Antonio Gaudí, «el Arquitecto de Dios»

ROMA, 22 marzo 2002 (ZENIT.org).- Con la presencia de arquitectos como Oriol Bohigas, Norman Foster y Arata Isozaki, la Reina Sofia de España inauguró el 20 de marzo en Barcelona las celebraciones por el 150 aniversario del nacimiento del arquitecto catalán Antonio Gaudí (1852 – 1926), en proceso de beatificación desde 1994.

Inimitable maestro de una arquitectura concebida como oración, dejó como obra maestra la inconclusa Sagrada Familia de Barcelona, expresión estética de su espiritualidad a la que dedicó los últimos años, las últimas energías y sobre todo su último dinero.

La profesora Maria Antonietta Crippa, profesora de Historia de la Arquitectura del Politécnico de Milán y gran experta de la obra de Gaudí, ha explicado a Radio Vaticano, el alcance de la obra del llamado “arquitecto de Dios”.

-¿Quién fue Gaudí?

-Crippa: Es el último arquitecto en continuidad cultural con la tradición occidental de matriz cristiana. Sin marcar “rupturas” de naturaleza ideológica, recorre con los lenguajes heredados por esta tradición, recuperando del gótico los aspectos estructurales, del barroco la riqueza decorativa del interior de estos y otros estilos hace surgir espontáneamente un nuevo lenguaje. Se trata por tanto de una matriz cultural tradicional, pero profundamente innovada por la aportación original de Gaudí.

-Las obras de Gaudí son más obras de arte que simples edificios. La emoción gobierna radicalmente sobre la técnica. Una lección seguida, por ejemplo, por la arquitectura “orgánica” de Alvar Aalto, pero en cambio rechazada por los grandes racionalistas como Gropius o Le Corbusier…

-Crippa: Es verdad que para él la arquitectura es todavía síntesis de las artes, por tanto no exalta su funcionalidad práctica aislándola de las otras componentes, sino inscribiéndola en un contexto en el que sólo uno de los factores está en juego.

La relación entre arquitectura y decoración para Gaudí tiene un papel cientral, mientras que la corriente más fuerte del inicio del siglo, el racionalismo, rompe esta unidad profunda que era también un valor tradicional. Alguien, y yo me inscribo en esta línea, considera que la importancia de Gaudí está, entre otras cosas, precisamente en la capacidad de mantener la composición arquitectónica ligada profundamente a la dimensión simbólica del hombre, por tanto a una capacidad imaginativa que remite a valores fundamentales de la vida.

-Para el devoto Gaudí, construir es sobre todo un medio para expresar la propia interioridad y la propia fe. No por casualidad su punto de partida es el gótico, por tanto la elevación arquitectónica haca lo alto. ¿Qué importancia tiene en su obra la relación con lo sacro?

-Crippa: En Gaudí, lo sacro era una dimensión humana muy desarrollada, gracias a su formación, a su conciencia cristiana. Fue un hombre de una inmensa interioridad. Vivía en un mundo poblado de las figuras cristianas, un mundo en el que sin embargo se mueve libremente, contaminando varios elementos, dando lugar a un resultado de invención, de innovación. El elemento fundamental en Gaudí, respecto al sacro, es su integral anclaje en la tradición cristiana. Y ello en un momento en que, en cambio, este anclaje no era obvio para los artistas. No olvidemos que el momento en el que vive es el de las “vanguardias”.

-¿Cuál es, en definitiva, la aportación más significativa que este gran catalán deja a la cultura contemporánea?

-Crippa: En nuestros tiempos, diría que es el hombre que ha hecho más popular, más cercana a cualquiera la arquitectura contemporánea. He visto muchas personas, en diversas ocasiones, asombrarse frente a las grandes ideas de Gaudí, ante las intuiciones estremecedoras de su arquitectura. Es muy apreciado en los países orientales, en Asia, Japón y también en América Latina. Su aportación es la de haber mantenido una dimensión comunicativa en la arquitectura. Porque la arquitectura “habla”, debe hablar: buena parte de la arquitectura contemporánea suya como de la sucesiva, en cambio, ya no “habla”. Es difícil, áspera, para la persona no especialista.

