Se acerca a su final la primera decada de este siglo

Técnicamente hablando el siglo XXI empezó el 1 de Enero del 2001, y por tanto su primera década culminará el 31 de diciembre del año 2010. Sin embargo, hay un algo en nuestra mente que nos hace sentir diferentes cuando, al escribir una fecha, tengamos que usar 201… y no 200… como veníamos haciendo desde el 2000.

El balance, ya no de un año, sino de una década, nos deja inquietos: estos fueron los años de las Torres Gemelas, el Tsunami, al crisis financiera, los escándalos del clero en muchos países, la conciencia global sobre los desastres ecológicos que nos afectarán por el resto del siglo. En esta década se nos fue Juan Pablo II, llamado El Grande. Este ha sido también el decenio en que algunos de los peores abortistas que la humanidad ha conocido han llegado al poder, con gran talante: Barack Obama y José Luis Rodríguez Zapatero.

Hay cosas buenas que contar, por supuesto: uno de los mejores teólogos que ha tenido la humanidad recientemente es ahora nuestro Papa, y su palabra marcará el rumbo de la Iglesia por muchos lustros. Los esfuerzos ecuménicos pasan por un momento notable y prometedor con anglicanos tradicionales, ortodoxos griegos y rusos, luteranos, algunos episcopalianos y están notoriamente mejor las posibilidades con los seguidores de Mons. Lefebvre.

En la ciencia, no pocos esperamos grandes revelaciones de la herramienta más gigantesca que se haya construido jamás para explorar la materia: el nuevo acelerador de partículas del CERN, en la frontera franco-suiza.

Los movimientos pro-vida van llegando a una mayoría de edad, si podemos decirlo así, y su capacidad de convocatoria no ha hecho sino crecer. Muchas comunidades religiosas y seminarios reciben abundantes vocaciones, desmintiendo abiertamente las triunfalistas predicciones de ateos y agnósticos.

Somos además, y ante todo, una humanidad mucho más consciente de su unidad interior. Parece que nos va quedando calro que, sea como planeta o como sociedad, nos salvamos todos o nos hundimos todos.

Pido que miremos con sereno optimismo el futuro inmediato, sin poner tanto nuestras esperanzas en nuestros líderes actuales sino más bien en tantos movimientos de base que están preparando nuevas formas de resistir a las oleadas pegajosas del consumismo y el hedonismo. Hablo de aquellos que, como dignos herederos de los “Pobres de Yahvé,” educan a sus hijos para que sean guerreros de la causa de Cristo, bien formados en las armas del ayuno, la oración, la liturgia, el conocimiento de la fe, la práctica de las obras de misericordia, la vivencia de los sacramentos, el anhelo mismo de la santidad.

Así lo digo y que sea claro el mensaje: Dios ya está preparando su gente. Despuntará una generación humilde pero muy valiente, bien preparada en su mente y su corazón, capaz de insertarse casi insensiblemente en las instituciones envejecidas. Cuando llegue el momento ellos traerán un amanecer de gracia. No sucederá pronto, pero sí sucederá, y este año 2010 será importante en ese caminar.

Curso: Invitacion a la Cristologia (9 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 9 de 20: La cristología de San Juan.

[Si estás leyendo esto en Facebook y deseas escuchar la predicación a la que aquí se hace referencia, haz click en “Publicación Original.”]

Temas de la Sesión 9: El Cuarto Evangelio ha sido ocasión de notable polémica en las últimos décadas, porque su redacción sirve claramente de inspiración a la cristología descendente, mientras que hoy tiene mayor acogida la cristología ascendente, que intenta reproducir en nosotros el itinerario de los discípulos. También es esta última la que enfatiza en la cercanía y amistad con Jesús. De algún modo es el esquema de los Evangelios Sinópticos.

En la cristología descendente, muy presente en San Juan, el punto de partida es Dios; es el Cristo pre-existente, y la Encarnación (de ahí los tratados ). Pero, ¿es completamente “ascendente” la cristología de los Sinópticos? ¿Es del todo descendente la de San Juan? Además, ¿qué tan suficiente es el enfoque ascendente, que parece casi norma única para la cristología académica actual?

[Referencia bibliográfica: Gabino Uríbarri, La Singular Humanidad de Jesucristo.]

