Santa Catalina de Siena, vida y obra, 01, Contexto Historico

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

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Tema 1: Contexto histórico

* Santa Catalina vivió de 1347 a 1380. El siglo XIV en Italia está marcado por una realidad política: lo que podemos llamar una serie de ciudades-estado, entre las que descuellan Florencia, Nápoles, Venecia, y la misma Siena. Los Estados Pontificios son vistos por muchos como una región administrativa más, sujeta a las codicias y contiendas. Las luchas entre las regiones y el abandono de los caminos dejan ver un panorama sombrío en el que abundan el pillaje, el vandalismo y la inseguridad.

* El siglo XIV es también el siglo de grandes epidemias de la llamada “peste.” Los poblados diezmados precipitan en el colapso incluso las actividades económicas más básicas. No sólo murió cerca de una tercera parte de la población de Europa sino que muchos huyeron de las garras de la enfermedad para caer en las de la mendicidad. El efecto fue particularmente devastador en la vida de la Iglesia: monasterios abandonados, ausencia de vocaciones, responsabilidades y puestos que nadie puede asumir. La situación del clero diocesano es aún peor, pues la institución del Seminario como camino de formación institucional sólo surgirá en el siglo XVI de modo que, a una formación muy pobre le sobrevino una escasez dramática. La condición general de la Iglesia es deplorable.

* La señal más visible de ese estado de cosas está en que el Obispo de Roma no vive en Roma. desde 1305 los Papas se han acogido a la protección del reino francés, en la localidad de Avignon. Aunque de un modo práctico eso garantizó cierta estabilidad y protección a la persona del Papa, pero tuvo un efecto destructor en el tono espiritual de la curia, que cada vez se mundanizó más, y un efecto desastroso en el peso que los cardenales franceses consideraron que tenían. A la larga esta será una causa del gran Cisma de Occidente, en 1378.

* Es verdad que la gestión diplomática y sobre todo el testimonio de vida de Santa Catalina lograron que el Papa Gregorio XI regresara a su sede, acabando con muchos desórdenes. Pero este Papa muere en 1378, y la nueva elección, hecha en Roma, recae sobre aquel que escogió el nombre de Urbano VI. Los franceses alegaron que había serias amenazas contra ellos y que por eso habían votado sin libertad, y que por consiguiente su voto era nulo. En ese orden de ideas, ya en Avignon, eligieron de nuevo Papa, que adoptó el nombre de Clemente VII. Catalina misma murió no mucho después, en 1380, pero empeñó lo último de sus fuerzas en apoyar al Papa legítimo, y en orar con ardor inigualable por la Iglesia toda.

Congreso de la Fe, 4 de 4, Creer en todo tiempo y saber celebrar nuestra fe

[Congreso en Poza Rica, México, en Marzo de 2013.]

Tema 4 de 4: Creer en todo tiempo y saber celebrar nuestra fe

* La fe es necesaria en todo tiempo. En el momento malo para evitar la desesperación; en el momento bueno para evitar la soberbia.

* La fe es necesaria en todos los oficios y profesiones, porque sin ella se pierde la perspectiva sobre quién es el ser humano, de modo que sin la verdad de Dios se disuelve la verdad del hombre hecho a imagen de Dios.

* Puesto que la fe es don; puesto que es regalo de tantísimo valor e importancia, es justo agradecerla y celebrarla.

* Para celebrar la fe, los cristianos seguimos el esquema general que viene del pueblo judío. Es un esquema basado en la secuencia temporal pasado – presente – futuro.

* Celebramos la fe en primer lugar mirando al pasado y haciendo MEMORIA de las maravillas del Señor. Esta fase la podemos llamar “anámnesis.”

* Celebramos luego la fe reconociendo en el hoy la PRESENCIA actuante y transformante de Dios por su Espíritu, cuya venida imploramos en la “epíclesis.”

* Y mirando hacia el futuro, confiamos en la PROMESA del señor, y aguardamos su “parusía.”

* Al celebrar la fe nos disponemos también para compartirla, de modo que todo discípulo está llamado a ser un misionero.

Congreso de la Fe, 3 de 4, Enemigos falsos y verdaderos de la fe

[Congreso en Poza Rica, México, en Marzo de 2013.]

