conversión sacerdotal, 2 de 7, Bienaventurados los inconformes

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 2 de 7: Bienaventurados los inconformes

* Los satisfechos de sí mismos y de su mundo no se ponen en movimiento; no lo necesitan. Si se les invita a convertirse, manifiestan extrañeza o enojo. Sólo los inconformes ven el sentido e incluso la urgencia de un cambio real en sus vidas.

* En ese sentido, y en principio, la inconformidad es una gracia, una especie de “gasolina” que puede ponernos en marcha hacia un encuentro renovado con Dios.

* Pero existe el peligro de que esa gasolina se desperdicie en caminos estériles: compensaciones; rebeldía; racionalizaciones; cinismo; desesperación.

* Sin embargo, si uno no cae en esas trampas, avanza en el conocimiento de sí mismo y por un camino de humildad, y de saberse conocido, se llega a una experiencia de gracia, regalo, abundancia. Una dulce y firme sensación de llegada a puerto, y de solidez alcanzada hace posible que se renueve la fe.

Conversión sacerdotal, 1 de 7, Introducción

[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]

Tema 1 de 7: Introducción

* En el contexto del Año de la Fe, y de los veinte años del fallecimiento de Mons. Alfonso Uribe Jaramillo, fundador de estos Retiros Sacerdotales así como de tantas obras de evangelización, damos inicio a esta XXXVII edición de este encuentro, tiempo de gracia.

* Estos retiros tuvieron su inicio en una década difícil para la Iglesia; un tiempo que dejó amargos recuerdos por la dimisión de numerosos sacerdotes, y por todo tipo de experimentos litúrgicos y pastorales, con alguna frecuencia convertidos en fuente de desconcierto y desorientación. Mons. Uribe Jaramillo hace una sencilla y profunda invitación: preguntemos a Dios en la sinceridad de un corazón que ora.

* En el presente retiro tomamos tres ejes; cada eje definido por dos términos, así como una línea recta se define por dos puntos. Queremos referirnos en cada eje a particulares desafíos que enfrenta el sacerdote hoy:

(1) Alegres pero profundos. Sin gozo en el alma, no es creíble la Buena Nueva. Sin profundidad en el corazón, el gozo se vuelve fatuo fuego artificial, que poco deja.

(2) Normales pero extraordinarios. Lo realmente destacado en el sacerdote ha de ser la altura de su amor al estilo de Jesús y por las razones de Jesús. Lo extraño o exótico no evangeliza; pero lo ordinario y mediocre tampoco mueve ni conmueve.

(3) Sólidos pero flexibles. Claros en la doctrina pero capaces de comprensión. El pecado se rechaza pero se acoge con caridad activa y transformante al pecador.

Perfectae Caritatis, 12 de 12, Vida en comunidad

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 12 de 12: Vida en comunidad

* En Colosenses 3,12-1, el apóstol Pablo presenta un retrato muy completo de la vida en comunidad. Él escribe para todos pero sus palabras resuenan de manera especial para la vida religiosa:

Como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre.

* Se destacan tres “mega-actitudes,” es decir: virtudes que de tal manera presiden,cada una, el conjunto de la vida cristiana, que resultan indispensables como práctica continua: el amor, la paz y la gratitud.

(1) Hay tres momentos en el amor: saberse amado; amar al prójimo en razón de Dios, esto es: buscando su bien; y poder comprender y amar al que no nos ama.

(2) Y hay tres fases en la paz: encontrar uno su descanso en Dios; sentirse a gusto en el orden propio de un bien armónico y estable; no perder el tesoro de la paz ni siquiera frente al ridículo, la incomprensión, el desconcierto o la persecución.

(3) También la gratitud se ha de vivir en tres etapas: por la elección que ha hecho de nosotros; porque su bondad nos preserva, defiende y sostiene; porque aún en lo que no entendemos, su mano nos guía.

