ABC de la Apologética Católica, 2 de 2, Ataques Formales

[Predicación con las comunidades de la Parroquia del Señor de los Milagros.]

Tema 2 de 2: Ataques Formales

* Son ataques formales aquellos que provienen de grupos, colectivos o instituciones que tienen entre sus objetivos la desaparición de la fe, el descrédito a la Iglesia o en todo caso, el separar a la gente del rebaño de Cristo bajo el cayado de Pedro.

* Ante todo, están los ataques del ateísmo, a menudo porque se piensa que la única verdad de aceptación pública es la verdad de la ciencia. Esta idolatría se llama “cientificismo” y es siempre una desfiguración de la verdadera ciencia.

* Están también los ataques de las sectas, para lo cual es bueno formarse en torno a las objeciones y ataques repetidos. Algunas páginas web particularmente útiles en nuestra formación:

  1. corazones.org
  2. apologeticacatolica.org
  3. ewtn.com
  4. es.catholic.net
  5. fraynelson.com
  6. vatican.va
  7. mercaba.org

ABC de la Apologética Católica, 1 de 2, Ataques Informales

[Predicación con las comunidades de la Parroquia del Señor de los Milagros.]

Tema 1 de 2: Ataques Informales

* La fe no solamente es un inmenso don sino que es el don que preserva los demás dones de nuestra vida espiritual. Sin fe, todo lo demás se derrumba por carencia de sentido.

* Por eso es necesario cuidar, cultivar y defender la fe. Se la puede comparar a una llave que, siendo pequeña, da o niega acceso a toda la casa.

* La parte de nuestra formación cristiana que tiene que ver con este cuidado de la fe frente a los ataques, objeciones , persecuciones o burlas que siempre llegan al creyente es la APOLOGÉTICA.

* En consecuencia: no hacemos apologética por ánimo de ganar discusiones, parecer mejores o aprender muchas cosas en nuestra cabeza. Hacemos apologética porque entendemos que la fe es un tesoro inestimable tanto para nosotros como para nuestros hermanos en la comunidad creyente; y entendemos que esa misma fe será un bien incluso para aquellos que por ahora se oponen a nosotros.

* La fe recibe ataques informales pero también formales. Los informales son los que provienen de circunstancias de vida, muy a menudo inesperadas, sin que haya una organización o sistema que produzca tales dificultades. En esta charla nos referimos a los ataques informales.

* Los ataques informales a la fe provienen sobre todo de dos fuentes:

(1) El problema del mal. En este ítem entran todas las catástrofes, accidentes, enfermedades, que hacen que uno se pregunte: “¿Por qué a mí?” Esa línea de interrogación no tiene, por supuesto, respuesta racionalmente satisfactoria, y por eso fractura o debilita gravemente la fe.

(2) El descuido en el cultivo y alimentación de la fe. En este ítem entran nuestras negligencias y mediocridades que van haciendo de Dios un personaje ajeno, oscuro, incomprensible, y después: caprichoso e inútil.

* Los ataques informales, de suyo,no destruyen la fe pero la dejan en condiciones de ser violentada y atacada por casi cualquier viento de doctrina.

Teología de la Sanación, 4 de 4, Contagio de Vida

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 4 de 4: Contagio de vida

* Ejercicio de “Lectio Divina” a partir del texto del encuentro entre Jesús y el leproso que le suplica: “Si quieres, puedes sanarme.”

* La Ley de Moisés prohibía que el enfermo tocara al sano, porque el enfermo contagiaría de su mal al sano. Jesús muestra que existe el contagio del bien: su salud contagia al leproso, es decir, lo sana.

* Y contagiados por el bien de Cristo, somos capacitados para contagiar a otros: eso se llama evangelización.

Teología de la Sanación, 3 de 4, Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 3 de 4: Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

* Para mucha gente la sanación es como el culmen de su relación con Dios. Sentirse libres de sus limitaciones y enfermedades es lo que más anhelan y por eso, si Cristo les concede esa deseada curación, ello parece como la cumbre y el máximo de su experiencia del amor divino.

