Así se forja un santo

Estudio y pobres

El fámulo del convento, Baltasar de Zamudio, dijo que algunas veces que acudió a la celda de fray Vicente vió «que tan sólamente tenía una tabla y sobre ella una estera en que dormía, sin otra más cosa que unos libros en que estudiaba». Oración y estudio absorbían sus horas en ese tiempo. Lo mismo dice el presbítero Juan de Oviedo: «Siempre [que] entraba en la celda del siervo de Dios padre maestro fray Vicente Vernedo, siempre le hallaba escribiendo algunos cuadernos… y otras veces lo hallaba rezando hincado de rodillas».

Como veremos, era fray Vicente muy docto en Escritura y teología, y en su labor docente de profesor escribió varias obras. Pero no por eso se engreía, sino que «era muy humilde y pacífico con todos los que le comunicaban -según Meléndez-, y los hábitos que tenía eran muy pobres y rotos». Al amor de la pobreza unía el amor a los pobres, y en todas las fases de su apostolado tuvo un especial cuidado por ellos.

Cuando salía a veces a buscar limosna para el convento, «a la vuelta del viaje preguntándole el Prior cuánta limosna traía, respondía con sumisión que ninguna; porque la que había juntado la había repartido entre los indios que había en muchos parajes, necesitados de todo, y más que los mismos frailes, a quienes lo daba Dios por otros caminos… Y esto lo sabía decir con tales afectos de su encendido fervor y celo caritativo, que no sólo dejaba pagados y satisfechos a los prelados, sino contentos y alegres, teniendo su caridad en mucho más que si trajera al convento todas las piñas y barras del Cerro de Potosí».

La testigo Juana Barrientos «vió muchas veces» que cuando «le daba limosna por las misas que le decía, el venerable siervo de Dios iba luego a la portería, y la plata la daba de limosna a los pobres que allí estaban; y así le llamaban todos “el padre de los pobres” por grande amor y caridad». Y Juan de Miranda declaró que «lo poco que tenía [fray Vicente] lo daba de limosna a los pobres que a él acudían, y no teniendo qué darles se entristecía mucho y los consolaba con oraciones, encargándoles mucho a todos no ofendiesen a su Divina Majestad».

Sin embargo, como refiere Meléndez, «no era pródigo y desperdiciado, que bien sabía cómo, cuándo y a quién había de dar limosna; porque la misma caridad que le movía… a liberalidad con sus prójimos, le había hecho profeta de sus necesidades…; y así en llegando a su celda algunos de los que gastan lo suyo y lo ajeno en juegos y vanidades, y andan estafando al mundo, a título de pobreza, respondía ingenuamente: “Perdone, hermano, que no doy para eso”; y por más que le instaban y pedían significando miserias y necesidad, se cerraba respondiendo que no daba para eso; y esto pasó tantas veces, que llegaron a entender que por particular don de Dios, conocía los que llegaban a él por vicio, o por necesidad».


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Tocar las campanas a la hora del Ángelus

“A través de una nota de su Comisión Ejecutiva, la Conferencia Episcopal Española invita a todas las iglesias de España a tocar las campanas durante la hora del Ángelus para invitar a orar a los fieles y dar gracias a los que trabajan atendiendo al prójimo en esta hora de prueba…”

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LA BIBLIA – Día 077 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 077 de 365

Números 18–19
Salmo 78,36-72
Hechos 14

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

¿Tienen razón quienes han tratado de cobardes a nuestros pastores?

A veces lo he recibido como pregunta; otras veces, como una aseveración: ¿De verdad hay que hablar de cobardía de nuestros obispos por las determinaciones que han tomado en cuanto a la celebración de los sacramentos?

* * *

Un excelente artículo de mi amigo José Miguel Arraiz responde muy acertadamente a esta inquietud. Lo ha pubicado en Infocatólica, y de allí tomamos lo que sigue:

Es evidente que, aunque Dios puede, si así es su voluntad, proteger a los cristianos a que no se contagien (y eventualmente algunos mueran) de coronavirus asistiendo a los servicios religiosos, no podemos nosotros pretender obligarlo a obrar tal milagro alegando tener mucha fe. Tampoco tiene sentido denostar a nuestras autoridades religiosas si prudencialmente consideran, de acuerdo con la situación de cada lugar, que algunas medidas son necesarias para proteger las vidas de las personas.

El coronavirus es un riesgo real para la vida de las personas, y por no tomar las medidas a tiempo me parece realmente necesario para que no pase lo que ha ocurrido por ejemplo en Italia donde ya han muerto más de 1.800 personas de los casi 25.000 infectados.

Ha sido precisamente aquí en Lima donde uno de los primeros infectados fue un sacerdote, que aunque ya Dios mediante, se recupera favorablemente, se vio bastante grave.

Mi consejo, por tanto, para quien lo quiera escuchar (y que no es más que la simple opinión de un laico) es:

+ En cuanto a la asistencia a los servicios religiosos obedece y respeta las pautas y recomendaciones de las autoridades religiosas de tu país/ciudad/parroquia.

+ Evita caer en juicio temerario acusándoles de cobardía, pusilanimidad o falta de fe por tomar medidas donde lo que buscan es proteger la vida de nuestros hermanos.

+ En cuanto a aquellos lugares donde se permita, dada las circunstancias, de implementar medidas creativas y razonables para no suspender los servicios religiosos públicos sin aumentar el riesgo para la población, dales la bienvenida.

LA BIBLIA – Día 076 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 076 de 365

Números 16–17
Salmo 78,1-35
Hechos 13,26-52

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.