* Estas tres mega-actitudes “hacen posible” la vida comunitaria, de la cual se dijo en Perfectae Caritatis 15:

A ejemplo de la primitiva Iglesia, en la cual la multitud de los creyentes eran un corazón y un alma, ha de mantenerse la vida común en la oración y en la comunión del mismo espíritu, nutrida por la doctrina evangélica, por la sagrada Liturgia y principalmente por la Eucaristía. Los religiosos, como miembros de Cristo, han de prevenirse en el trato fraterno con muestras de mutuo respeto, llevando el uno las cargas del otro, ya que la comunidad, como verdadera familia, reunida en nombre de Dios, goza de su divina presencia por la caridad que el Espíritu Santo difundió en los corazones. La caridad es la plenitud de la ley y vínculo de perfección y por ella sabemos que hemos sido traspasados de la muerte a la vida. En fin, la unidad de los hermanos manifiesta el advenimiento de Cristo y de ella dimana una gran fuerza apostólica.

Perfectae Caritatis, 11 de 12, Superiores y formadores

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 11 de 12: Superiores y formadores

* Es imposible la renovación de la vida religiosa sin la presencia y acción de superiores que miren con ojos nuevos a las comunidades que se les han encomendado. La novedad de esa mirada está en reconocer, junto a las necesidades corporales y materiales, aquellas otras necesidades que pertenecen al orden de la gracia y la vocación.

* Si preguntamos a los religiosos qué superiores que quieren, cuatro cualidades suelen subrayarse: fraternos, comprensivos, atentos y muy humanos.

(1) Lo importante es que esa fraternidad nazca de Aquel que es “primogénito de muchos hermanos” (Romanos 8,29).

(2) Y si la comprensión y la compasión implican tomar sobre sí los dolores o preocupaciones que otros sufren, entonces el superior verdaderamente comprensivo no se limita a los sufrimientos visibles y materiales sino que entiende que es una tragedia traicionar a Dios o poner en riesgo la suerte eterna.

(3) Estar atento entonces es llamar la atención sobre aquello que hace falta o se ha debilitado y amenaza ruina. No descuidar lo físico o psicológico pero tampoco quedarse en ello. San Pablo escribe: “Está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?” (2 Corintios 11,29).

(4) Y sí, ser muy humanos, sabiendo que Cristo “revela el hombre la hombre mismo” (véase Gaudium et Spes, 22). Un pragmatismo y un materialismo práctico nos han llevado a limitar los diálogos entre superiores y sus religiosos sólo al ámbito de la salud, las vacaciones y los edificios. Pero, ¿es justo cuidar los pisos y descuidar los cimientos de la vocación?

Perfectae Caritatis, 10 de 12, Juventud renovada

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 10 de 12: Juventud renovada

* El pasaje del joven rico, en la recensión de Marcos (10,17-27), nos presenta un dato que hay que destacar: Jesús mira con amor a ese joven. En esa mirada, el Señor le ofrece el tesoro de su compañía, gracia y amistad, que tenían que haber pesado más que los tesoros que aquel joven ya conocía. Al rechazar la mirada de Cristo, el joven hace un pésimo “negocio,” y la certeza de la terrible pérdida de inmediato lo envuelve en tristeza.

* Cristo sigue regalando su mirada que invita, muy especialmente a los jóvenes. Es preciso entonces tener ojos que no se dejen engañar y que luego deban lamentar lo perdido. Los engaños son tres fundamentalmente:

(1) El engaño por acumulación, que pretende mostrar como imposible que logremos cosas grandes porque al hacer la suma de las renuncias a lo largo del tiempo nos sentimos incapaces. Pero esa suma es un engaño; Cristo dice: “a cada día le basta su afán” (Mateo 6,34) Lo que él pide hoy es la respuesta de hoy; mañana será mañana, y eso de acumular sobre el presente las angustias y cargas futuras no sólo es ilógico sino que nos paraliza ante la propuesta divina.

(2) El engaño por impaciencia, que se ve exacerbada por la mentalidad tecnológica que todo lo logra con un “click.” Es tentador desalentarse ante una primera dificultad o ante la propia tardanza en superar malas costumbres. Pero nadie dijo que el camino era corto o los frutos inmediatos.

(3) El engaño por egoísmo, que agranda todo lo propio y descuida o minimiza los dolores, necesidades o problemas de los demás.

Perfectae Caritatis, 09 de 12, Pilares de la renovación

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 9 de 12: Pilares de la renovación

* Tres elementos van íntimamente unidos: la llegada de nuevas vocaciones, la renovación espiritual de la Congregación, y la fecundidad apostólica.