* Lo que leemos en la Escritura es muy diferente. Sanarse, sentir la caricia de Dios Padre, poder asirnos a su mano extendida y amorosa, es sólo el comienzo. Cristo no quiere solamente reparar el barco: quiere darle luz y salud al piloto.

* Cabe suponer, incluso, que en su providencia, Dios retrasa algunas de las peticiones que le hacemos porque no nos ve listos para administrar los bienes que Él mismo quiere darnos.

* Avanzar en la sanación consiste, entonces, en no interrumpir la obra divina: al curarnos, él estaba renovando nuestro ser; que esa renovación llegue hasta lo profundo de nuestra alma y de cada una de nuestras decisiones.

Teología de la Sanación, 2 de 4, Señales del Reino de Dios

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 2 de 4: Las curaciones y milagros son señales del Reino de Dios

* Un signo es algo pequeño que remite a algo mucho mayor, como el humo remite al fuego. Uno ve en los Evangelios que cristo parte de realidades muy cercanas a nosotros, y muy materiales, para llevarnos a realidades menos accesibles y más espirituales. Por ejemplo, en Juan 6, de la multiplicación del pan material a la conciencia de que Cristo es el Pan vivo bajado del Cielo, Pan abundante que de verdad sacia el hambre más profunda del corazón humano.

* Según eso, podemos esperar que sus milagros sean más que actos de compasión para personas específicas. La verdad es que son señales de la llegada del Reino de Dios. Esto puede examinarse en cinco curaciones típicas de su ministerio:

(1) La lepra destruye el tejido y asila al enfermo. Otro tanto hace el pecado en el pecador. Cristo sana al leproso y perdona y da conversión al pecador.

(2) La ceguera hace que uno no reconozca los peligros ni sepa de dónde viene verdadero auxilio. Otro tanto hace la ignorancia en el que desconoce a su Dios. Cristo es luz para todos.

(3) La sordera rompe la comunicación. Sordos estamos a la Palabra divina. En Cristo el amor se ha vuelto cercano y comprensible.

(4) La parálisis nos encierra en una prisión de inmovilidad. El pecado nos encarcela en nuestros exiguos intereses. Viene Cristo y abre esa cárcel y nos hace capaces de servir.

(5) Cristo volvió a la vida (re-vivificó) a algunos que habían fallecido, como es el caso de Lázaro. cristo da vida nueva al que cree en él.

Teología de la Sanación, 1 de 4, Obras de Misericordia

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 1 de 4: Las curaciones que realiza Cristo son obras de su compasión

* ¿Qué mueve a Cristo en su ministerio de sanar a los enfermos? Es evidente su compasión pero debemos notar que no se trata solamente de un sentimiento.

* El ser humano es imagen de Dios, nos enseña el Génesis. esa imagen queda deformada por todo aquello que atenta contra la dignidad humana, y principalmente entonces, por el pecado.

* La sanación es, entonces, un camino de restauración de la belleza original que Dios ha querido para cada uno de nosotros. Es un concedernos retornar al plan original suyo: aquello que hemos perdido por nuestras faltas y por la manera como nos han afectado las faltas de los demás.

* ¿Por qué permanecemos ciegos a la fealdad que el pecado trae a la vida? Porque solemos ponernos anteojos que ocultan ciertos tonos y colores. Los principales anteojos de ese disimulo son: (1) “Es normal…” (2) “Es lo actual, es moderno, hoy se piensa o se obra así…”; (3) “Yo no soy ningún santo…”; (4) El fin justifica los medios.

* Ciertamente necesitamos de la luz y la gracia de Cristo para arrojar esos anteojos, ver nuestra realidad y dejar a Dios ser Dios en cambiar nuestra vida.

ESCUCHA, El Espíritu y la Unción

Escuela de Vida Interior, Tema 26: El Espíritu y la Unción

* El Credo afirma que Cristo fue concebido “por obra y gracia del Espíritu Santo.” ¿Qué relación tiene Cristo con el Espíritu? ¿Y por qué necesitamos ese Espíritu los cristianos?

