Familia, vida económica y trabajo

248 La relación que se da entre la familia y la vida económica es particularmente significativa. Por una parte, en efecto, la « eco-nomía » nació del trabajo doméstico: la casa ha sido por mucho tiempo, y todavía —en muchos lugares— lo sigue siendo, unidad de producción y centro de vida. El dinamismo de la vida económica, por otra parte, se desarrolla a partir de la iniciativa de las personas y se realiza, como círculos concéntricos, en redes cada vez más amplias de producción e intercambio de bienes y servicios, que involucran de forma creciente a las familias. La familia, por tanto, debe ser considerada protagonista esencial de la vida económica, orientada no por la lógica del mercado, sino según la lógica del compartir y de la solidaridad entre las generaciones.

249 Una relación muy particular une a la familia con el trabajo: « La familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano ».561 Esta relación hunde sus raíces en la conexión que existe entre la persona y su derecho a poseer el fruto de su trabajo y atañe no sólo a la persona como individuo, sino también como miembro de una familia, entendida como « sociedad doméstica ».562

El trabajo es esencial en cuanto representa la condición que hace posible la fundación de una familia, cuyos medios de subsistencia se adquieren mediante el trabajo. El trabajo condiciona también el proceso de desarrollo de las personas, porque una familia afectada por la desocupación, corre el peligro de no realizar plenamente sus finalidades.563

La aportación que la familia puede ofrecer a la realidad del trabajo es preciosa, y por muchas razones, insustituible. Se trata de una contribución que se expresa tanto en términos económicos como a través de los vastos recursos de solidaridad que la familia posee. Estos últimos constituyen un apoyo importante para quien, en la familia, se encuentra sin trabajo o está buscando una ocupación. Pero más radicalmente aún, es una contribución que se realiza con la educación al sentido del trabajo y mediante el ofrecimiento de orientaciones y apoyos ante las mismas decisiones profesionales.

250 Para tutelar esta relación entre familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar es el salario familiar, es decir, un salario suficiente que permita mantener y vivir dignamente a la familia.564 Este salario debe permitir un cierto ahorro que favorezca la adquisición de alguna forma de propiedad, como garantía de libertad. El derecho a la propiedad se encuentra estrechamente ligado a la existencia de la familia, que se protege de las necesidades gracias también al ahorro y a la creación de una propiedad familiar.565 Diversas pueden ser las formas de llevar a efecto el salario familiar. Contribuyen a determinarlo algunas medidas sociales importantes, como los subsidios familiares y otras prestaciones por las personas a cargo, así como la remuneración del trabajo en el hogar de uno de los padres.566

251 En la relación entre la familia y el trabajo, una atención especial se reserva al trabajo de la mujer en la familia, o labores de cuidado familiar, que implica también las responsabilidades del hombre como marido y padre. Las labores de cuidado familiar, comenzando por las de la madre, precisamente porque están orientadas y dedicadas al servicio de la calidad de la vida, constituyen un tipo de actividad laboral eminentemente personal y personalizante, que debe ser socialmente reconocida y valorada,567 incluso mediante una retribución económica al menos semejante a la de otras labores.568 Al mismo tiempo, es necesario que se eliminen todos los obstáculos que impiden a los esposos ejercer libremente su responsabilidad procreativa y, en especial, los que impiden a la mujer desarrollar plenamente sus funciones maternas.569

NOTAS para esta sección

561Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 601.

562León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 104.

563Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 600-602.

564Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 200; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 67: AAS 58 (1966) 1088-1089; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem execerns, 19: AAS 73 (1981) 625-629.

565Cf. León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 105; Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 193-194.

566Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, a, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

567Cf. Pío XII, Alocución a las mujeres sobre la dignidad y misión de la mujer (21 de octubre de 1945): AAS 37 (1945) 284-295; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris consortio, 23: AAS 74 (1982) 107- 109; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

568Cf. Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 17: AAS 86 (1994) 903-906.

569Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris el consortio, 23: AAS 74 (1982) 107-109.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

¿Por qué hablamos de vida cotidiana?