¿Cuál es, en efecto, el intento de la cristología ascendente? Encontrarse con Cristo antes que con lo que se ve como el dogma cristológico. Pero, ¿es ello posible sobre la base de unas Escrituras que hablan de Cristo como pre-existente? Además, ¿no es el caso que el rechazo a ese “dogma” se hace sobre la base (implícita) de otros “dogmas”? Si la preexistencia fue creída por la primera generación de cristianos, el proyecto “ascendente” se muestra como radicalmente insuficiente: no puede dar razón de ese dato de la Escritura.

La Comunidad no es autora colectiva pero sí es colectivamente responsable; es instancia validante que da fe de la verdad fundamental del mensaje de salvación, un mensaje por el que había que estar dispuesto a dar la vida. En el proceso de elaboración del canon está ya integrada la base apostólica, incluyendo los elementos jerárquicos que surgen naturalmente de este hecho los Evangelios son testimonios. Quienes dan el testimonio original van jerárquicamente primero que todos los demás. La comunidad creyente ni fue ni no puede ser una democracia, aunque sí es instancia colectiva de validación.

Ya la Carta a los Filipenses, en su Capítulo 2, afirma que Cristo era “de condición divina.” Esto fue escrito, ratificado, y cantado por comunidades creyentes muchos años antes de la redacción del Evangelio según San Juan.

El prejuicio que ronda a la cristología ascendente es que el encuentro con la humanidad de Cristo impide la afirmación de su preexistencia o su divinidad. La solución, sin embargo, no es descartar el énfasis ascendente sino ser conscientes de sus límites. Y sobre todo: si vamos a seguir el camino de fe de los discípulos, sigámoslo hasta el final, esto es, hasta la afirmación de la verdad de la resurrección y de la divinidad del Señor Jesús.

En otro sentido, no cabe decir que el Cristo del Evangelio de San Juan sea sólo “deducido.” Datos históricos, a veces únicos, aparecen en el Cuarto Evangelio, mostrando una base fáctica que ha sido comprobada por la arqueología (por ejemplo, la piscina de los cinco pórticos: Juan 5,2).

Cristo en el Evangelio de San Juan:

  1. Lógos: En cuatro líneas de interpretación: (1) Plenitud de aquello que Dios quería decirnos en los profetas. (2) Revelador del Padre. (3) Todo lo que podíamos necesitar, de lo que teníamos hambre “no sólo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” (4) El sentido y razón de ser de todo: el cosmos, la historia, el corazón humano.
  2. Semeion: Señal de Dios, y el que hace significativa la vida, y el que da y enseña a leer los signos de Dios. La fe, en San Juan, no es apuesta ciega, sino es lectura de signos: “Kai eiden kai epísteusen.”
  3. Hora de Dios: Cristo es el perfecto acontecer de Dios.

Inculturacion

inculturacion
El Evangelio no es una cultura pero no puede ser indiferente a las culturas. Este sitio web explora esa afirmación. Click!

Venimos del Padre y a El volvemos

VENIMOS DEL PADRE Y A ÉL VOLVEMOS

(Jn 16, 26-28)

Estos últimos momentos de nuestra reflexión vamos a emplearlos meditando sobre un tema maravilloso, que nos llena de esperanza. Y es sobre nuestro ingreso y nuestro fin en este mundo. Cuando alguien me pregunta de dónde soy, yo le contesto: vine del cielo y al cielo regreso. Pero es mucho mejor decir, vine del Padre y regreso al Padre. Esto mismo decía Jesús: “Salí del Padre y vine al mundo, de nuevo dejo el mundo y regreso al Padre” (Jn 16,28). Esta sola frase resume el misterio de su Persona. En efecto, dice la Palabra que “El Verbo estaba junto a Dios” (Jn 1, 1). Pues existía antes de todas las cosas. Y existía junto al Padre, es decir, tiene una relación de intimidad con Él, tan grande que tiene la misma naturaleza con El. Salí del Padre: es el misterio de su Encarnación, la Palabra se hizo carne; ahora vuelvo al Padre: resucitado y glorioso lleva los trofeos de su victoria: el pecado destruido, la muerte vencida, la vieja ley de Moisés superada, deja a los hombres los sacramentos, su Iglesia, la salvación.