* Un buen punto de partida es el Evangelio de Lucas, que destaca a lo largo de toda su obra el papel irreemplazable del Espíritu Santo, sobre todo en el capítulo 4 de su Evangelio, cuando describe la misión entera de Jesús con las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí…”

* Otro punto de partida es ver la práctica que siguieron los profetas con los reyes, ya desde la época en que Samuel señaló a Saúl como primero de aquella serie. El signo de la elección y de la presencia permanente de Dios es la unción. Mesías quiere decir “ungido;” es la misma palabra que en la lengua griega se dice “christós.”

* Mientras que el agua corre sobre la piel, el aceite de la unción penetra. Con la unción se quiere hablar de la presencia penetrante y transformante de Dios. En efecto, el solo precepto exterior, por sabio y justo que sea a ojos de nuestra mente, no quita el atractivo del mal; esa especie de “encanto” que causa división interior.

* El Espíritu, llegando a nuestro corazón, pacifica esos cuatro “perros bravos” que a menudo contienden entre sí: lo que yo entiendo, lo que quiero, lo que puedo y lo que debo. La unidad interior que trae el Espíritu, al obrar sobre nuestro deseo, genera paz duradera y libertad interior.

* Por otra parte, la unción que recibían los reyes era ungüento aromatizado, de fragancia intensa y penetrante para los de su entorno. Recibir unción es ser capaz de transformar un ambiente.

* Sucede, en efecto, que los mejores talentos se desperdician por tensiones ridículas; o que muchas parejas que hubieran podido ser muy felices se desgastan en interminables conflictos de poder. La acción del Espíritu, al revelar a cada uno su verdad, y al orientarlo hacia la unidad en Cristo, hace posible no sólo cambios interiores sino la renovación misma del tejido social.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

is.gd/vida_interior_03

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

Ejercicio de Alabanza, 5 de 5, La Virgen María, Maestra en la Alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica de Asunción, en Paraguay.]

Tema 5 de 5: La Virgen María, Maestra en la Alabanza

* Aclaración preliminar: ¿Contemplar a María o predicar sobre ella aparta nuestra atención de Jesucristo? Respuesta: ¡No! Contemplar los cuadros de un pintor no hace que nos olvidemos de él. Conocer las historia de recuperación de enfermos curados por un médico no nos aparte de agradecer el talento que tiene.

* Hemos dicho ya que la humildad de la Santísima Virgen nos enseña a bendecir y alabar desde la tierra firme de la verdad. Si meditamos un poco en su Magnificat, vemos que hay por lo menos otros tres bienes en los que ella es ejemplo eminente:

(1) Aunque es una jovencita, su mirada está atento al dolor de otros. No está centrada ni encerrada en sí misma.

(2) Pero ella no se queda en el dolor del pueblo, cosa que la llevaría a la desesperación o al odio de clases sociales, sus ojos descubren el actuar de Dios en la historia, y de hecho, es es el motivo principal de su alabanza.

(3) He aquí una niña que tiene memoria de su pueblo, y que conoce las promesas de Dios para los suyos. ¿Cuántas chicas tienen esa clase de luz y sabiduría hoy?

Ejercicio de Alabanza, 4 de 5, Alabar con el poder del Espíritu

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica en Asunción, Paraguay.]

Tema 4 de 5: Alabar con el poder del Espíritu

* Las imágenes bíblicas sobre el Espíritu Santo nos ayudan a comprender su relación con una vida de fe y con la experiencia de la alabanza.

(1) El Espíritu es FUEGO, y como tal, separa el metal de la escoria; purifica; y reforma. Quitar la escoria es darnos la fuerza de desprendernos del mal que parecía ya parte de nosotros y de nuestra vida. Purificar es ayudarnos a escoger lo mejor, es decir, concentrar nuestro esfuerzo y corazón más y más en el plan de Dios. Reformar es alcanzar la docilidad que hace posible su verdad en nuestra vida.

(2) El Espíritu es VIENTO que refresca y mueve. El paso del Espíritu consuela, alivia, renueva. Pero también empuja; nos lleva más allá de nosotros mismos y nuestros planes, a menudo tan limitados.

(3) El Espíritu es FUENTE que salta hasta la vida eterna. tener la fuente dentro es poder realizar lo que dice san Pablo en 1 Corintios 13: “El amor no lleva cuentas…” Para no llevar cuentas es preciso tener un amor incontable adentro.

