La Homilía de Pascua del obispo Melitón

Muchas predicciones nos dejaron los profetas en torno al misterio de Pascua que es Cristo, «a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos, amén».

Por su parte, él vino desde los cielos a la tierra a causa de los sufrimientos humanos; se revistió de la naturaleza humana en el vientre virginal y apareció como hombre; hizo suyas las pasiones y sufrimientos humanos con su cuerpo sujeto a la pasión y destruyó las pasiones de la carne, de moda que quien por su espíritu no podía morir acabó con la muerte homicida.

Se vio arrastrado como un cordero y degollado como una oveja, y así nos redimió de idolatrar al mundo, como en otro tiempo libró a los israelitas de Egipto, y nos salvó de la esclavitud diabólica, como en otro tiempo a Israel de la mano del Faraón; y marcó nuestras almas con su propio espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre.

Este es el que cubrió a la muerte de confusión y dejó sumido al demonio en el llanto, como Moisés al Faraón. este fue el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia, como Moisés castigó a Egipto con la esterilidad.

Este es el que nos sacó de la servidumbre a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al recinto eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio nuevo y un pueblo elegido y eterno. El es la Pascua de nuestra salvación.

Este es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas ocasiones: el mismo que fue asesinado en Abel y atado de pies y manos en Isaac, el mismo que peregrinó en Jacob y fue vendido en José, expuesto en Moisés y sacrificado en el cordero, perseguido en David y deshonrado en los profetas.

Este es el que se encarnó en la Virgen, colgado del madero, sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre los muertos, subió al cielo.

Este es el cordero sin voz; el cordero inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado de vísperas y sepultado a la noche; que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que en el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

365 días para la Biblia – Día 230

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 230 de 365

1 Macabeos 7–8
Cantar de los Cantares 2
Lucas 8,26-56

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

Oración y penitencia de San Luis Bertrán

San Luis Bertrán tuvo siempre su clave secreta en la oración, a la que dedicaba muchas horas. «Salía de la oración hecho un fuego, y el resplandor es una de las propiedades del fuego». Ese extraño fulgor de su rostro, del que hablan los testigos, se hacía a veces claridad impresionante al celebrar la eucaristía, o cuando venía de orar en el coro, o también al regresar de sus fugas contemplativas entre los árboles de un monte cercano. Un día del Corpus, en Santa Ana de Albaida, estuvo arrodillado ante Cristo en la eucaristía desde el amanecer hasta la noche, fuera de un momento en que salió para tomar algo de alimento.

Por otro lado, fray Luis, a pesar de su salud tan precaria -pasó enfermo casi todo el tiempo de su vida religiosa-, se entregó siempre a la penitencia con un gran empeño, que venía de su amor al Crucificado y a los pecadores. Apenas salido de una enfermedad, comenta un testigo, apenas iniciada una convalecencia, ya estaba de nuevo en sus penitencias: «No era como algunos, que si por hacer penitencia enferman, después huyen de ella extrañamente».

Dos o tres veces al día las disciplinas le hacían sangrar. Llevaba cilicio ordinariamente. Dormía, siempre vestido, sobre un banco, o en la cama si hacía mucho frío. Amargaba los alimentos para no encontrar gusto en ellos. Solía decir: «Domine hic ure, hic seca, hic non parcas, ut in æternum parcas» (Señor, aquí quema, aquí corta, aquí no perdones, para que me perdones en la eternidad).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

¿Cuándo empieza y cuándo termina la cuaresma?

Buenos dias Fray Nelson. Pregunta de curiosidad cristiana: ¿Cual es la fecha correcta cuando termina la CUARESMA? Hago la pregunta porque he oido varias opiniones a varios sacerdotes. — O.C.N.

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No es extraño que hayas oído varias opiniones porque de hecho son varios los pareceres. Los tres principales sobre cómo se cuentan los 40 días son estos:

1. La cuaresma termina cuando empieza el Triduo Pascual. La cuenta sería desde el Primer Domingo de Cuaresma hasta el Jueves Santo. Los primeros días, de la semana “de ceniza” serían como una preparación inicial.

2. Según la más venerable tradición, el domingo SIEMPRE celebra la resurrección del Señor, y por eso nunca se ayuna en domingo. Sin los domingos, y empezando el Miércoles de Ceniza, la cuaresma termina el Sábado Santo con la Vigilia Pascual.

3. Con los domingos, si la cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza, entonces termina el Domingo de Ramos, cuando ya empieza la Semana Santa.

Teniendo en cuenta las más antiguas tradiciones, que se remontan al siglo IV, y cómo el ayuno más antiguo del cristianismo era el que preparaba la Vigilia Pascual, parece que la opinión más respetable es la número 2: la Cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza, no incluye propiamente los domingos (aunque se llaman “domingos de cuaresma”), y termina el Sábado Santo con la Vigilia Pascual.

Un nuevo estudio muestra que ya existen diferencias entre el cerebro masculino y femenino en el útero

“Un nuevo estudio científico ha encontrado diferencias significativas en las formas en que los cerebros de los fetos masculinos y femeninos funcionan ya antes del nacimiento. Los investigadores realizaron resonancias magnéticas en fetos humanos en el útero, estudiando la conectividad funcional y las conexiones neurológicas entre diferentes áreas del cerebro, tanto para hombres como para mujeres. Encontraron conexiones entre partes de los cerebros femeninos que eran casi inexistentes en los cerebros masculinos…”

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