En la Cruz he nacido

Al principio, la Cruz de Cristo parece ajena; parece la historia del fracaso de un hombre lejano en el tiempo y la distancia.

Luego sorprende el modo peculiar de su muerte: no tanto lo que le hicieron sino cómo reaccionó él.

Pero uno se cree bueno porque no hace cosas malas. La vida de Cristo muestra que sólo se es bueno cuando se hace el bien, y hacer el bien no es simplemente intercambiar unas cosas por otras, como cuando uno ama al que lo ama. Ser bueno es ser como el Padre del Cielo: es no necesitar excusas ni pagos para hacer el bien.

Entonces uno descubre que en realidad no es bueno, y también descubre que la suma del egoísmo y engaño de cada uno engendra una atmósfera de muerte que todos respiramos.

Con un paso más uno llega a sentir verdadero disgusto del propio corazón, y entonces tiene dos alternativas: la desesperación o la conversión. La conversión es un retorno al misterio de la Cruz, desde la contemplación de la verdad del pecado, de la verdad más pura de lo que es ser “humano” y desde la compasión de Dios. Y entonces la vida cambia, porque uno ha nacido de la Cruz.

La Pascua es el esplendor de la Cruz

La Pascua de Cristo, es decir, su muerte y resurrección, nos llevan a preguntarnos el para qué de su vida y de su cruz. No se trata solamente de sanar algunas personas con milagros espectaculares, ni tampoco se limita a brindar unos cuantos consejos saludables para vivir bien sobre esta tierra. Para eso no necesitaba derramar su sangre.

Su pasión, en cambio, viene a desarmar la Gran Mentira con la que el demonio ha querido aprisionarnos a todos desde siempre. Esta mentira se resume en este juego: “O abandonas a Dios o abandonas tu felicidad…” Si uno le acepta ese juego al demonio termina pecando y condenándose.

En su cruz, Cristo manifestó la fidelidad a toda prueba, y en su resurrección mostró que en esa misma fidelidad está la genuina felicidad. Así reveló la verdad de Dios, la verdad del pecado y la verdad del ser humano, que, si se acoge a la misericordia inagotable que ha mostrado el Crucificado, encontrará salvación real, profunda, definitiva.

Comunion y Comunidad, 10 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 10 de 10: Virtudes teologales y vida de comunidad.

FE

– Según la Biblia, la fe no es autosugestión, “energía positiva,” o hacer de cuenta que las cosas son lo que no son. La fe no consiste en cerrar los ojos y concentrarse en convicciones interiores sino en abrir los ojos hasta ver, en profundidad, lo que no resulta aparente.

– Así entendidos, los “ojos” de la fe nos invitan a ver al hermano en su realidad de necesidad ante Dios. La Biblia no paga homenaje al hombre sino a la obra que Dios realiza en él. Así también nosotros, movidos por la fe, vemos al mismo tiempo la necesidad y la posibilidad en el hermano.

ESPERANZA

– Esta virtud no alude sólo al “más allá;” se practica ya en esta tierra cuando acometemos (virtud de la fortaleza) caminos nuevos, como por ejemplo, al responder a una vocación.

– En lo cotidiano, la esperanza nos invita a mirar por encima de nuestras barreras y prejuicios, y a preguntarnos qué NO hemos visto en aquellas personas que hemos etiquetado.

AMOR

– La clave para amar está siempre en que “Dios nos amó primero” como dice la Primera Carta de Juan. El amor fraterno en comunidad no es, pues, asunto de solas relaciones humanas, simpatía, o tolerancia estoica.

– Sabiéndonos acogidos en Cristo, nos entregamos mutuamente a su poder, para que Él haga en nosotros como se cuenta en la Carta a los Efesios: derribando el muro de odio que separaba a judíos y gentiles. El es nuestra unidad; El es nuestra paz.

Comunion y Comunidad, 09 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 9 de 10: Virtudes Humanas, 2a. parte.

FORTALEZA

– Tiene dos aspectos la fortaleza: acometer y resistir. Esto segundo, e smucho más difícil, en la vida espiritual, porque implica vencer tentaciones, ser constante y alcanzar la persevrancia. El arte no es comenzar con entusiasmo sino perseverar con dedicación.