Tema 3 de 4: Enemigos falsos y verdaderos de la fe

* La fe es un don que no podemos construir, pero sí está en nosotros, por lo menos, hasta un cierto punto, el cuidar, cultivar y defender ese don.

* Hay conflictos ficticios que oscurecen la naturaleza de la fe y del acto de creer. Son tres principalmente:

(1) La razón y la fe. No son opuestas: tienen su origen en Dios y buscan la verdad. El Nuevo Testamento no nos pide dejar de pensar cuando nos invita a creer. De hecho, la razón ayuda a clarificar, exponer y defender la fe frente a las objeciones contrarias. Razón y fe no se oponen pero racionalismo y fideísmo, sí crean incompatibilidades insolubles. Pero el racionalismo no es racional, ni el fideísmo es genuina fe.

(2) La ciencia y la fe. No son opuestas: la ciencia establece hechos y datos; descubre patrones y suele expresarse en leyes matemáticas, pero cuál sea el sentido de esas leyes, y cuál su origen último, trasciende a la ciencia. No es la ciencia sino el cientificismo lo que se opone a la fe.

(3) El dolor y la fe. No son opuestos, pues, ¿qué se resuelve con no creer? Además, Cristo nunca anunció una vida sin dificultades, sino que dijo que había que tomar la cruz cada día.

* Hay también conflictos reales; tres principalmente:

(1) El ídolo de la prosperidad, que nos llena de arrogancia y falsa seguridad.

(2) La ignorancia, que lleva a herejía o sincretismo.

(3) La lucha contra el poder de las tinieblas. Siempre hemos de recordar que el carácter de don de la fe implica que necesitamos del donante para conservarla: “Líbranos de la tentación.”

Congreso de la Fe, 2 de 4, Renovados al contacto con Jesucristo

[Congreso en Poza Rica, México, en Marzo de 2013.]

Tema 2 de 4: Renovados al contacto con Jesucristo

* Aunque sean diversas las presencias de Cristo, es siempre el mismo Cristo.

* El actuar sigue al ser, decían los filósofos medievales. Cristo no está pasivamente presente sino “activamente” presente. Donde está actúa.

* Memoria, ayuda pedagógica o referencia: ese es el tipo de presencia de los personajes históricos. ¿Es así la presencia de Cristo? Una comparación ayuda a ver que no es así.

* Una expresión como “¡Mao vive!” en realidad significa sólo que sus ideas o su lucha permanecen vigentes.

* Por el contrario, los Evangelios nos muestran que el Resucitado tuvo prácticamente que imponerse sobre los discípulos, que no estaban mal dispuesto sino completamente indispuestos para aceptar algo tan absolutamente nuevo como es la noticia de la resurrección.

* Así pues, la expresión “¡Cristo vive!” no es, como en el caso de Mao, un modo de referirnos a la vida que nosotros le damos a su memoria, sino la vida que él nos da.

* Recibir vida de Jesús es entonces permitirle que él actúe en nosotros, y entrar en interacción con él. Y conviene ver que en cada una de las formas de presencia mencionadas en la primera predicación hay un camino abierto para interactuar de modo vivo con Cristo.

Congreso de la Fe, 1 de 4, La fe y los modos de presencia de Cristo

[Congreso en Poza Rica, México, en Marzo de 2013.]

Tema 1 de 4: La fe y los modos de presencia de Cristo

* ¿Por qué celebrar un “Congreso de Fe”? Porque la fe brota en el encuentro con Cristo, siempre: en el Antiguo Testamento, es encuentro con el Cristo esperado, anunciado, anhelado; en el Nuevo Testamento, es encuentro con la Palabra hecha carne, cuya gloria hemos contemplado, dice San Juan (1, 14); en el tiempo de la Iglesia, es encuentro con el Cristo Total, según expresión de San Agustín.

* Pueden destacarse siete modos principales de presencia de Cristo:

(1) En la Comunidad creyente: “Donde dos o tres se reúnen en mi Nombre, ahí estoy yo,” dice el Señor.

(2) En la creación entera: “Todo fue hecho por él y para él.”

(3) En la Divina Eucaristía, de la que dijo el Señor: “Tomad y comed; esto es mi Cuerpo.”

(4) En los pobres: “Lo que hicisteis a uno de mis humildes hermanos, a mí me lo hicisteis.”

(5) En las Escrituras: “Ellas hablan de mí,” dice Jesús.

