#Moisés no quería que el malo contagiara al bueno; #Jesús no quiere que el bueno deje de contagiar con su bondad al malo.
ALIMENTO 20150111
VÍSPERAS 20150109
#VisperasFrayNelson para el Viernes después de Epifanía
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este camino de oración en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
Los 10 perfiles llevados por sacerdotes que triunfan en Facebook
Las mujeres y el derecho al trabajo
295 El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral. El primer e indispensable paso en esta dirección es la posibilidad concreta de acceso a la formación profesional. El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito dependen, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la dignidad y la vocación de la mujer, cuya « verdadera promoción… exige que el trabajo se estructure de manera que no deba pagar su promoción con el abandono del carácter específico propio y en perjuicio de la familia, en la que como madre tiene un papel insustituible ».636 Es una cuestión con la que se miden la cualidad de la sociedad y laefectiva tutela del derecho al trabajo de las mujeres.
La persistencia de muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo, se debe a una larga serie de condicionamientos perniciosos para la mujer, que ha sido y es todavía « olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud ».637 Estas dificultades, desafortunadamente, no han sido superadas, como lo demuestran en todo el mundo las diversas situaciones que humillan a la mujer, sometiéndola a formas de verdadera y propia explotación. La urgencia de un efectivo reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo se advierte especialmente en los aspectos de la retribución, la seguridad y la previsión social.638
NOTAS para esta sección
636Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 628.
637Juan Pablo II, Carta a las mujeres (29 de junio de 1995), 3: AAS 87 (1995) 804.
638Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 24: AAS 74 (1982) 109-110.
Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.
LAUDES 20150109
#LaudesFrayNelson para el Viernes después de Epifanía
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este camino de oración en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
ESCUCHA cómo enfrenta el apóstol San Juan los retos más duros de la vida cristiana
De verdad, ¿cómo se llega al amor al prójimo, y por qué camino a la obediencia?
LA GRACIA del Sábado 10 de Enero de 2015
Escuchar de veras a Dios es abrir ese puente de comunicación que luego nos da garantía de que Él nos escucha.
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
VÍSPERAS 20150108
#VisperasFrayNelson para el Jueves después de Epifanía
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este camino de oración en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
Verdadera grandeza
Tres niños comentaban acerca de sus vacaciones:
-El primero emocionado dice: “estuve de vacaciones en la enorme casa que mi papa posee en el campo… la casa tiene unas puertas tan grandes que puede entrar un elefante por ellas”.
-Otro niño dice: “yo pase mis vacaciones en la inmensa casa que mi papa tiene en la cordillera… es un edificio donde puede entrar hasta un avión por la puerta.
-Toca el turno del tercero que dice: yo vacaciones en la casa que mi papa tiene en la playa,
Los otros dos niños preguntan: ¿es una casa grande?
-Sonriendo tavito dice: “por supuesto que es grande, la casa es tan pero tan grande que hasta el sol puede entrar por la ventana”
¿Un católico puede utilizar el eneagrama?
ALIMENTO 20150110
LAUDES 20150108
#LaudesFrayNelson para el Jueves después de Epifanía
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este camino de oración en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
ALIMENTO 20150109
Duras realidades del mundo azteca antes de la llegada de los españoles
Como hemos dicho, en casi todos los meses del año, religiosamente ordenado por el Calendario azteca, se realizaban en México muy numerosos sacrificios humanos. Fray Juan de Zumárraga, arzobispo de México, en una carta de 1531 dirigida al Capítulo franciscano reunido en Tolosa, dice que los indios «tenían por costumbre en esta ciudad de México cada año sacrificar a sus ídolos más de 20.000 corazones humanos» (Mendieta V,30; +Trueba, Cortés 100). Eso explica que cuando Bernal Díaz del Castillo visitó el gran teocali de Tenochtitlán, aunque era soldado curtido en tantas peleas, quedó espantado al ver tanta sangre:
«Estaban todas las paredes de aquel adoratorio tan bañado y negro de costras de sangre, y asimismo el suelo, que todo hedía muy malamente… En los mataderos de Castilla no había tanto hedor» (cp.92).