(4) El Espíritu es LUZ que declara los misterios divinos. Aprendemos de Lucas 24 que ni siquiera la mejor de las explicaciones trae verdad al alma, a menos que esta reciba la gracia de “abrirse” al Señor. esa comprensión profunda es también la fuente de la alegría que no muere, y de la comunión que todo lo vence.

Ejercicio de Alabanza, 3 de 5, Dimensión comunitaria de la fe y la alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica en Asunción, Paraguay.]

Tema 3 de 5: Dimensión comunitaria de la fe y la alabanza

* Es fácil creer que la alabanza es un fenómeno colectivo comparable al entusiasmo que siente una multitud en un evento deportivo o en un concierto. Pero esa no es la fuente de la verdadera alabanza.

* Es fácil también ver la fe como simple convencimiento interior sin fundamento objetivo, es decir, como algo parecido a la sugestión. Según este enfoque, cada quien cree lo que quiere creer. Pero esa no es la fe desde un enfoque verdaderamente cristiano.

* La fe verdadera es siempre RESPUESTA a un testimonio que se funda finalmente en la palabra de los apóstoles, y que tiene su fuente en la mañana de la Pascua y en el día de Pentecostés. La misma palabra que despierta la fe constituye a la comunidad de los que creen: nuestra fe es, desde el principio, una experiencia comunitaria, compartida, eclesial.

* El pecado, por oposición, es siempre divisivo: divide al hombre contra Dios, a quien ve como una amenaza y una limitación enojosa a su libertad; el pecado divide al hombre contra su prójimo, al que sólo puede ver como objeto de dominación, de temor, de uso o de competencia; y el pecado divide al hombre contra sí mismo, pues el bien que descubre su razón se escapa dolorosamente de su voluntad.

* Frente al pecado, el anuncio que hace presente a Cristo significa reconciliación y unidad recuperada. Por eso, la unidad de la comunidad que bendice a Cristo es la respuesta plena al drama del pecado y la división.

Ejercicio de Alabanza, 2 de 5, Combate espiritual

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica en Asunción, Paraguay.]

Tema 2 de 5: Combate espiritual

* ¿Qué mueve al ser humano? En la antropología de Santo Tomás se destaca el papel que tienen dos tipos de “motores” que él llama “apetitos.” Hay, por una parte, el apetito del deleite, que más formalmente se llama “apetito concupiscible,” y está por otra parte el apetito de lucha o combate, que más formalmente se llama “apetito irascible.”

* Ambos apetitos son parte de nuestro ser y, en cuanto, creados por Dios y dados a nosotros, son buenos. La carencia de motor y de motivación no pueden considerarse como cosas buenas, ni la perfección cristiana consiste en suprimir los apetitos, sino más bien en educarlos.

* La alabanza nos enseña a educar nuestros apetitos porque nos muestra en quién hemos de deleitarnos y por quién hemos de luchar.” Tres personajes de la Biblia resultan particularmente inspiradores en este sentido:

(1) David contra Goliath. Hay que destacar en este relato el desenlace inesperado: el débil vence al fuerte, y la razón es que Dios le muestra a David un camino nuevo. La lección que tomamos de este episodio es que podemos pedirle a Dios que nos sorprenda con su amor pues sus ideas son mejores que las nuestras.

(2) Jeremías predicando en tiempos difíciles. El Señor le dice a él, y también a nosotros: “No te vuelvas a ellos; que ellos se vuelvan a ti.” Es una experiencia que uno tiene a menudo, si sabe perseverar por encima de las burlas típicas entre los amigos o en el lugar de trabajo. La misma gente que en un momento dado se burla y ataca un día llega a pedir ayuda o consejo.

(3) La Santísima Virgen, espejo de humildad: prueba viviente de que somos aceptos y amados por Dios desde la verdad de lo que somos. Es esa, nuestra realidad, la que también ha de servir de base para bendecir al Dios que obra en la vida misma.

Ejercicio de Alabanza, 1 de 5, La fe y la alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica, en Asunción, Paraguay.]

