La fe permite que las cosas sucedan en nuestra vida a la escala y la manera de Dios, que son más altas y mejores que las nuestras.
En el evangelio según San Juan más que hablar de “milagros” se habla de “señales” porque los prodigios de Dios son ante todo eso: señales que apuntan hacia la abundancia de su amor sabio y poderoso.
[Predicación en el encuentro de los Misioneros de Jesús en Ciudad de Panamá.]