Teorias y Modelos del Yo, 2 de 2

Escuela de Vida Interior, Tema 19: Teorías del YO que han cimentado el relativismo.

Para distinguir entre el falso y el verdadero conocimiento de sí mismo conviene hacer un recorrido por la historia, la filosofía y la psicología, aunque sea brevemente. En esta ocasión nos referimos a tres personajes del siglo XX que ilustran las raíces del pensamiento subjetivista y relativista de nuestra época.

Carl Gustav Jung (1875-1961) fue por un tiempo discípulo de Sigmund Freud, con el cual tiene algunas coincidencias. Lo mismo que Freud, Jung considera que la luz de lo consciente es comparativamente muy pequeña, de manera que la mayor parte de lo que uno “es” pertenece al dominio de lo inconsciente.

Pero Jung se distancia de Freud en varias cosas. Para Jung lo inconsciente no necesariamente está determinado por contenidos de origen sexual o libidinoso. Freud cree haber encontrado algunas puertas hacia lo inconsciente, por ejemplo, la libre asociación (el hablar sin inhibiciones, tipo desván), la interpretación de los sueños, o el examen de los mecanismos de defensa. Para Jung, en cambio, el inconsciente es lo no-consciente y no-conscienciable: no existe un método real que lleve a lo no conocido y cognoscible.

Otra diferencia entre estos dos pensadores es que para Jung lo inconsciente no es individual en su origen. Todo lo contrario. De hecho, el proceso más importante del crecimiento personal es la “individuación,” es decir, el proceso que lleva desde el “inconsciente colectivo,” que es como un depósito profundo e indiferenciado de arquetipos, hacia las opciones y decisiones de la persona como individuo. El proceso de “negociación” entre el subsuelo de imágenes y referencias comunes, por un lado, y las opciones que el individuo va tomando, es exactamente lo que constituye el “crecimiento personal.”

Debe destacarse que, por su misma naturaleza de “inconsciencia,” los arquetipos no son ni buenos ni malos, ni verdaderos ni falsos. Desde una perspectiva Jungiana no tiene sentido preguntarse si Dios existe o si el demonio realmente tienta a las personas. Lo único que importa es que hay seres humanos para los cuales hay colosales arquetipos como “la divinidad” o “la maldad en persona.” Por eso la religión no pertenece, según Jung, al terreno de lo verdadero.

La lógica consecuencia es que el proceso que él llama de “individuación” no está ligado a parámetro alguno de tipo objetivo. Simplemente, cada uno ha de aprender a reconciliarse con sus zonas oscuras y aprender a convivir con sus demonios (algo muy semejante predicó Anselm Grün en Colombia, 2012).

Jean Paul Sartre (1905-1980), filósofo francés, icono del existencialismo de la postguerra, llegó a convertirse en una especie de profeta para un mundo profundamente desencantado, incapaz de fiarse de los grandes relatos de la razón o de la fe.

En continuidad temática con el existencialismo de Kierkegaard, pero en profunda discontinuidad con la atmósfera cristiana de este último, Sartre percibe la contingencia infinita de la vida misma. Declara entonces que la vida es “una pasión inútil;” no se puede extraer sentido o significado de la vida: hay que dárselo. Según él, la existencia precede a la esencia, es decir: cada quien, en las opciones que toma por el camino del existir, va configurando su esencia, lo que es.

Si es un hecho firme que la vida carece de significado más allá de las decisiones del individuo, predicar un sentido para la existencia es engañar, y si de tal engaño se vale uno para crear una institución robusta y poderosa, como puede ser un gran partido político o una gran comunidad de creyentes, hay que hablar de “mala fe.” La mala fe, según Sartre, es el modo de obrar de aquel que sabe, porque no puede ignorar, la contingencia de la vida, pero pretende actuar como si las cosas no fueran así.

La única manera de librarse de la mala fe, es instalarse en la desprotección honesta de la autenticidad, esto es, asumir la existencia sin lo que él considera “máscaras” o mentiras. Por supuesto, esto implica “liberarse” de la idea de Dios y avanzar sin esperar nada de las cosas (ni de las personas).

John Lennon (1940-1980) puede bien considerarse como el profeta de otro modo de individualismo. Su muy famosa canción Imagine describe un mundo en el que hay paz porque ha desaparecido toda autoridad y toda referencia sobrenatural. Para Lennon lo único realmente importante es que cada quien encuentre algo que realmente lo apasione y luego se deje guiar por esa inspiración o llamado. desde esa perspectiva, las instituciones que pretenden señalar caminos y comportamientos a las personas, por ejemplo, las iglesias, los partidos políticos, o los patriotismos, son prisiones para la verdadera libertad y para el verdadero yo.

Una idea semejante encontramos en el escritor popular Paulo Coelho. Según éste, cada persona tiene que seguir el llamado del propio corazón, porque cada uno va escribiendo en cada día de su vida una página más de un relato irrepetible. Tales pensamientos son de muy buen recibo en una cultura que quiere centrarlo todo en las decisiones de un yo desconectado de cualquier referencia exterior, bajo la premisa de que toda influencia es negación, opresión o supresión.

El mundo postmoderno, el mundo que vive bajo el doble eclipse de la razón y de la fe, ha sido denunciado por el Papa Benedicto XVI, quien ha mostrado con agudeza que no es verdad que el declinar de la fe sea victoria de la razón, ni mucho menos que el oscurecimiento de la razón sea un amanecer para la fe. Muy al contrario, nuestros contemporáneos, especialmente nuestros jóvenes, sufren la fragmentación, incluso la pulverización, de su yo bajo la tiranía del dogma que prohíbe al corazón alcanzar la Verdad con mayúscula.