Alan Greenspan

El vigía de la economía mundial no trabaja por dinero. No le hace falta porque cuando entró en la Administración Pública norteamericana en 1967 ya era millonario.

Hijo de un operador de bolsa, nació en el estado de Nueva York el año 1926. Doctorado en Economía por la Universidad de Columbia, hizo carrera como asesor financiero, un trabajo con el que logró amasar una importante fortuna. El presidente Nixon se fijó en él y le fichó en el año 1967 como asesor económico independiente. Su carácter externo al aparato del Gobierno le permitió escapar del escándalo del Watergate. Cuando Gerald Ford llegó al despacho oval, Greenspan ocupaba el cargo de presidente del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca. En 1974 decidió volver al ámbito de la empresa privada y trabajó durante varios años para compañías como JP Morgan o Mobil Corporation.

Por todos conocido su carácter republicano, Ronald Reagan le persuadió en 1987 para que ocupara la presidencia de la todo poderosa Reserva Federal de los Estados Unidos. Su amplia experiencia le hizo prever el crack bursátil del año 87 antes de que éste se produjera, lo que le permitió contrarrestar los efectos de la crisis. George Bush le ratificó en el cargo. Bill Clinton convirtió el enorme déficit gubernamental heredado de su predecesor en superávit gracias a los consejos del “maestro”. Y es que Greenspan, a pesar de ser republicano, siempre ha sido admirado desde las filas demócratas.

Sus intervenciones públicas tienen un efecto inmediato en las bolsas. Los dirigentes de los bancos centrales de todo el mundo le envidian. Greenspan ha tenido la suerte (o la desgracia) de no encontrar una sola crítica a su labor como presidente de la Reserva Federal en los catorce años que ocupa el cargo. Él, mientras tanto, aceptó renovar su mandato el pasado 4 de enero por el “inimaginable interés intelectual” de comprobar las teorías económicas en los mercados financieros.

Sin duda alguna, su experiencia será muy valiosa para que los Estados Unidos puedan salir de la recesión económica que rondaba sobre ellos durante el pasado verano y que acabó por desarrollarse tras los atentados del día 11 de septiembre. No en vano, la mayor parte de las decisiones económicas adoptadas por George Bush tras el fatídico día llevan el “sello Greenspan”.

Si en su vida profesional Greenspan ha levantado odios y pasiones, parece ser que en su vida privada también. Se ha casado en tres ocasiones, primero con una artista y más tarde con dos periodistas. Su mayor afición, tocar el clarinete. Su forma de tomar las decisiones que hacen tambalear las economías de todo el mundo: en un baño de agua caliente a las seis de la mañana.

18. Mar De Fuego

18.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

18.2. Nunca lo olvides: Dios tiene más paciencia contigo de la que tú mismo te tienes. Dios te conoce mejor de lo que tú te conoces. Dios te ama mucho más de lo que tú te amas. Cuando tú crees que has llegado al final del camino, Dios encuentra mil comienzos. Cuando tú piensas que ya no hay puertas, Dios ha visto y conoce mil preciosas historias que apenas empiezan a abrirse ante ti.

18.3. ¿Cómo puedo decirte que su mirada es infinita, que su paciencia sencillamente es inagotable, que su ternura es indescriptible, que su sabiduría nunca acaba? Ningún error tan grave como medir a Dios con la escala humana. No sois vosotros, mortales, los que tenéis que hacer “humano” a Dios: es Él quien ha querido, en razón de su sola misericordia, hacerse hombre, y también es Él quien ha querido que participéis de su divina naturaleza.

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La Pelota de Letras (7)

“¿Y qué queda de tanto análisis? ¡Deje así!”