* En el proceso de renovación tienen un lugar destacado las Hermanas mayores porque de manera natural, y en cierto modo inevitable, sus opciones y actitudes son una expresión del futuro que aguarda a las nuevas generaciones.

Perfectae Caritatis, 08 de 12, Camino de Consagración

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 8 de 12: Camino de Consagración

* Santo Tomás de Aquino destaca que la vida religiosa apunta a una perfección “en camino.” Esto indica que el primer deber del religioso es NO DETENERSE.

* Es importante, en este sentido, no contentarse con una definición “negativa” de los votos, como si la perfección del voto estuviera únicamente en aquella de lo que nos priva. Los votos quieren encauzarnos por la ruta de un amor que no puede dejar de crecer y perfeccionarse, hacia una plenitud cada vez mayor de paz, de alegría y de fecundidad apostólica.

* ¿Qué clase de eventos o situaciones tienden a detenernos en el camino? Examinamos tres:

(1) El escándalo, que produce un “shock” de desconcierto y desmotivación. La respuesta es recordar que no vinimos a seguir a tal o cual persona sino a Cristo mismo.

(2) La desesperación, en el sentido de “pérdida de la esperanza.” Se produce a veces por desilusión progresiva que viene como de afuera hacia adentro, o por incoherencia o acedia propia, que va como de dentro hacia afuera. La respuesta es triple: (a) Perseverar en la oración, sobre todo vocal, apoyándose en un texto y no sólo en la propia mente o espontaneidad; (b) Profundizar en el examen de conciencia, pidiendo sincero dolor por nuestros pecados, que incluyen las ingratitudes y las faltas por omisión; (c) Alimentarse del ejemplo de los que han vencido, sobre todo a través de las vidas de los santos.

(3) El cinismo, que tiene siempre como expresión rebajar el ideal en vez de tratar uno de crecer para alcanzarlo. El cinismo suele ser hijo de la desesperación: la persona frustrada por no poder crecer espiritualmente o no poder superar tal o cual vicio, decide declarar que su mediocridad es la norma, y que así están bien las cosas. Pasa entonces a llamar bien al mal, y mal al bien, en contra de la advertencia del profeta Isaías.

Las justificaciones típicas del cínico provienen de tres fuentes: (a) Llamar “normal” a lo que se ha vuelto común; (b) Razonar como si lo reciente o nuevo fuera necesariamente mejor, por ejemplo para justificar un comportamiento vicioso diciendo que “ya estamos en el siglo XXI;” (c) Proclamar que hay que “ampliar la mente” sin tener en cuenta que ampliarla para llenarla de falsedad o de ignominia no es ninguna ganancia.

La respuesta principal al cinismo es recobrar sincero apetito por la verdad; no contentarse con el engaño seductor de la mentira sino dar un paso que restablezca la capacidad de discernir lo verdadero y lo bueno.

Perfectae Caritatis, 07 de 12, frenos y barreras

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 7 de 12: frenos y barreras

* Deben quedar claras dos cosas: (1) No todo lo sucedido después del Concilio se puede atribuir al Concilio: “post Concilium” no es lo mismo que “propter Concilium.” (2) Las dificultades de religiosos o con los religiosos no son fenómeno privativo de los siglos XX y XXI. Ya se trate de los “fratricelli” en el siglo XIV o de las consagradas que difundieron con eficacia la doctrina arriana a partir del siglo III, uno ve que el intento de ser sólo para Dios no siempre termina bien, y con alguna frecuencia la Iglesia ha recibido heridas muy profundas de quienes deberían serle más fieles.

* Dejando eso claro, hay que señalar por lo menos unos cinco frenos y barreras en el camino de la genuina renovación de la vida religiosa:

(1) El desquite. No es poco el peso de un pasado ancestral de explotación o abuso. La presión acumulada genera una rebeldía sorda. O también la necesidad de colmarse de las cosas o placeres de los que uno fue privado en la infancia.

(2) Los vacíos. Aludimos a la parte afectiva. No sólo genera situaciones de incoherencia en la castidad sino también satisfacciones vicarias, como por ejemplo, a través del ansia de poder, o la pretensión de controlar a otros. Otra consecuencia de estos vacíos es el buscar atención, a veces a través de tendencias hipocondríacas o de adolescente.

