Padre Nelson, ¿por qué los pro-vida tienen un juicio tan crítico sobre la jurista Ruth Bader Ginsburg, recientemente fallecida? — J.K.
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Escribe el P. Federico, de InfoCatólica:
Ruth Ginsburg, desde su cargo de ministro de la Corte Suprema de los EE.UU., de hecho, estuvo a la vanguardia mundial de la defensa, conservación, justificación y ejecución del más aberrante de los crímenes: el filicidio prenatal [llamado usualmente: ABORTO]. Y no lo hizo durante un breve interregno, sino durante su prolongada gestión como ministro que duró 27 años, detentando este cargo hasta el mismo día de su muerte, a los 87 años de edad, la cual se debió al cáncer más agresivo de todos: el de páncreas.
El lugar central y paradigmático de Ginsburg en la imposición del infanticidio es incuestionable. Fue ella la que impuso el aborto en los Estados Unidos, como señala Matthuz Ruiz en su elogioso artículo: «Ginsburg logró abrirse camino en una era en la cual las mujeres enfrentaron obstáculos que ella se encargó de derrumbar para las generaciones futuras»[3]. Anthony Romero, director Ejecutivo de ACLU no duda en afirmar que Ginsburg cambió a los Estados Unidos: «Ella deja un país cambiado debido al trabajo de su vida». Aclaremos que ese país cambiado, significa que Estados Unidos antes no mataba niños y gracias a Ginsburg, ahora aniquila infantes en el seno de sus madres. Ese es el cambio del cual Ginsburg fue la protagonista.
Tan determinante fue Ginsburg para la legalización del filicidio que el diario Infobae publicó una nota con el siguiente titular: «Por qué la muerte de Ruth Bader Ginsburg pone en peligro el derecho al aborto en EEUU».
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