Muchas personas sienten que analizar el humor es una falta de sentido del humor; algo así como un “sacrilegio” en contra de la alegría.

Personalmente creo que el humor de alta calidad–y Andrés López la tiene–brota de muchas horas de trabajo y de mucha inteligencia también. Su Pelota de Letras es un análisis juicioso de la realidad colombiana, ¿qué de raro entonces que ese análisis se prolongue luego en otras dimensiones, por ejemplo, a través de un escrito como este?

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Preguntas y Respuestas – 27

Hace algunos días le escribí sobre una inquietud que tengo acerca de la profesión, si así es como se llama, de la sofrología, pues tengo una amiga que dice ser sofróloga, pero deseo ante todo saber si esto está de alguna manera conectado con la Nueva era, pues estas cosas cuando uno no las conoce bien puede caer en errores, y yo no deseo caer en juzgar algo antes de conocerlo, pues la verdad me inquieta esta profesional. No me gusta lo que comunmente llamamos revueltos: o somos católicos o no lo somos. Agradezco, estimado Fray Nelson su respuesta. -Ma. M. de S.

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El estilo socialista radical

El socialismo no tiene en Latinoamérica una única versión ni un único estilo. Claramente se dibuja una línea radical: Cuba, Venezuela y Bolivia. Esta línea tiene propósitos y estilo propios.

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La Pelota de Letras (6)

Política y religión

Algo interesante en la Cienciología es que no quiere conflictos, por lo menos, no conflictos abiertos con la religión ni con la política. Uno descubre luego que ser cienciólogo tiene implicaciones sociales, y quien dice sociales dice religiosas y políticas. No puedes alterar las posturas existenciales más hondas de un grupo amplio de personas sin decir “estoy creando una religión” o “estoy iniciando un proyecto político.” La Cienciología se presenta de hecho como una religión, aunque, por otro lado, muy propio de su pragmatismo, afirma no entrar en conflicto con ninguna religión pues, al fin y al cabo, verdad es lo que cada uno encuentra que es verdad para sí mismo.

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Viacrucis – Decimasegunda Estación

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, oh Cristo…

“A las tres, Jesús gritó con fuerza:
“Dios mío, Dios mío, ¡por qué me has abandonado?”
Jesús, lanzando un fuerte grito, murió.
El centurión, al verlo morir así, dijo:
¡Verdaderamente, este hombre era el hijo de Dios”.

Todo se ha consumado. Ha llegado el fin. Ya no hay más. Ya no hay nada. Tan solo el cadáver de uno que ha muerto
abandonado, fracasado y solo. Y sin embargo… Ahora es más nuestro que nunca. Porque ahora sabe lo que es nuestra muerte, y nuestro fracaso, y nuestra soledad.
Y en él viven ahora todas nuestra muertes. Y en esa muerte anida toda la esperanza de nuestra inmortalidad.

Pon, Señor, nuestra vida junto a tu muerte, para que así, junto a nuestra muerte, esté tu vida.
Padre nuestro.

Vitoria, tú reinarás. Oh Cruz, tú nos salvarás.

Viacrucis – Decimotercera Estación

JESÚS ES PUESTO EN BRAZOS DE SU MADRE

Te adoramos, oh Cristo…

“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre.
José de Arimatea lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado”.

Para nosotros, Jesús es el Hijo de Dios.
Para ella, Jesús es el hijo de sus entrañas. Su único hijo. El más bueno de los hijos, por el que toda su vida había valido la pena. Ahora lo tiene en sus brazos.
Ensangrentado, escupido, muerto. ¿Qué pensaría entonces María, si es que aún podía pensar?
Como en un eco lejano, repetiría una vez más:
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra”.

María de la Soledad, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios, en las horas de gozo y en las horas de dolor,
en la salud, en la amistad, en la prosperidad.
Y en la enfermedad, la soledad y la pobreza.
Hágase en nosotros también, su palabra.
Padre nuestro.