– Perseverar implica darse cuenta que el demonio es inteligente y paciente. El pecado sabe disfrazarse de mil modos, hasta el punto que personas de gran valía y preparación han terminado diciéndose mentiras por seguir su propio camino lejos de la Iglesia. Ejemplos: M. Lefebvre decía ser fiel a la “Roma Eterna” y muchos progresistas herejes dicen ser fieles al “espíritu del concilio.”

– La respuesta es perseverar con una firme y consciente resolución de permanecer en cuerpo y alma a la Iglesia: fieles al Espíritu Santo y fieles a nuestros legítimos superiores y pastores.

TEMPLANZA

– Esta virtud nos mueve a regular apropiadamente los apetitos de comodidad y de placer.

– El ambiente cultural actual hace difícil la templanza porque ha incrustado en la mente de muchos la equivalencia entre lo espontáneo, lo auténtico y lo genuinamente libre.

– Una corriente derivada de la psicología de Carl Rogers parece particularmente próxima a esa mentalidad, y las consecuencias han sido devastadoras para muchas comunidades religiosas en las que se han exacerbado todo tipo de problemas de afectividad.

– La equivalencia entre espontaneidad y autenticidad si no lleva a cometer torpezas físicas sí que afianza una mentalidad “carnal” en el sentido paulino del término, que incluye sobre todo partidismos, facciones, envidias y otros frutos dañados de esta clase.

– Por el contrario, es fruto del Espíritu el dominio de uno mismo, según enseña el mismo apóstol en Gálatas 5.

– La respuesta parece estar en cultivar ese dominio de sí mismo y mirar a la Cruz como expresión del auténtico amor. “Ama y haz lo que quieras” vale solamente si se trata de un amor que ha pasado por la pascua.

Contexto de los origenes de la Orden Dominicana

Conferencia para un grupo de estudiantes de filosofía de la Universidad Nacional de Colombia.

Presentación resumida de los varios factores que confluyen en la transición del siglo XII al XIII: el movimiento cátaro, la entrada de Aristóteles, la avanzada intelectual del Islam, el nacimiento de las universidades.

Domingo, nacido en tierra de castillos, que por eso es llamada Castilla, conoce lo que vale defender la fe. Bajo la guía e inspiración del obispo Diego de Osma, y leyendo los signos de su tiempo, descubre la importancia del testimonio coherente de la fe, así como del diálogo basado en el respeto y la búsqueda de la verdad. Su esfuerzo florece primero en una fundación de monjas (Monasterio de Prulla, 1205), y luegpo en una comunidad de frailes (Tolosa, 1215). Pronto dispersa a sus frailes, pues ha tomado conciencia de que Tolosa es sólo imagen de una realidad más amplia que envuelve al orbe cristiano.

Nace así la Orden de Predicadores. No mucho después de fundar a los frailes muere en Bolonia en 1221. Estaban puestas las bases firmes para albergar el talento y la virtud colosales de hombres como Alberto Magno y Tomás de Aquino.

Comunion y Comunidad, 08 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 8 de 10: Virtudes Humanas, 1a. parte.

PRUDENCIA

– Es la virtud que mueve a pensar y decidir rectamente sobre lo que debe hacerse o no hacerse. Ser “prudente” no debe considerarse como sinónimo de no actuar, ni tampoco de actuar con disimulo.

– En una comunidad todos hemos de cultivar la prudencia porque hay ocasiones en que pequeñas acciones o respaldos o falta de respaldo traen serias consecuencias. Pero corresponde especialmente a los formadores (maestros) y a los superiores cultivar esta virtud.

– Los formadores han de procurar ser dóciles al Espíritu, nunca considerarse dueños de la vida o la vocación de nadie, y saber que cuanto digan o hagan lo recibirá cada quien según su propio carácter, por lo que hay que conocer el terreno para anticiparse un poco a qué sentido dará cada formando a las palabras o gestos que se le presenten.

– Los superiores han de pasar por varias muertes: renunciar a menudo al propio proyecto en aras del proyecto de la comunidad, o mejor aún: el proyecto de Dios. Cuiden de no quedarse con una parte de la comunidad marginando a otros, y busquen construir unidad en torno a Cristo.