Tema 1 de 5: El cimiento de la fe y la raíz de la alabanza

* Todo en la vida cristiana tiene su fundamento en la fe porque la fe es la puerta que hace posible todo otro don que recibimos del Dios en quien creemos y confiamos.

* Esto implica que nada interesa tanto al enemigo malo como destruir nuestro cimiento atacando la fe. tres son los misiles que con mayor frecuencia dispara contra ese fundamento:

(1) La ignorancia: ante todo, el enemigo quiere que desconozcamos de quién somos hijos y a qué extremos de amor ha llegado por rescatarnos.

(2) La distracción, que nos mantiene incapaces de apreciar el valor del mensaje de salvación que se nos predica.

(3) La confusión, que quiere hacer naufragar la certeza en el ruido. Se da sobre todo por las sectas protestantes, la nueva era, la masonería y el cientificismo.

ESCUCHA, A los 50 años del Concilio Vaticano II, Parte 2 de 2

[Reflexiones en el Primer Congreso de Vida Consagrada de la Diócesis de Zipaquirá, en Agosto de 2013.]

Tema 2 de 2: Claves de interpretación del post-concilio

* No sólo las declaraciones oficiales de la Iglesia no fueron su única respuesta ante la muralla de desconfianza, insultos e incluso persecuciones. Hay que destacar el papel discreto pero enormemente eficaz de varias mujeres: Santa Teresa del Niño Jesús, y su humilde sabiduría; Santa Edith Stein, y la seriedad apasionada de su búsqueda de la verdad; Santa Faustina Kowalska, y el portentoso mensaje de la misericordia.

* Conviene recordar también, entre los varones santos al Padre Pío, y su sentido de la primacía de Dios; y a San Maximiliano Maria Kolbe, y su mensaje de la actualidad perenne del amor al prójimo.

* En Juan XXIII podemos decir que se dan cita tanto la claridad doctrinal de los Papas ya antes citados, y la sencilla y confiable caridad de estas santas y santos de los cien años anteriores a su pontificado. Sus declaraciones llevan el doble sello de una firmeza profunda en los principios y la doctrina, y una mano extendida con amor fraterno, en el deseo de llegar a todos.

* Dado que la actitud sabia y caritativa del “Papa Bueno” ha sido malinterpretada de tantas formas, conviene hacer claridad por lo menos en cuatro términos de los que se ha abusado en el post-concilio.

(1) Diálogo. Se suele entender hoy como una especie de construcción comunitaria de la verdad. Tal acepción no tiene que ver con la certeza que tiene Juan XXIII de que la Iglesia es “Madre y Maestra.” Una metáfora útil es la siguiente. Para evangelizar en Kazakistán tendré que aprender kazakistano pero ese aprendizaje no cambia el mensaje que yo quiero ofrecer sino que al dialogar para aprenderlo, aprendo cómo expresar el Evangelio apropiadamente.

(2) Ecumenismo. Algunos lo entienden como “ecumenismo de mínimos,” es decir, como un mencionar únicamente aquello que compartimos y posponer indefinidamente o sencillamente omitir lo que por ejemplo es más propio nuestro, como la fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía. La mano que Juan XXIII y el Concilio tienden a los “hermanos separados” es fruto del deseo de que ellos no se pierdan de lo que nosotros tenemos. La propuesta es un “ecumenismo de máximos.”

(3) Negociación. dada la ruptura entre Iglesia y Mundo, o entre las confesiones cristianas, es fácil volverse al lenguaje que propone el mundo: negociar. Ello implica, sin embargo, renunciar a la verdad para pasarse al juego de los intereses, las presiones, las mayorías, las intrigas, los “lobbies” y todo aquello que empobrece el nombre de la democracia y está ausente de la Biblia. El verbo negociar, en cuanto a la fe y la moral, es ajeno al pensamiento del Papa Bueno y no tiene un solo texto a su favor en los documentos del Vaticano II.