“Estaba preparando algo y he querido preguntarme por qué hablamos de “vida cotidiana”. Vida no hay más que una… Sin embargo, creo que muchos utilizan esta expresión para hablar “de lo pequeño”. Hacen así su vida pequeña, la reducen torpemente como si en ella no existiera lo más grande….”

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Sobre la corrección fraterna

Estimado Padre Fray Nelson:

Solamente quiero agradecer por algo muy especial que sucedió hace algunas semanas en el grupo de la parroquia, somos varios matrimonios que prestamos servicio para los jóvenes que se van a casar. Sucede que en el equipo habíamos venido teniendo problemas por diversas circunstancias unos con otros. No se como explicar, pero Dios se manifiesta siempre de manera muy especial en momentos muy difíciles, yo creo que en la vida de todos nosotros que estamos tan sensibles al querer de Dios.

Estába muy desanimada y entonces por esos días en las lecturas del domingo se habló de la corrección fraterna y escuché una predicación que tal parece que Dios me escuchó, una predicación que me pareció muy bonita y muy adecuada para ese momento. Ayer precisamente la llevé al grupo para que la escucháramos, como siempre la Palabra de Dios es viva y eficaz, espero que rinda frutos.

PD La predicación que escuchamos fue ao23008a – AM

A pesar de los malos cristianos

San Lucas, al contar la historia de la primera difusión del Evangelio, no insiste mucho en los escándalos producidos por los malos cristianos, al estilo de Ananías y Safira, sino que centra su relato en las figuras de los verdaderos evangelizadores, Pedro y Pablo, Esteban y Felipe… Y es natural que así lo hiciera, pues estaba escribiendo precisamente los hechos de los apóstoles. Es lógico que, haciendo crónica de la primera evangelización del mundo pagano, dejara a un lado las miserias de los malos cristianos, ya que ellos no colaboraron a la evangelización; por el contrario, ésta se hizo a pesar de ellos. Pues bien, tampoco los cristianos infieles o perversos merecen ser recordados al hablar de las hechos de los apóstoles de América. Pero no quedaría completo nuestro cuadro sin mencionar brevemente su existencia.

Los cronistas primitivos, al hablar de descubrimientos y conquistas, no ocultan los hechos criminales, sino que los denuncian con amargura. Así Mariño de Lobera, después de narrar una acción cruel de sus compañeros españoles, afirma: «Esta gente que conquistó Chile por la mayor parte de ella tenía tomado el estanco de las maldades, desafueros, ingratitudes, bajezas y exorbitancias» (Crónica 58).

Pero tampoco faltaban en tiempos de paz los abusos y extorsiones. En el Perú de 1615, el mestizo Felipe Guaman Poma de Ayala, el mismo que elogia a Lima, «a donde corre tanta cristiandad y buena justicia», o Tucumán, «toda cristiandad y policía y buena gente caritativos, amigo de los pobres», hablando así de muchas otras ciudades -Bogotá, Popayán, Riobamba, Cuenca, Loja, Cajamarca- (Nueva crónica C,1077-1154), en otras páginas de su escrito dice cosas como ésta: «Todos los españoles son contra los indios pobres de este reino. Hay que considerar en éste mucho… Y no hay cristianos ni santos, que todos están en el cielo» (C, 1014). Eso le lleva a una oración ingenua y desesperada: «Jesucristo, guárdame de los justicias, del corregidor, alcalde, pesquisidor, jueces, visitadores, padre doctrinante, de todos los españoles, los ladrones, los despojadores de hombres. Protégeme. Cruz» (B,903)…

Siendo tanto lo malo en las Indias, debió ser enorme lo bueno, para que la evangelización fuera posible, como lo fue.

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Aborto aumenta mortalidad materna y daña salud de mujeres

“Los especialistas, provenientes de diversas partes del mundo, afirmaron que el aborto no es necesario para promover la salud de las mujeres ya que en realidad la perjudica. Además rechazaron las hipótesis de los que apoyan la expansión del aborto como “derecho”, enfatizando que en los embarazos, incluso aquellos considerados como de alto riesgo, no generan un conflicto entre las necesidades de la madre y las del niño…”

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