(1) Los seres humanos necesitamos amor; es una fuerza que en ocasiones llega a ser mayor que el apego a la vida misma. (2) Pero el amor se ha dañado, fracturado, ensuciado. (3) Por eso necesitamos que Cristo sane nuestro amor y nuestro amar: su Sangre hace como una transfusión en nosotros, y su Cuerpo es Pan Vivo, es decir, alimento que llega vivo y actuante a nosotros.