(4) Misericordia. Se quiere presentar a veces esta virtud, que de suyo es propia de Dios, como una excusa para dar carta de ciudadanía a diversos pecados y conductas pecaminosas. Según ello, sería “misericordia” permitir que un divorciado vuelto a casar comulgue; sería misericordia y “comprensión del Evangelio” que se aprobaran las relaciones homosexuales; sería más propio del Evangelio no insistir en lo doctrinal sino “sencillamente amar.” Tal lenguaje desconoce que, si bien la misericordia nos acoge como somos, no es para dejarnos así sino para llevarnos, a través de la conversión y el cultivo de la virtud, hacia una plenitud libre de pecado y sombra de pecado.

ESCUCHA, A los 50 años del Concilio Vaticano II, Parte 1 de 2

[Reflexiones en el Primer Congreso de Vida Consagrada de la Diócesis de Zipaquirá, en Agosto de 2013.]

Tema 1 de 2: Contexto histórico amplio

* Es importante ubicar la convocatoria y la celebración del Vaticano II en un contexto histórico amplio, porque es el que nos ayuda a entender la intención de Juan XXIII y el verdadero propósito de los documentos que produjo tan importante asamblea.

* Las dos palabras más importantes son Iglesia y Mundo. Se da una ruptura dolorosa que afecta el ser y la misión de los cristianos. Pero, ¿qué raíces tiene ese rompimiento?

* En la llamada “Edad Media” el énfasis de la predicación de la Iglesia es claro: la vida eterna y la santidad. Las realidades temporales aparecen únicamente como contingentes y fugaces.

* A partir de la consolidación del fenómeno urbano, con lo que implica de comercio, bienestar y cultivo del arte, brota un deseo muy grande de conectar con la época clásica del mundo griego y romano. Los líderes de esa avanzada le dieron un nombre a su propio tiempo: “renacimiento;” consideraban que con ellos “renacía” la cultura clásica y que lo que había estado entre la caída del Imperio Romano y esa época nueva de ellos era un largo y más bien oscuro intermedio; por eso le llamaron: Edad “Media.”

* El impulso renacentista lleva a una valoración intensa de lo natural y de lo humano. Casi que de repente, el “aquí” y el “ahora” ganan importancia y relieve, a menudo en detrimento de las preocupaciones por el “más allá” y la eternidad. El “humanismo,” entendido a la manera de un Erasmo de Roterdam, se convierte en la tendencia dominante en el pensamiento y en la cultura. El ideal de la santidad, sobre todo de la santidad monástica, queda desacreditado por vetusto, miope, incoherente, falto de lustre y atractivo.

* El avance en las artes, sobre todo la pintura y al escultura, cada vez es más valorado por sí mismo, y no simplemente como instrumento para una expresión catequética o litúrgica. Los comerciantes serán los grandes patrocinadores (mecenas) de este surgir artístico, convertido en señal de prestigio y de capacidad de influencia en la sociedad.

* La Iglesia es ambigua frente a estos hechos, y los Papas de corte más renacentista y con mayor inclinación a las artes suelen ser recordados por su poco talante pastoral. Julio II es un ejemplo claro de ello.

* La mirada hacia “lo natural” no es sólo artística. A partir de los avances de Copérnico, Galileo y Newton la naturaleza se revela apasionante; escrita con caracteres que quieren ser descifrados, y que, al parecer, pueden ser descifrados a través de la matemática. Pronto se afianza la idea de que el mundo, la historia y el cosmos deben ser estudiados con las herramientas de ese nuevo conocimiento, que es el que aporta la razón. Tales son las raíces de la Ilustración.

* Una nueva clase social lucha por abrirse paso: la de los “intelectuales.” Su obra principal y programática será la Enciclopedia, señal de una aspiración de abordar el mundo y la vida con ojos de investigación, hipótesis, matemáticas, análisis y síntesis. La Biblia es puesta a comparecer ante esos ojos críticos de la nueva ciencia y por supuesto, puesta en ese contexto, se la ve como insuficiente, arbitraria, y sobre todo, como instrumento de dominación de un grupo en la sociedad: el clero.

* Contra el clero y su capacidad de influir en la sociedad enfilan sus baterías aquellos “ilustrados,” entre los que destaca Voltaire, con su lema blasfemo e incendiario: “¡Destruid a la Infame!” [la Iglesia]. La entronización de la “diosa” razón es a la vez el grito de guerra contra la fe en una revelación y en una Iglesia.

