El ‘cuento’ de ser cristianos católicos

[Predicación en el evento “Para tu Gloria” organizado por la Banda Blanco y Negro de los Frailes Estudiantes Dominicos de Colombia.]

* Se puede decir que nuestra fe brota de un “cuento,” no en el sentido de una fábula, sino de un relato. A ese relato lo llamamos EVANGELIO, y es la narración de lo que Jesucristo hizo y padeció.

* La EVANGELIZACIÓN es, básicamente, compartir ese relato. El acto de entregar esa historia y por consiguiente, el acto correspondiente de recibirla, es la “parádosis” en griego, la “traditio” en latín: es la TRADICIÓN. La Iglesia sostiene que la fe proclamada en la Biblia no nos llega íntegra sino a través de la TRADICIÓN.

* ¿Qué hace único el “cuento” de Jesucristo? Dos cosas: en un primer momento, la EVANGELIZACIÓN y nos hace ver que no tenemos vida sino que nos hemos limitado a SOBREVIVIR.

* SOBREVIVIR es limitarse a aplazar la muerte mientras uno se dedica a producir, consumir y entretenerse. Para SOBREVIVIR uno se confina a una especie de prisión voluntaria en la que el horizonte se hace mínimo y sólo se ven los propios ídolos, miedos, resentimientos, transacciones de afecto y dinero.

* En un segundo momento, cuando Jesucristo llega a través de la EVANGELIZACIÓN nos muestra qué sucede cuando Dios reina, es decir, nos predica el REINO DE DIOS. pronto uno se da cuenta que el horizonte se amplía hasta el infinito. se siente la ALEGRÍA de ver colmado un inmenso vacío que uno llevaba por dentro, y que en realidad Dios mismo había dejado al crearnos.

* La alegría de ser evangelizado es algo que no se puede falsificar y que tampoco deja margen de dar marcha atrás. La mente ha sido llevada más allá de sí misma. Por eso hablamos de una METÁNOIA, una CONVERSIÓN. Su fruto es llevarnos a ser parte de la comunidad de los convocados, la EKKLESÍA, la IGLESIA. No hay verdadera conversión sin pertenencia a la Iglesia.

* Para que la convicción interior se produzca y para que la pertenencia externa y visible se llegue a dar, uno necesita la persuasión que va más allá de las palabras humanas. Es una GRACIA que sólo podemos pedir al ADVOCATUS, al PARÁCLITO, es decir, el ESPÍRITU SANTO.

Banda Blanco y Negro

Evento "Para Tu Gloria"

Autoridad y Liderazgo, 3 de 3, La formación de un líder

[Retiro espiritual con los jóvenes de la Comunidad Betania, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.]

Tema 3 de 3: La formación de un líder

* El amor; el ser dignos de confianza; la mansedumbre, y sus virtudes hermanas: la pureza y el dominio de sí, son esenciales en el corazón de un líder. Pero llegar a la estatura de la verdadera autoridad es un proceso más amplio, que a la vez incluye muchos detalles, en distintas áreas, sobre todo cinco:

(1) Oración. Hay que evitar dos extremos: el mecanicismo (repetir por repetir) y el espontaneísmo (convertir la oración en un simple expresar uno su interioridad). Lo recomendado es partir de una base externa, como la Eucaristía, la lectura bíblica, el Rosario, o la Liturgia de las Horas, y desde ahí levantar el corazón hacia Dios sin olvidar las intenciones de nuestros hermanos.

(2) Formación. Tiene dos partes: en la doctrina y en las virtudes. Para la parte de doctrina y de nuestro entendimiento, necesitamos cercanía con la Sagrada Escritura, consulta frecuencia y alguna profundización sobre el Catecismo, y un buen elenco de páginas de Internet sobre los temas principales. En las virtudes ayudan mucho lecturas de Josemaría Escrivá como Camino, Surco y Forja.

(3) Identidad. En particular aquí queremos referirnos a la diferencia entre hombres y mujeres. Por una parte, el proyecto vital de las mujeres, sobre todo jóvenes, hace que no necesariamente se sientan llamadas a ser visibles y a tener “poder.” La persona en el poder tiene a todos y no tiene a nadie, y eso no necesariamente es atractivo para aquellas que quieren asegurar no el afecto de una multitud sino el construir un hogar con alguien especial. Ello empuja en la dirección de un mayor número de líderes masculinos a ciertas edades pero también implica que esos líderes hombres tendrán que cultivar virtudes un poco más frecuentes en el corazón femenino: mansedumbre, misericordia, empatía, humildad, sentido de pertenencia.

(4) Comunidad. Dos indicaciones: (i) Sólo se hace comunidad en el espíritu del lema de Chiara Lubich: “Jesús en medio.” (ii) Cada uno es importante; cada uno tiene un lugar y un llamado.

(5) Evangelización. Dos indicaciones básicas: (i) Creer y celebrar en clave de Iglesia, con un corazón abierto a toda la obra del Espíritu en toda la Iglesia. (ii) Sólo se aprende a evangelizar evangelizando. No basta la teoría; hay que equivocarse.