Ayer llegué de Roma a Madrid. Con el album de los recuerdos colmado de amor y bendiciones. Ahora pienso que no sería malo morir en Roma. O donde Dios quiera.
Veinte Años Después
Hace veinte años visité por primera vez la Basílica de San Pedro. Ayer volví. De nuevo en verano, de nuevo Roma, de nuevo la capilla del Santísimo. Y, bueno, de nuevo el llanto, ese llanto incontenible y suave, esas lágrimas que San Agustín describió como nadie, como baño que lava el alma y trae una fuente al corazón.
Ayer, Hoy y Siempre
En julio de 1984, hace veinte años, llegué por primera vez a Roma. Veníamos de vuelta de la Olimpiada Internacional de Matemáticas celebrada en Praga. Yo no fui concursante aquella vez sino coentrenador. Llegados a Roma, encontré una ciudad que para mi gusto era muy caliente, desordenada y lejana. Lo único que quería hace veinte años era satisfacer la curiosidad de ver al Papa.
Siena
Después de casi veinte años de haber empezado a leer sus escritos y de casi tanto tiempo de predicar sobre sus enseñanzas, hoy Catalina de Siena tiene un rostro aún más definido y lleno de significado. Hoy estuve en Siena.
Entre Libros
He podido encontrar en la biblioteca del Angelicum artículos y publicaciones que buscaba desde Milltown. Estoy feliz. Y sudado y lleno de polvo. Pero sobre todo, feliz. En eso se me ha ido el día.
La Otra Roma
Hoy ha sido día de trabajo: homilías y boletines. Por la tarde-noche, una extensa caminada hasta Lungotévere, y un poco más. Es la otra Roma, la que baja a las orillas del Tíber y ofrece todo tipo de cosas y donde se halla todo tipo de propuestas, desde la Caritas de la Diócesis de Roma hasta el colectivo Homosexual Italiano de Creyentes, pasando por Greenpeace y los artistas callejeros de la pintura y la artesanía.
La Feltrinelli
Hoy, ya de vuelta de Ronciglione, ha sido día de librerías. Italia, entre tantas reputaciones bien ganadas, tiene la de una inmensa y siempre actualizada industria bibliográfica. El sitio donde he estado más tiempo es la popular librería Feltrinelli.
Hay que hacer teología
Hoy he visto con especial claridad la belleza de la vocación de los Foyer de Charité. He visto que es una vocación oportuna para nuestro tiempo, profética especialmente en el contexto secularizado de Europa, llena de eso que me encanta y que se llama “predicación” y muy balanceada en sus ingredientes “humanos” y “divinos,” para hablar en esos términos. He visto, en suma, que es una vocación posible para mí. El padre Río, padre de este Foyer de Ronciglione, me lo ha sugerido, además. Y sin embargo, no creo que sea voluntad de Dios que yo deje la Orden de Predicadores.
Ronciglione
Después de un viaje lleno de pequeños contratiempos, Dios me ha permitido llegar al Foyer de Charité de Ronciglione. Para los que no los conocen, los “Hogares de Caridad” (aunque también cabe la interpretación: Hogueras de Caridad) son casas de oración y de predicación que han nacido en el siglo pasado a través de la inspiración y la inmolación de amor de una mujer muy mística y muy sencilla de corazón a la vez, de nombre Martha Robin.
China en Roma
Este ha sido un día más bien de reposo y de actualizar correos y boletines, gracias a la hospitalidad maravillosa de Fray Saúl. Por si eso fuera poco, de noche hemos salido a cenar con él y con otro dominico, Arturo, a un restaurante chino. Todo muy bueno (aunque no me gustó la cerveza italiana).
La Belleza
Para destacar en este día que he asistido a una exposición de arte en el llamado “Jardín de Roma,” no lejos del castillo de Sant’Angelo. Yo, que poca formación artística tengo, y que poco dado me considero a novedades, he quedado sin embargo impresionado de la capacidad de transmitir el mensaje de la belleza que tienen algunos de estos artistas italianos.
El Angelicum
Además de ese baño de historia y de cultura que significa poder estar unos días en Roma, he venido aquí para indagar asuntos puntuales de mi disertación doctoral. El primer capítulo de la (futura) tesis será sobre la unidad de la forma substancial del ser humano, según Santo Tomás, y está claro que pocas bibliotecas en el mundo entero tienen el acervo monumental del Angelicum, nombre con que es conocida la universidad de nosotros los dominicos en Roma. Centenares de miles de libros y millones de artículos son una mina inagotable para investigadores y estudiantes de diversas nacionalidades y culturas.
San Clemente
En Roma me he hospedado en el convento de mis dominicos irlandeses: San Clemente. Se trata de un lugar que en sí mismo es un regalo, y no sólo por el sobrio pero eficaz estilo de acogida de mis frailes de Irlanda.
Roma
Día de viaje: Madrid a Roma. Hay un aire festivo en el ambiente. El aeropuerto de Fiumicino arde de calor pero también con multitud de turistas de todos los colores, voces y aspectos. Las maletas tardan casi una hora en aparecer en la cinta transportadora: se ve que están rebasados de trabajo.
Marcelita
Entre tantas cosas bellas que me llevo de Barcelona (¿cómo olvidar la cena con José Luis y Luz María, y la caminata por la playa casi a medianoche?) quiero recordar aquí con cariño la figura alegre y llena de amistad de Marcela Cely.
Padre Joaquín
Este sábado 26 está marcado por la sonrisa y la amistad gratísima del Padre Joaquín, amigo común que tenemos con Luis Fernando. Como cosa curiosa, el Padre estaba atendiendo la visita de varios días de su obispo, Mons. Oscar Aníbal, de la diócesis de La Dorada-Guaduas. los tres concelebramos por la noche en una eucaristía con una comunidad del Camino Neocatecumenal. Adriana, Mauricio y María también asistieron.