* Durante breve tiempo creen aquellos “ilustrados” que se puede afirmar un “dios,” figura lejana, abstracta, cuyo único papel sería servir de fundamento último a la realidad que la ciencia escruta con autonomía y libertad. Pronto ese “dios” inútil es desechado por hombres arrogantes aunque muy brillantes intelectualmente, como Laplace. Pasamos así a una fase de ateísmo racionalista y excluyente, que ya no sólo niega a Dios sino que desea desterrar cualquier vestigio suyo en la sociedad.

* Es comprensible entonces que las primeras reacciones de la Iglesia, en el corazón del siglo XIX, sean fuertes y que tengan el tono de quien da una voz de alarma o hace sonar la trompeta. El “Syllabus” de Pío IX, publicado en Diciembre de 1864, corresponde a ese momento. El tono defensivo de los documentos del Concilio Vaticano I (1870) quiere dar una respuesta más articulada y no sólo enunciativa. El anhelo de restaurar los estudios escolásticos bajo la guía de Santo Tomás de Aquino, con la encíclica “Aeterni Patris” de León XIII (1879), y su interés por la “cuestión social,” con la encíclica “Rerum Novarum” de 1881, reflejan ese mismo interés. La culminación de estos documentos defensivos está, sin duda, en al encíclica “Pascendi” del papa San Pío X, que condensa con el nombre de “herejía modernista” décadas de rupturas, ataques y malos entendidos que ya no sólo vienen “de fuera” sino que se han instalado adentro mismo de la Iglesia, en sacerdotes, facultades de teología y seminarios.

* Así las cosas, puede afirmarse que a principios del siglo XX una larga serie de “ismos” se levanta contra la Iglesia y bloquea una verdadera posibilidad de transmisión de su mensaje: comunismo, modernismo, cientificismo, positivismo… La sensación es dura porque poco a poco la Iglesia va quedando recluida en la irrelevancia y el prejuicio, y al parecer su principal manera de responder ha sido sólo señalar errores y lanzar anatemas. Por justificado que ello pueda ser, es evidente, por lo menos en el corazón de Juan XXIII, que debe buscarse un camino diferente.

* En la mente y los escritos de Juan XXIII son claras dos cosas, al convocar al Concilio Vaticano II: (1) No se trata de estudiar o definir nuevas cuestiones doctrinales: el Papa siente que la enseñanza de la fe está y debe ser clara. (2) Pero sí hay que buscar cómo puede transmitirse mejor esa fe dada la historia de desencuentros entre la Iglesia y el Mundo. Por ello, él mismo define el Concilio como “pastoral.”

Ser Comunidad, 2 de 2, Nacidos del Corazón de Jesucristo

[Retiro de la Comunidad parroquial de Nuestra Señora de la Navidad, en Bello, Antioquia.]

Tema 2 de 2: Nacidos del Corazón de Jesucristo

* El capítulo primero del Evangelio de Juan nos recuerda que no hemos nacido de la carne, ni de la sangre, ni de deseo de varón, sino que hemos nacido de un amor nuevo: hemos nacido de Dios.

* El amor divino ha visitado nuestra tierra en la persona adorable de nuestro Señor Jesucristo. Cada cristiano puede decir: “He nacido del corazón de Cristo.”

* La certeza de nuestro origen es también certeza de nuestra dignidad, como hombres o como mujeres; y es certeza de nuestro valor, de nuestra esperanza, y de nuestro destino eterno. Nuestra vocación es de santidad y de cielo.

* El Corazón de Jesús es también el lugar de su encuentro con el Padre. Con enorme generosidad, Cristo nos abrió ese misterio de amor al enseñarnos a orar con sus propias palabras. El Padrenuestro es el retrato más perfecto del Corazón de Jesús y es también la semilla que contiene en su virtualidad todas las vocaciones de la Iglesia.

* cada frase del Padrenuestro es inspiración para una forma de vida cristiana, y a la vez, la unidad de esta oración perfectísima es un llamado continuo a que seamos uno en la comunidad cristiana.