Cercan iglesias de Ciudad de México para evitar ataques y profanaciones de feministas

“Diversas iglesias, entre ellas la de San Francisco y el vecino Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, fueron cercados, ante el peligro de que una marcha feminista anunciada para este 25 de noviembre pueda causar daños. La Arquidiócesis de México publicó imágenes de los templos cercanos en Twitter, añadiendo en un mensaje que “ante la manifestación de este lunes #25DeNoviembre, las autoridades civiles y eclesiásticas dialogan y actúan para tomar las precauciones pertinentes y resguardar los templos, además del patrimonio histórico y cultural del Centro Histórico de la Ciudad de México”…”

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Mensaje de Denis Cruz, hermana del joven fallecido Dilan Cruz

Denis Cruz, hermana del joven que fue herido de gravedad por parte de la policía durante una marcha pacífica en Bogotá y que murió el lunes, leyó un comunicado dirigido a la opinión pública que se destaca por su mensaje de “paz”, de “diálogo” y por que los hechos de violencia cesen durante las protestas contra el Gobierno de Iván Duque que iniciaron el pasado jueves.

“Entendemos que todo lo que está pasando solo va a cambiar el día en el que todos, sin excepción alguna, decidamos hacer todo desde el respeto, con el amor hacia el otro cuando dejemos atrás la violencia, la indiferencia, el odio y el rencor”, manifestó con la voz entrecortada.

La hermana de Dilan Cruz afirmó que es necesario que los colombianos construyan “cariño, consciencia, valores y empoderamiento” y por eso aseguró que la mejor forma de rendir un homenaje a su hermano es que “no haya más disturbios, ni violencia”.

“Lo que queremos nuestras generaciones es paz, no más ataques a nosotros mismos, no más violencia, no más crueldad, no más atropellos con el otro que en algún momento seremos nosotros mismos. Gente linda de Colombia y del mundo entero, no más violencia, el diálogo y el amor siempre serán nuestras mejores armas”, aseveró en un video publicado en su cuenta de Twitter.

Denis, la mayor de las hermanas de Dilan, envió el mensaje en nombre de la familia “desde el dolor pero también desde el amor” en el que rogó que Colombia entienda que el país cambiará solo cuando la actitud de los ciudadanos sea diferente.

Finalmente señaló que su familia despedirá a Dilan “en total privacidad” y pidió a la ciudadanía respetar su decisión.

“Dilan era un hombre noble, de paz, inteligente, capaz. Si quieren expresar su apoyo les pedimos portar una camisa blanca con una rosa blanca”, dijo y concluyó: “Dilan nos dejas un vacío grandísimo en nuestros corazones pero también nos das mucha fuerza, mucho valor para salir adelante, te amamos profundamente”.

San Pedro Claver, incomprendido a veces

Incomprendido a veces

En la primera biografía de San Pedro Claver, escrita en 1657, tres años después de su muerte, se le describe como hombre «mediano de cuerpo, el rostro flaco, la barba medianamente poblada, entre negra y cana, los ojos grandes y melancólicos, la nariz afilada, el color trigueño y con las penitencias y malos tratamientos del cuerpo estaba amarillo, como de hombre muy penitente».

Envuelto el padre Claver en su famoso manteo, cubierto por algo que dicen fue un sombrero, calzado siempre con zapatos de desecho, colgada al hombro una bolsa con toda clase de socorros para los pobres, aquel santo espantajo, a veces un tanto desabrido con los ricos, que convertía su celda en almacén para pobres, con vino y todo, que metía en su cama negros enfermos, que apenas comía nunca en la primera mesa, que llenaba portería y templo con negros y miserables, aunque era generalmente estimado como santo, no siempre era comprendido y aprobado, ni siquiera por sus compañeros jesuitas.

En realidad, el padre Claver fue muy estimado como santo y como apóstol por sus compañeros y superiores. Y si no tuvo cargos de importancia dentro de la Compañía fue porque no valía para ello. Una vez que le hicieron ministro, se vio pronto que no sabía mandar, y que se abrumaba a sí mismo tomando cargas para descargar a los otros. Muchos años, eso sí, hasta su última enfermedad, fue maestro de novicios de los hermanos coadjutores, director espiritual de la casa y prefecto de la iglesia.