JUSTICIA

– En sentido bíblico consiste en “ajustarse” al querer y plan de Dios.

– Enemiga de la justicia es la racionalización, sobre todo la de tipo espiritual, que toma muchos rostros, por ejemplo: clericalismo, justificiación de privilegios, considerarse uno excepción de la regla, y más.

– El camino de la justicia pasa a menudo por la denuncia. Es preciso oarar, autoexaminarse, pedir consejo, buscar el momento oportuno, pero finalmente sí hay que hablar.

Comunion y Comunidad, 07 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 7 de 10: Breve historia de la noción de virtud.

– Aunque el individualismo propio de la Modernidad sitúa el tema de la plenitud humana en el ámbito estrecho de la satisfacción de necesidades y deseos sólo personales, una visión más amplia a la historia de la humanidad muestra que tal plenitud ocurre de modo mucho más natural y frecuente en comunidad.

Areté, en griego, o virtus, en latín, aluden a facultades, destrezas o capacidades que en principio pueden usarse para bien o para mal.

– Aristóteles propone una “ética de virtudes” necesaria para la vida en la “polis” (la “política”). El objetivo es alcanzar la “eu-daimonía” que es algo así como el florecimiento o plenitud de lo que uno puede llegar a ser.

– Para Tomás de Aquino, la virtud tiene ya una connotación decididamente positiva: es un hábito bueno, contrapuesto al vicio, que es el hábito malo. El ejercicio de la virtud, así entendida, hace adelantar el camino hacia un bien objetivo, que es la posesión de Dios en la bienaventuranza.

– La moral de Tomás es, entonces, objetiva, pero no es “objetivante,” es decir, no desconoce los aspectos propios de la intención y de las circunstancias, que también pueden ser interiores al sujeto.

– Su modelo del bien humano goza de equilibrio y ha sido asumido muy integralmente por la Iglesia como referencia moral prácticamente universal.

Comunion y Comunidad, 06 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 6 de 10: Memoria, imaginación, narración.

– La biblia, y en general los pueblos de la antigüedad, en buena parte garantizaban su cohesión interna a través de la memoria colectiva.

– Los ancianos y maestros tenían como primer deber transmitir a los menores y recientes el testimonio, los relatos primigenios, los personajes principales y las claves de lenguaje que después servían de vínculo espontáneo en la comunidad.

– La memoria, servida por, y al servicio de la imaginación hace que el relato enlace con la vida. Es parte de lo que logra Cristo también con sus parábolas.

– Los judíos supieron apreciar el tesoro de la Palabra revelada e hicieron de ella alimento que, a fuerza de masticarlo, afloja su sustancia y crea unas referencias comunes para el común de los creyentes.

Comunion y Comunidad, 05 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 5 de 10: Base humana en la construcción de comunidad.

– Lo que la persona espera de la comunidad puede sintetizarse en dos palabras: respeto y apoyo.

– Lo que la comunidad suele esperar de la persona se sintetiza en:

1. Disciplina: que llegue a aprender–discere–y en principio se adapte a lo que hay;

2. Compromiso: que asuma sus responsabilidades y haga su parte en la tarea;

3. Comunicación: que no espere que le “adivinen” lo que está pensado, planeando, sintiendo o viviendo;

4. Agrado: que facilite la convivencia y sepa tener algunos detalles de afecto con los demás.

– Altamente apreciables son también: la lealtad (usar con prudencia la verdad que se conozca de la comunidad o de personas en particular); y la alegría (capacidad de integrarse en el momento de la fiesta).

Comunion y Comunidad, 04 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 4 de 10: Origen de nuestra noción de individuo.

– Lo que puede parecer natural o incluso forzoso, en realidad tiene su origen. En una sociedad humana global de “naciones” lo común hoy es verse cada uno como un “individuo”. ¿De dónde surge esto?

– En el siglo XVI Lutero lanza la consigna: “mi Biblia y mi conciencia;”

– En el XVII, Descartes implanta la duda metódica como fundamento del conocimiento y traduce así el problema de la VERDAD al problema de la CERTEZA (del sujeto).