Otro será el lenguaje si entra Cristo en la escena.

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Este tema pertenece al Capítulo 02 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 02 está aquí:

is.gd/vida_interior_02

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

16 Palabras de Vida para jovenes

[Predicación en el Grupo “Mensajeros de Jesús” de La Paz, Bolivia – Septiembre de 2012.]

* No pongas tu orgullo en las circunstancias de tu origen, ni de ellas hagas excusas para tus errores.
* Aprender no te hace daño; aprende de todos: mayores, menores, enemigos y amigos–en ese orden.
* ¿Eres católico? Prepárate mental y emocionalmente para ser minoría. Sin complejos.
* Tres grandes escuelas empiezan con la letra S: soledad, silencio, sufrimiento.

* No esperes a que te contradigan para corregirte.
* Lo valioso sale de las mentes con capacidad de enfoque y resistencia. De las demás sale lo demás.
* Escoge: ¿vas a ser sólo consumidor toda tu vida? Si no, ¿qué vas a dejar que valga la pena?
* Tu lenguaje más perfecto es tu cuerpo; toda impureza te hace borroso ante ti mismo.

* Desconfía de los que venden millones de copias de la receta para ser original.
* Quien te invita a rebelarte contra todo quiere adueñarse totalmente de ti.
* La verdadera grandeza no se construye humillando a nadie; tampoco a ti.
* Vuelve a menudo a esta pregunta: ¿qué bien estoy haciendo a mis amigos?

* Si hay una edad en la que tienta más la soberbia, esa es la edad que necesita más rendirse ante Dios.
* No puedes darle la espalda a Jesucristo sin dar la espalda a lo mejor de ti.
* Busca la verdad hasta el fondo: encontrarás que nada hay más alegre que un católico coherente.
* Toma en serio tu fe. Eso significa: dale de tu tiempo, tu dinero y tu afecto.

ESCUCHA, Te necesito, Espiritu Santo, 4 de 4

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* El Espíritu Santo viene de lo íntimo del misterio del Padre y va hacia la profundidad, alcanzable para cada uno de nosotros, de lo que cada uno es en su realidad más profunda.

* Por eso conocemos al Espíritu más por sus obras. Su luz ilumina el entendimiento, concediéndonos asentir a la verdad sublime que rebasa nuestra razón; su amor sana nuestra voluntad “afectiva” y sostiene nuestra voluntad “efectiva;” su acción en nuestra memoria nos ayuda a tener presentes los bienes recibidos así como las consecuencias reales del pecado.

* El Espíritu es generoso en sus dones. Cuatro elevan principalmente nuestra inteligencia hacia Dios: son los dones de entendimiento, ciencia, consejo y sabiduría; tres máselevan nuestra voluntad hacia Dios: son los dones de piedad, fortaleza y temor de Dios.

* El Espíritu restaura el orden original querido por Dios en la creación. El pecado es desobediencia a Dios que hace que luego todo lo que debía estar sometido a nosotros se rebele en contra nuestra. El Espíritu trae con firmeza y suavidad el orden original.

* Y es el Espíritu también quien a través nuestro va tejiendo la preciosa obra de la Historia en su conjunto. ¡Somos parte de la historia de amor de Cristo y su Novia!

ESCUCHA, Sanados para sanar

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* Nuestra juventud está creciendo en un ambiente progresivamente más hostil en el que la única manera de hacerse oír es lastimando a la sociedad como tal, por ejemplo, mediante bloqueos u otras acciones agresivas de muy amplio impacto.

* A la vez, es un hecho que existe la tentación para los jóvenes, y para todos en realidad, de escondernos detrás de máscaras, o de buscar refugios engañosos: la pandilla, el noviazgo absorbente, la idealización de la amistad. Al final, esos trucos fallan y la soledad y la depresión pueden instalarse en el alma.

* Cuando el Espíritu de Dios nos revela la verdad de cristo, y cuando somos así sanados profundamente recuperamos el valor de nuestros anhelos más profundos, y entendemos que en ellos hay una verdad que nos conecta con un futuro posible y vitalmente necesario.

* Jóvenes así sanados y amados serán quienes puedan ofrecer a la sociedad modelos nuevos de trato justo y de convivencia pacífica, sin descuidar a los más pequeños o necesitados.

ESCUCHA, Te necesito, Espiritu Santo, 3 de 4

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* ¿Cómo comprender la necesidad del Espíritu? Podemos decir que el Espíritu provee el contexto, el ambiente, la sintonía para que recibamos la Palabra con la misma intención y sentido con que fue pronunciada. El Espíritu nos introduce en la “melodía” de Cielo que nos permite recuperar genuina comunicación con nuestro Padre Dios.

* ¿Cómo obra el Espíritu en nosotros? Lo podemos comparar con la obra de los grandes restauracionistas. Los especialistas en restauración artística saben que su éxito sólo será posible si se identifica con el estilo, intención y procedimientos del autor original. Así es el Espíritu. Nuestra alma ha sido entretejida con hilos de amor. El pecado ha roto y ensuciado esos hilos. El Espíritu nos lava interiormente en la Sangre de Cristo, y amorosamente restaura el tejido de nuestro ser más íntimo. Así se cumple esta paradoja, que cuanto más obra Él, más sucede que yo soy yo mismo.

* ¿Cómo ayuda el Espíritu en la evangelización? Hay una “hora de la Palabra” en que la gente baja su escudo y su resistencia a todo lo de Dios; y hay una “hora del Espíritu” en que su pretendida seguridad se revela falsa. El Espíritu Santo nos ayuda a reconocer esas “horas,” y a lanzar dardos del amor divino al corazón de los que serán evangelizados y transformados sólo por Él.