Era San Pedro Claver muy estimado, sí, por sus hermanos religiosos. Sin embargo, «juzgaban muchos -refiere el padre Andrade- que no procedía según las reglas de la prudencia… Las reprensiones ácidas con palabras muy mayores y de vivo sentimiento que llevó de algunos superiores fueron muchas y muy graves, no una, sino muchas veces… Muchos, tomando ocasión de su paciencia y mansedumbre, le despreciaron y trataron ignominiosamente, llamándole ignorante, simple, impertinente, sin letras ni prudencia y que no sabía gramática». El solía responder a estos chaparrones con el silencio, o a veces poniéndose de rodillas y pidiendo perdón. Pero no parecía verse demasiado afectado, pues, a no mediar la obediencia, él seguía a su aire, que era el del Espíritu Santo.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

La idolatría y el panteísmo no pueden considerarse cultura

“Luego de los hechos ocurridos en el Vaticano durante el Sínodo de Amazonia, que parecen ser el non plus ultra de la abominación, muchas voces católicas se han llamado a silencio, atónitas, sin saber más qué argüir para justificar lo injustificable, mientas una inmensa cantidad de fieles siguen adormecidos sin conciencia de la gravedad de las cosas. Y creemos que es peligroso ese adormecimiento, como lo es la anestesia en un cuerpo muy debilitado…”

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Sobre las cosas raras o falsas que dicen algunos sacerdotes

Estimado Fray Nelson: ¿Qué puede hacer un laico cuando vé que en misa existen sacerdotes que se declaran en clara desobediencia a su obispo, al dar o motivar durante la eucaristía que personas sin la debida preparación, confesión, sacramento del matrimonio, o en pecado mortal, puedan comulgar, con el argumento de que Jesús es o vino por todos nosotros los pecadores? ¿Es conveniente actuar y denunciar siendo feligres o es mejor guardar la prudencia y tener paciencia, esperando que los obispos y la iglesia en general se mantenga firme en la doctrina y actue en consonancia con sus enseñanzas, corrigiendo o destituyendo a los innovadores sacerdotes? ¿Cómo combatir la confusión que crean? Estoy en oración por toda la iglesia y sus sacerdotes. Que Dios nos ayude. — O.O.

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Intento darle orden a mi respuesta con los siguiente puntos:

1. Ante todo, GRACIAS por tus oraciones, y las de tantos hermanos, muchas veces anónimos, que aman a la Iglesia y que sifren cuando ella se aparta de su servicio al Señor.

2. Hay un problema de fondo: eso de tener, por una parte, sacerdotes de los que cuales lo único que sabemos es la misa que dicen, bien o mal; y por otra parte, laicos más o menos anónimos, cada uno con quién sabe qué formación; ese modo de ver la Iglesia o de ser Iglesia realmente no ayuda, y solo crea posiciones distantes y mucha desconfianza.

3. Precisamente lo que quiero decir es que debemos poner todo de nuestra parte para no ser extraños “asistentes” a la misa. Cada sacerdote, cada laico, cada persona es un ser humano con su historia, su formación, sus preguntas, sus errores. Sin un trato mínimo entre sacerdotes y feligreses corremos el peligro de querer solucionarlo todo con denuncias, documentos y disciplina. Esa manera de obrar omite el primer paso fundamental: la comunicación directa y la corrección fraterna.

4. Alguien dirá: “Es que precisamente busqué la comunicación directa y el padre no me escuchó, o no tuvo tiempo para mí, o me dijo que no iba a cambiar su manera de hacer las cosas.” Entiendo lo frustrantes que pueden ser todas esas situaciones pero es que empezar el conocimiento mutuo por una corrección o amenaza de denuncia no es exatcamente lo que más ayuda a crear un verdadero clima de entendimiento.

5. Por supuesto que las denuncias, por ejemplo ante el obispo, pueden tener lugar, sobre todo si hay arrogancia, pertinacia o materia grave en la falta, pero entendamos que son un último recurso, al que de modo ordinario deben preceder la oración, el diálogo, el ser comunidad.

6. Al mismo tiempo, y esto vale para cada uno, con el nivel de formación cristiana que tenga: mientras tratamos de acercarnos a los sacerdotes que nos decepcionan por su vida, ministerio o doctrina, hay que ayudar a que otros fieles no se confundan. Por ejemplo, si algún sacerdote comete el error brutal de decir que se puede comulgar siempre, nosotros, seamos laicos o sacerdotes, tenemos el derecho y deber de usar todos nuestros recursos de comunicación para sostener la enseñanza real de la Iglesia de siempre.

7. Y una vez más: orar. La muy deficiente formación en tantos seminarios y facultades de teología anuncia que esta clase de prolemas y decepciones se repetirán muchas veces. Nuestra propia conversión, nuestras plegarias y sacrificios, nuestro esfuerzo por ser y construir comunidades donde sea normal la corrección fraterna entre todos… todo ello dará fruto a su tiempo.