Bernardino de Sahagún, franciscano llegado a México en 1529, donde vivió sesenta años, en su Historia General de las cosas de la Nueva España (lib.II), describe detalladamente el curso de los diversos cultos rituales que se celebraban en cada uno de los 18 meses, de 20 días cada uno. Por él vemos que a lo largo del año se celebraban sacrificios humanos según una incesante variedad de motivos, dioses, ritos y víctimas. En el mes 1º «mataban muchos niños»; en el 2º «mataban y desollaban muchos esclavos y cautivos»; en el 3º, «mataban muchos niños», y «se desnudaban los que traían vestidos los pellejos de los muertos, que habían desollado el mes pasado»; en el 4º, como venían haciendo desde el mes primero, seguían matando niños, «comprándolos a sus madres», hasta que venían las lluvias; en el 5º, «mataban un mancebo escogido»; en el 6º, «muchos cautivos y otros esclavos»…
Y así un mes tras otro. En el 10º, «echaban en el fuego vivos muchos esclavos, atados de pies y manos; y antes que acabasen de morir los sacaban arrastrando del fuego, para sacar el corazón delante de la imagen de este dios»… En el 17º mataban una mujer, sacándole el corazón y decapitándola, y el que iba delante del areito [canto y danza], tomando la cabeza «por los cabellos con la mano derecha, llevábala colgando e iba bailando con los demás, y levantaba y bajaba la cabeza de la muerta a propósito del baile». En el 18º, en fin, «no mataban a nadie, pero el año del bisiesto que era de cuatro en cuatro años, mataban cautivos y esclavos». Los rituales concretos -vestidos, danzas, ceremoniales, modos de matar- estaban muy exactamente determinados para cada fiesta, así como las deidades que en cada solemnidad se honraban.
Fray Bernardino de Sahagún, tras escuchar a múltiples informantes indios, consigna fríamente todos sus relatos -en los que a veces se adivinan cantilenas destinadas a ser retenidas en la memoria, para mejor recordar los ritos exactos-, y finalmente exclama: «No creo que haya corazón tan duro que oyendo una crueldad tan inhumana, y más que bestial y endiablada, como la que arriba queda puesta, no se enternezca y mueva a lágrimas y horror y espanto; y ciertamente es cosa lamentable y horrible ver que nuestra humana naturaleza haya venido a tanta bajeza y oprobio que los padres, por sugestión del demonio, maten y coman a sus hijos, sin pensar que en ello hacían ofensa alguna, mas antes con pensar que en ello hacían gran servicio a sus dioses. La culpa de esta tan cruel ceguedad, que en estos desdichados niños se ejecutaba, no se debe tanto imputar a la crueldad de los padres, los cuales derramaban muchas lágrimas y con gran dolor de sus corazones la ejercitaban, cuanto al crudelísimo odio de nuestro enemigo antiquísimo Satanás, el cual con malignísima astucia los persuadió a tan infernal hazaña. ¡Oh Señor Dios, haced justicia de este cruel enemigo, que tanto mal nos hace y nos desea hacer! ¡Quitadle, Señor, todo el poder de empecer!» (lib.II, cp.20).
El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.
Diversidad litúrgica y unidad del misterio
“La diversidad litúrgica puede ser fuente de enriquecimiento, puede también provocar tensiones, incomprensiones recíprocas e incluso cismas. En este campo es preciso que la diversidad no perjudique a la unidad. Sólo puede expresarse en la fidelidad a la fe común, a los signos sacramentales que la Iglesia ha recibido de Cristo, y a la comunión jerárquica. La adaptación a las culturas exige una conversión del corazón, y, si es preciso, rupturas con hábitos ancestrales incompatibles con la fe católica”
Click!