– En el XVIII, Kant invita a todos a “atreverse a pensar” con su propia cabeza. La Ilustración, de la que él se siente heraldo, difunde en Francia la idea del “ciudadano” cuyos derechos han de ser tutelados por el Estado; pero ahora este Estado es en sí mismo un aparato estatal anónimo y reemplazable.

– En el XIX, la Revolución Industrial mira al ser humano como simple engranaje de producción. Marx quiere que sea una herramienta de cambio social. En medio de estas dos tendencias lo humano es ahora minúsculo y enteramente negociable.

– En el XX, la Modernidad alabada por Kant hace crisis y muestra su rostro oscuro en la agresividad de las Guerras Mundiales, y en la devastación ecológica del planeta.

– Sartre entonces enseña a una generación desencantada que el ser humano no tiene “esencia” sino sólo “existencia.” En la práctica eso quiere decir que cada uno puede dar a su vida el significado que quiera pero no puede imponérselo a nadie. Es decir: cada uno es prisionero de su propia voluntad, nominalmente libre, y de su minúsculo universo de significado.

– Surge así la generación postmoderna que sólo cree en el instante, en la gratificación inmediata y en el micro-cosmos cálido de los amigos cercanísimos.

– Este mismo proceso, sin embargo, tiene facetas positivas: conciencia global, ecológica, primacía renovada del afecto, la lealtad y la amistad.

Comunion y Comunidad, 03 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 3 de 10: Sobre prejuicios y racionalizaciones.

– Las exclusiones sobreviven en el tiempo sostenidas por racionalizaciones, es decir, explicaciones que con apariencia de verdad justifican una postura que ha adquirido fuerza de costumbre.

– Racionalizar resulta sencillo y como espontáneo porque todos tendemos a la inercia, esto es: nos gusta tener un mapa fijo de quiénes son amigos y quiénes enemigos. Al obrar así, por supuesto que nos perdemos de abundantes riquezas humanas y de incontables bendiciones que Dios quería darnos.

– Vencer la racionalización implica ponerse en la búsqueda seria de qué es lo verdadero, más allá de lo aparente, lo popular, o lo acostumbrado. Ni lo antiguo por antiguo, ni lo nuevo por ser nuevo.

– Para superar el prejuicio se requiere también una apertura profunda al Espíritu Santo de Dios, y clara conciencia de que Cristo está realmente presente entre nosotros, de modo tal que tratemos todo lo de la Comunidad como tratamos la presencia eucarística del Señor.

Comunion y Comunidad, 02 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 2 de 10: Dos verbos fundamentales: diferenciar y excluir.

– Lo contrario de comunidad es división. Pero no toda división hace daño. Hay diferencias que enriquecen y también polarizaciones que destruyen. ¿Cómo distinguir unas de otras?

– El proceso que se ha dado a menudo es pasar de excluir a no diferenciar. Así se ha pasado del machismo a la ideología de género; o del racismo a la pretensión de que toda las razas son iguales en todo; o de las diferencias de clase al comunismo.

– Una verdadera respuesta es quitar las exclusiones injustas y afirmar las diferencias legítimas. Lo uno y lo otro lo aprendemos a la luz del plan del Creador.

– Las exclusiones injustas todas brotan del corazón humano. El botón de excluir lo tenemos todos y está siempre conectado con el motor de la afirmación idolátrica del propio yo. La única respuesta genuina es darle el lugar del trono a Cristo.

Comunion y Comunidad, 01 de 10

Comunión y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 1 de 10: Introducción – Una visión general de familia y comunidad en la Biblia.

– En la Escritura no son numerosos, ni mucho menos, los ejemplos de familias unidas o felices. Muchos de los grandes personajes provienen de situaciones “disfuncionales;” pero Dios está más allá de la disfuncionalidad.

– No hay una receta para saber qué tan sanos (física, mental o emocionalmente) hemos de estar, en orden a ser santos. Dios en parte quiere “transformarme” y en parte “ubicarme;” lo que es impedimento en un algún caso puede ser incluso ventaja en otro.

– Dentro del caminar del pueblo de Dios como pueblo destacan algunos grupos: los ancianos, que son testigos de las maravillas de Dios; los profetas, amigos de Dios que alcanzan a discernir sus planes; los reyes, ungidos para la unidad y el avance en fidelidad a la alianza.