Juan, que presenció la sepultura, reconoce que todo está en orden en el sepulcro: todo, menos Cristo. Nadie roba un cadáver desnudo dejando todo como estaba. Este es el discípulo vio y creyó.
Poder de la fe ante la depresion no-clinica
Hay casos serios de depresión que requieren atención profesional; pero también hay muchos otros casos en que es posible superar la depresión cuando aún no ha tomado fuerza. Aquí se estudian cinco casos y el lugar que la fe en Jesucristo vivo tiene para superarlos.
1. Depresión coyuntural (o eventual). Proviene de una pérdida y requiere seguir los pasos de un “proceso de duelo,” que comúnmente son: shock, negación, ira, tristeza, balance, superación.
2. Depresión por baja auto-estima. La fe puede ayudar grandemente al revelarnos cómo somos únicos e irrepetibles, valiosos, y además santificados por el amor de Dios.
3. Depresión por frustración. La fe nos da tres oportunidades: (a) ¡Es verdad que suceden milagros y se abren puertas inesperadas! (b) Quien se ejercita en la fe se ejercita en la perseverancia y, a menudo, “la constancia logra lo que la dicha no alcanza.” (c) La fe dilata nuestros horizontes: a veces Dios no nos concede algo porque nos tiene preparado algo mejor.
4. Depresión por rechazo a pasado, sobre todo a los propios orígenes. El Evangelio nos muestra los orígenes (la genealogía) de Cristo y en la lista de nombres hay todo tipo de miserias. Jesús con su ejemplo nos ayuda a superar complejos de familia y de etnia.
5. Depresión por miedo al futuro. Quien ha cimentado su vida sobre la Roca, que es Cristo, no tiene temor a los vendavales, terremotos o tormentas. No podrán sacarme del poder de su amor.
La confesion, vista desde la Pascua
El sacramento de la confesión es la aplicación de la Pascua de Cristo a nuestra vida. Por su virtud, destruye tres enemigos: la soberbia, que es cetro del diablo; el espíritu del mundo, que es veneno silencioso como el monóxido de carbono; el respeto humano, que nos encadena en la cobardía y la inercia.
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 7 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 6 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Todo está consumado (tetélestai).”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 5 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Tengo sed.”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 4 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 3 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. — Ahí tienes a tu madre.”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 2 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Sermon de las Siete Palabras – 2011, 1 de 7
Retiro de la Renovación Carismática en la Casa de Jesús – Lima, Perú.
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
Es peligroso parecerse a quienes desecharon a Cristo
Cristo es condenado en un cruce de espantosas incoherencias: Pilato lo sentencia sabiéndolo inocente; las autoridades judías lo acusan de proclamarse rey mientras ellos declaran al César como su rey, renegando así del Reinado de Dios.
En la Cruz he nacido
Al principio, la Cruz de Cristo parece ajena; parece la historia del fracaso de un hombre lejano en el tiempo y la distancia.
Luego sorprende el modo peculiar de su muerte: no tanto lo que le hicieron sino cómo reaccionó él.
Pero uno se cree bueno porque no hace cosas malas. La vida de Cristo muestra que sólo se es bueno cuando se hace el bien, y hacer el bien no es simplemente intercambiar unas cosas por otras, como cuando uno ama al que lo ama. Ser bueno es ser como el Padre del Cielo: es no necesitar excusas ni pagos para hacer el bien.
Entonces uno descubre que en realidad no es bueno, y también descubre que la suma del egoísmo y engaño de cada uno engendra una atmósfera de muerte que todos respiramos.
Con un paso más uno llega a sentir verdadero disgusto del propio corazón, y entonces tiene dos alternativas: la desesperación o la conversión. La conversión es un retorno al misterio de la Cruz, desde la contemplación de la verdad del pecado, de la verdad más pura de lo que es ser “humano” y desde la compasión de Dios. Y entonces la vida cambia, porque uno ha nacido de la Cruz.
Cordero y Siervo
Cristo, asumiendo el lugar del cordero, frena el mal; y asumiendo el lugar del esclavo, abre caminos nuevos a la bondad.
La Pascua es el esplendor de la Cruz
La Pascua de Cristo, es decir, su muerte y resurrección, nos llevan a preguntarnos el para qué de su vida y de su cruz. No se trata solamente de sanar algunas personas con milagros espectaculares, ni tampoco se limita a brindar unos cuantos consejos saludables para vivir bien sobre esta tierra. Para eso no necesitaba derramar su sangre.
Su pasión, en cambio, viene a desarmar la Gran Mentira con la que el demonio ha querido aprisionarnos a todos desde siempre. Esta mentira se resume en este juego: “O abandonas a Dios o abandonas tu felicidad…” Si uno le acepta ese juego al demonio termina pecando y condenándose.
En su cruz, Cristo manifestó la fidelidad a toda prueba, y en su resurrección mostró que en esa misma fidelidad está la genuina felicidad. Así reveló la verdad de Dios, la verdad del pecado y la verdad del ser humano, que, si se acoge a la misericordia inagotable que ha mostrado el Crucificado, encontrará salvación real, profunda, definitiva.
Tres pentagramas para Semana Santa
La Semana Santa es como una sinfonía en tres pentagramas simultáneos: dolor del mundo, dolor de Cristo y amor de Cristo. Su amor dejo escritos dos mensajes en las llagas de su cuerpo: lo grave que es el pecado y lo inmenso que es el perdón de Dios.
Comunion y Comunidad, 10 de 10
Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 10 de 10: Virtudes teologales y vida de comunidad.
FE
– Según la Biblia, la fe no es autosugestión, “energía positiva,” o hacer de cuenta que las cosas son lo que no son. La fe no consiste en cerrar los ojos y concentrarse en convicciones interiores sino en abrir los ojos hasta ver, en profundidad, lo que no resulta aparente.
– Así entendidos, los “ojos” de la fe nos invitan a ver al hermano en su realidad de necesidad ante Dios. La Biblia no paga homenaje al hombre sino a la obra que Dios realiza en él. Así también nosotros, movidos por la fe, vemos al mismo tiempo la necesidad y la posibilidad en el hermano.
ESPERANZA
– Esta virtud no alude sólo al “más allá;” se practica ya en esta tierra cuando acometemos (virtud de la fortaleza) caminos nuevos, como por ejemplo, al responder a una vocación.
– En lo cotidiano, la esperanza nos invita a mirar por encima de nuestras barreras y prejuicios, y a preguntarnos qué NO hemos visto en aquellas personas que hemos etiquetado.
AMOR
– La clave para amar está siempre en que “Dios nos amó primero” como dice la Primera Carta de Juan. El amor fraterno en comunidad no es, pues, asunto de solas relaciones humanas, simpatía, o tolerancia estoica.
– Sabiéndonos acogidos en Cristo, nos entregamos mutuamente a su poder, para que Él haga en nosotros como se cuenta en la Carta a los Efesios: derribando el muro de odio que separaba a judíos y gentiles. El es nuestra unidad; El es nuestra paz.