(6) En el Cielo: “A la derecha de Dios Padre,” según expresión de San Pablo.

(7) Con los que anuncian el Evangelio: “Cooperando con los que anuncian por todas partes,” según dice el Evangelista Marcos.

Cuaresma de Conversion, 4 de 4, perdonados e instruidos por Jesus

[Retiro para la comunidad hispana de la Parroquia de St. Patrick, en Miami Beach, febrero de 2013.]

Tema 4: perdonados e instruidos por Jesús

* En todo hay amenazas y oportunidades, y ver ambas es necesario. Así es nuestra fe: nos hace realistas pero a la vez, esperanzados.

* “Vete y no peques más,” dice Jesús a la mujer adúltera en Juan 8. El hecho de no recibir condena sino perdón abre una vida nueva en la que ya no debe reinar el pecado.

* Lo mismo encontramos en la escena del hijo pródigo, en Lucas 15. El pecador arrepentido es restablecido en su dignidad de hijo, como lo indica el anillo de familia que recibe, pero además, se le da un vestido nuevo, señal de una etapa y vida nueva.

* El concepto cristiano de perdón hay que relacionarlo con el concepto judío de la justificación. En el mundo semita ser “justificado” es “ser hecho justo,” es decir, poder ajustarse de nuevo al único que es Justo, Dios mismo.

* Lo más importante no es la supresión del castigo sino el restablecimiento de la relación de cercanía y de una comunicación fluida y sin trabas. Perdonados, tenemos acceso a la riqueza, sabiduría y bondad de aquel que nos ama. ¿Cómo no sentir el fuego nuevo de la esperanza? Por eso el camino hacia Dios pasa por el arrepentimiento y el perdón.

* Una última acción de Cristo que debemos destacar es su manera de enseñar. Destacamos tres puntos:

(1) “Amaos los unos a los otros como yo os he amado.” El amor es la clave de la vida, pero no cualquier amor: “Recibe de mi amor para amar,” dice Jesús.

(2) “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?” El amor cristiano no es una transacción ni una inversión ni un pago. Todos en algún momento necesitaremos esa clase de amor, según una conocida frase: “Ámame cuando menos la merezca porque es cuando más lo necesito.” La lógica de la transacción está como escrito en nuestro ADN pero el cristianismo está más allá de nuestro ADN: no es naturaleza sino sobre-naturaleza.

(3) “Sin mí nada podéis hacer.” La frase parece exagerada: hay tanto, aparentemente, que parece puede hacerse. Quizás hay que entenderla así: “Sin mí puedes hacer muchas cosas pero todas serán destruidas.”

* Pon tu fundamento en Jesucristo, sin condiciones, y encontrarás una fuente inagotable de esperanza. Déjate marcar por la obediencia a Jesús.

Cuaresma de Conversion, 3 de 4, sanados y liberados

[Retiro para la comunidad hispana de la Parroquia de St. Patrick, en Miami Beach, febrero de 2013.]

Tema 3: sanados y liberados

* Si tantos experimentan su existencia como un naufragio en el que cada quien se aferra a lo que puede, ¿sobre qué base construir la esperanza? Evidentemente, el naufragio colectivo de la sociedad empuja a apegarse a las alegrías pasajeras o los vicios que engendren satisfacción suficiente para pasar un día más.

* Nuestra esperanza no es ilusión, deseo o fantasía. Nuestra base es el actuar de Jesucristo. Él es la fuente de la esperanza porque aquel que hace distinto el presente nos permite ver el futuro de otro modo.

* La sanación es una de las acciones más características de Cristo. Ser sanado no es simplemente gozar de un alivio en el presente, sino también sentirse mucho más fuerte y consistente para enfrentar el futuro. Por lo mismo, es grave necedad no presentar a Dios nuestras heridas para ser sanados.

* La liberación es otra acción muy propio del Señor Jesús. No para obsesionarse con el actuar del demonio pero sí para tomar en serio lo que dice Efesios 6: “Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra el espíritu que tiene su imperio en los aires.”

* Si uno no reconoce el poder del mal y del espíritu del mal fácilmente toma como últimos responsables de lo malo a seres humanos, olvidando un gran principio cristiano: el pecador es la primera víctima de su pecado. El daño mayor lo tiene el verdugo que crucifica y no el inocente crucificado. Este principio sólo lo entiende bien quien comprende la naturaleza del pecado.