El mensaje y las palabras de Cristo no dejan duda, no tratemos de distorsionarlos; hagamos todo con humildad por amor a Él con su fuerza y con su gracia.
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[Retiro espiritual con un Grupo de Biblia y Evangelización de la Parroquia de María Reina, en Puerto Azul, Guayaquil.]
Tema 2 de 2: Algunas sugerencias prácticas
* El lugar primero y privilegiado de la Palabra de Dios es la familia. Si la familia no cumple su función de evangelización, mal pueden reemplazarla la parroquia o la escuela.
* Dentro de la familia hay roles básicos, que corresponde de un modo muy profundo a la psicología y el ser del hombre y de la mujer: el hombre ayuda preferencialmente en las fases propias del “entender” mientras que la mujer ayuda particularmente en las fases del “aplicar.”
* La llegada de la Palabra al hogar es un proceso que no debe violentarse. Ayudas posibles: utilizar textos en afiches oportunos; las dedicatorias en las tarjetas; la presencia física de la Biblia en lugar visible y solemne; el hacer lecturas de pasajes escogidos para fechas especiales.
* Pero lo que más ayuda es estar llenos de la Palabra de Dios, de modo que en el día a día de la familia los pasajes bíblicos se mencionen y apliquen con naturalidad y calen en el corazón.
* Todo ello requiere de un ambiente en el que no abunden las imágenes pero sí estén presentes como lugares de referencia, estética y sobre todo, oración.
[Retiro espiritual con un Grupo de Biblia y Evangelización de la Parroquia de María Reina, en Puerto Azul, Guayaquil.]
Tema 1 de 2: Lecciones desde el mundo judío
* Hemos recibido la voz de Dios a través del pueblo elegido que, en circunstancias a menudo difíciles, como la Diáspora, aprendió a vivir de la Palabra, y a cuidarla y amarla como un tesoro.
* ¿Qué recursos fueron particularmente frecuentes y eficaces entre los judíos para darle su lugar a la Palabra de Dios? Cabe citar cinco:
(1) Preferencia por el elemento narrativo.
(2) Aprender a hacer preguntas a texto. Entender tiene dos fases: el entender básico es “darse cuenta” qué es lo que se cuenta; el entender profundo es descubrir qué nos dice el texto sobre quién es Dios y quién es el hombre. Sólo en este nivel avanzado se degusta la sabiduría, la “miel” de la revelación.
(3) A través de comparaciones, aprender a aplicar el texto a la vida. Aplicar tiene también dos fases: la aplicación “como destinatario” me hace descubrir el amor y el poder del Dios que salva; la aplicación “como discípulo” me lleva a compartir con mis hermanos la gracia recibida.
(4) Todo ello implica una enorme importancia de la memoria.
(5) La Palabra no es un conjunto de instrucciones: es motivo de comunión y celebración.