LECTIO 2021/11/03

LECTURA ESPIRITUAL: De la Homilía del Papa San Juan XXIII para la Canonización de San Martín de Porres

#LectioFrayNelson para la Memoria de San Martín de Porres, OP, religioso

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Reunión de líderes provida de toda Europa

“One Of Us (OneofUs.eu) nació recogiendo 2 millones de formas por toda Europa para que no se dedicara dinero internacional de la UE al aborto. Tras ese impulso, se organizó en 2014 como una federación europea de asociaciones en defensa de la vida, la familia y los valores fundacionales de Europa. Hace dos años, 160 intelectuales de 25 países firmaron el manifiesto “Por una Europa fiel a la dignidad humana” de One of Us…”

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Las primeras palabras del Ave María

¿Se dan cuenta que hay una contradicción en el Ave María? primero dice Dios te salve María, es decir un ruego a que Dios salve a María… -A.R.

* * *

La expresión “¡Dios te salve!” fue, muchos siglos atrás, un saludo tradicional en castellano. Ese saludo no es un deseo de salvación directamente sino un deseo de SALUD, como se ve por su origen en el verbo latino correspondiente: SALVERE. O sea que en ese castellano antiguo decir “¡Dios te salve!” es un modo de muy alto respeto de saludar. por supuesto, ese uso y ese lenguaje no son ya los de nosotros y por eso es comprensible el comentario que haces.

En otros idiomas se usan otras formas de saludo, cuando se trata del Ave María. En inglés se usa “Hail, Mary!” Ese “Hail!” es un saludo antiguo, hoy prácticamente arcaico, pero que no tiene la connotación ambigua que le quedó al castellano. En francés, sólo por dar otro ejemplo, adaptan mucho más al lenguaje actual: “Je vous salue…” es decir: “Te saludo.”

Todo esto indica el límite que tiene el usar fórmulas antiguas, y por eso te invito a que veas este video:

Lo que está claro es que la contradicción que crees ver es sólo aparente. Bendiciones para todos.

Especial para el Día de los Difuntos: Ante el cadáver de mi madre

Los surcos profundos de tu rostro
hablan de un camino;
y en alguno de ellos reconozco
ese día bendito
en que tú, revestida de silencio,
nada decías
porque yo iba camino del convento,
y tú no querías.

Tus ojos, serenos y tan bellos,
¡oh flor de otoño!,
dejaron asomar en su destello
un gris de plomo:
Dios en su designio te pedía,
un sacrificio,
y de nuevo, de tu llanto, yo nacía
para tu Cristo.

Hoy esos ojos se han cerrado
en paz y gracia;
hoy tu camino ha terminado,
no tu plegaria.
Ruega por tu niño que predica,
mamá del alma,
y que sirviendo a Jesús, día tras día,
llegue a su Casa.