Cristo, Maestro. Tú eres el Camino,
Vida verdadera y eterna Verdad.

Viacrucis – Decimocuarta Estación

JESÚS ES SEPULTADO

Te adoramos, oh Cristo…

“José de Arimatea lo puso en un sepulcro excavado
en la roca. Después rodó una gran piedra, cerrando con ella la entrada del sepulcro”.

Se ha sembrado la semilla, se ha cubierto el surco, se ha regado la tierra. Ahora sólo queda esperar:
esperar que del frasco brote el fruto, de la cruz brote la victoria, de la muerte brote la vida.
Esperar en el silencio, en la oscuridad, en la incertidumbre. Porque el amor es más potente que el fracaso, y más fuerte que la soledad, y más poderoso que la muerte.

Señor, que en nuestras horas de dolor, de fracaso y de tristeza, sepamos esperar en Ti y que nada nos turbe.
Padre nuestro.

Nada te turbe, nada te espante…

Resucitó… Aleluya

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JESÚS ES PUESTO EN BRAZOS DE SU MADRE

Te adoramos, oh Cristo…

“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre.
José de Arimatea lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado”.

Para nosotros, Jesús es el Hijo de Dios.
Para ella, Jesús es el hijo de sus entrañas. Su único hijo. El más bueno de los hijos, por el que toda su vida había valido la pena. Ahora lo tiene en sus brazos.
Ensangrentado, escupido, muerto. ¿Qué pensaría entonces María, si es que aún podía pensar?
Como en un eco lejano, repetiría una vez más:
“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra”.

María de la Soledad, enséñanos a aceptar la voluntad de Dios, en las horas de gozo y en las horas de dolor,
en la salud, en la amistad, en la prosperidad.
Y en la enfermedad, la soledad y la pobreza.
Hágase en nosotros también, su palabra.
Padre nuestro.

Cristo, Maestro. Tú eres el Camino,
Vida verdadera y eterna Verdad.

Viacrucis – Duodecima Estación

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, oh Cristo…

“A las tres, Jesús gritó con fuerza:
“Dios mío, Dios mío, ¡por qué me has abandonado?”
Jesús, lanzando un fuerte grito, murió.
El centurión, al verlo morir así, dijo:
¡Verdaderamente, este hombre era el hijo de Dios”.

Todo se ha consumado. Ha llegado el fin. Ya no hay más. Ya no hay nada. Tan solo el cadáver de uno que ha muerto
abandonado, fracasado y solo. Y sin embargo… Ahora es más nuestro que nunca. Porque ahora sabe lo que es nuestra muerte, y nuestro fracaso, y nuestra soledad.
Y en él viven ahora todas nuestra muertes. Y en esa muerte anida toda la esperanza de nuestra inmortalidad.

Pon, Señor, nuestra vida junto a tu muerte, para que así, junto a nuestra muerte, esté tu vida.
Padre nuestro.

Vitoria, tú reinarás. Oh Cruz, tú nos salvarás.

Viacrucis – Undecima Estación

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Te adoramos, oh Cristo…

Lo crucificaron. Y con Él crucificaron también a otros dos, uno a cada lado de Jesús.
Pilato mandó poner sobre la cruz este letrero:
“Jesús de Nazaret, rey de los judíos”.

Le han clavado las manos, y ya no puede acariciar a los niños. Le han clavado los pies, y ya no puede caminar nuestros caminos. Le han tapado la boca con hiel y vinagre, y ya no puede curar, ni bendecir.
Era molesto. Quería cambiar nuestra vida.
Está mejor así: clavado, inmovilizado.
Pero aún le queda un corazón. Ese no se lo pueden clavar
porque se va a morir solo, perdonando.

Señor, clávate en nuestra vida. Transforma nuestro corazón y hazlo como el tuyo.
Padre nuestro.

Dios mío (2) por qué me has abandonado.