(3) El mundo. Sus propuestas van en directa contravía a nuestros votos. No puede uno saturarse la cabeza de mundo y pretender que el corazón permanezca colmado de Cristo.

(4) El gremio. Es la tendencia a protegerse uno protegiendo a los que viven como uno, o piensan como uno, o son de la generación de uno, o tienen el mismo oficio de uno, como por ejemplo: teólogos que a toda costa defienden a sus colegas, aún en asuntos de clara heterodoxia.

(5) El “yo.” La tendencia permanente a refugiarse uno en una agenda y unas metas propias, egoístas, a corto plazo, mirando sólo por la propia conveniencia, ganancia o prestigio.

Perfectae Caritatis, 06 de 12, Las causas y los efectos

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 6 de 12: Las causas y los efectos

* ¿De verdad tenemos que ser los religiosos, como lo estamos siendo tan a menudo en esta época, el rostro de la desobediencia y el capricho? Hay ejemplos públicos, dolorosos, bien visibles, como sucede, y se la ha dicho, con Teresa Forcades, Alfonso Llano o Anselm Grün. La teología de muchos otros es confusa o francamente contraria la enseñanza de la Iglesia.

* ¿De donde proviene todo esto? Ciertamente, no del Concilio porque, como se ha mostrado, la doctrina conciliar es sumamente escueta y además muy ceñida a lo que siempre se ha dicho sobre la vida religiosa.

* Parece que la raíz está en un deseo intenso de lograr lo que las comunidades religiosas lograron en otro tiempo pero sin la espiritualidad, la formación y la obediencia que caracterizaron a los que obtuvieron tales frutos. Queremos los efectos pero no las causas.

* Los religiosos santos, entre los cuales hay un buen número de fundadores, llevaron claramente tres sellos: ardiente amor a Cristo; gozosa obediencia a la Iglesia; predilección por los necesitados. Esa es la fuente, o causa, de la que ha surgido su modo de estar en vanguardia, hacer misiones, ser audaces en el pensamiento o abrir formas nuevas de vida cristiana. Sin esa raíz lo que podemos conseguir es repetir un cierto impacto en la gente, pero sólo de manera forzada, puramente externa, por breve tiempo, y con grave mezcla de daños y escándalos.

* El llamado que claramente nos hace el Señor es a una verdadera renovación, como quería y como dispuso el Concilio Vaticano II. Desde un amor renovado se renueva la vida. La consigna que nos queda es: renovemos lo que somos y renovaremos lo que significamos.

Perfectae Caritatis, 05 de 12, Atentos a la raíz

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 5 de 12: Atentos a la raíz

* El número 7 de Perfectae Caritatis destaca el lugar único que la vida dedicada a la contemplación y la penitencia tiene en la Iglesia. La expresión central es “vacar para sólo Dios,” (vacare Deo), es decir: liberarse de todo y estar sólo para Dios.

* Esa expresión va en plena consonancia con lo dicho en el capítulo VI de Lumen Gentium: el religioso ha entregado su “todo” a Dios; se ha convertido en sacrificio pleno, en holocausto.

* El planteamiento conciliar no es un elogio a las vidas de personas específicas sino una clarificación teológica sobre el valor de un signo. La vida monástica, como signo, expresa de modo pleno lo que significa el absoluto de Dios. Si hay elementos monásticos en las demás formas de vida consagrada—por ejemplo: los tiempos de oración y meditación, o el hacer retiros espirituales—es porque la Iglesia quiere que de un modo vital y experiencial todos los consagrados estén atentos a la raíz que histórica y orgánicamente les sostiene.

* Esto no disminuye el valor de la vida apostólica, por supuesto. Según indica el número 8 del mismo Decreto Perfectae Caritatis, el quehacer evangelizador y de caridad pertenece a la naturaleza de esta forma de consagración. Lo que hay que cuidar es que la raíz esté en el amor que nos ha fascinado por completo, y que el signo de nuestro amor sea claro para todos, de modo que nos fiemos de la tecnología, o de la capacidad administrativa, o de los recursos que tengamos en el momento de dar testimonio del Señor. Nada reemplaza el encuentro con un corazón de verdad enamorado de Dios. Es algo que no se puede fingir y que, cuando sucede, cambia vidas.