Continuar leyendo “Venimos del Padre y a El volvemos”

Curso: Invitacion a la Cristologia (8 de 20)

Invitación a la Cristología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el segundo semestre de 2009. Sesión 8 de 20: La cristología de San Mateo.

[Si estás leyendo esto en Facebook y deseas escuchar la predicación a la que aquí se hace referencia, haz click en “Publicación Original.”]

Temas de la Sesión 8: San Mateo da énfasis a las palabras de Cristo, pero no podemos separar milimétricamente “palabras” de “obras” en Cristo. Cuando la gente habla de la “autoridad” de Cristo se refiere a esta unión de hablar y obrar.

Palabras de Cristo: irrupción de un nuevo orden. Su palabra eficaz es comparable con Génesis 1: “Dios lo dijo y existió.” Cristo es un nuevo Moisés no como agregado, complemento o reemplazo del primer Moisés, sino como Aquel que constituye un nuevo orden, el orden definitivo querido por Dios.

Cristo es legislador, no como quien propone una nueva ley que quedaría a merced de quien la escucha, sino como quien instaura la ley nueva que obra desde dentro, rehaciendo a quien la escucha. En Moisés la propuesta (ley) queda afuera y la ejecución adentro. En Mateo, Cristo ordena incluso “imposibles” porque la ejecución ya empieza en la propuesta; al proponer instaura una condición nueva.

En la creación, hay un solo principio: Dios. Dios no crea a partir de “algo,” que sería un segundo principio, sino a partir de la “nada.” Así que, en la radicalidad de lo que somos, ya existe esa acción creadora que habla de una Palabra que es único principio. En ese nivel de radicalidad pronuncia Cristo su “Buena Nueva” según san Mateo, rehaciéndonos al hablarnos. La obediencia consiste en no frenar a la Palabra que nos rehace. Ser discípulo es escuchar y no detener la Palabra.

Por ello, en san Mateo, negar la divinidad de Cristo es dejar sin autoridad su manera de hablar de la alianza en presente, del sábado y su manera de pedir imposibles, como ser puro, humilde y generoso a la vez siempre. Al obrar así, como lo hace a lo largo de todo este Evangelio Jesús es un blasfemo, un loco o Dios entre nosotros. Jesús es el testigo y realizador primordial de la ley (voluntad) original de Dios. Por eso, sólo Cristo es la “plenitud” de la Ley.

Que es la Vida Eterna?

«Presentando el núcleo central de su misión redentora, Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Se refiere a aquella vida ‘nueva’ y ‘eterna’, que consiste en la comunión con el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador. Pero es precisamente en esa ‘vida’ donde encuentran pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre.» (Evangelium vitae 1c)

Continuar leyendo “Que es la Vida Eterna?”

Viva la Poesi­a

El científico dice: “la estrella se ve” o “la estrella no se ve.” El poeta dice: “Tímida, la estrella se asoma.”

El técnico dijo: “Ese coche ya no funciona más; hay que venderlo por chatarra.” El poeta replica: “El camino… ¡cuántos caminos! se han agolpado en las entrañas de mi coche; ebrio de vida y de historia, necesita por igual del sueño y de la lucidez del recuerdo.”

El computador dice: “Se ha llenado este disco duro. Borre archivos o conecte un disco de mayor capacidad.” El poeta comenta: “Cada nuevo recuerdo, es un nuevo huésped de mi alma. Los demás salen a recibirlo y las historias del recién llegado a todos entretienen.”

El médico pragmático anuncia: “El paciente está en coma irreversible, y es cosa que debemos asumir. Punto.” El poeta dice: “Aguardad un poco, que aún no se sabe si es un punto o un punto y coma.”

El negociante de la bolsa dice: “¡Es hora de comprar!” Y por la tarde dice: “¡Es hora de vender!” El poeta garrapatea: “Es hora de aprender; es tiempo de callar…”

El sepulturero dice: “Ernesto ha muerto.” El poeta escribe parsimonioso y convencido en su cuaderno: “Ernesto entregó la vida.”

El escéptico dice: “Mira, tu semilla, la de la esquina del jardín, se murió.” El poeta reclama: “¿Y ya viste cómo en esa esquina hay un brote nuevo donde ella estaba?”