“Ningún esfuerzo pesa demasiado, cuando amas. Por supuesto que sudamos la camiseta, nos esforzamos, nos cansamos, tenemos días buenos y malos… pero ninguna dificultad o esfuerzo tiene suficiente peso, si lo comparas con la meta, con la recompensa. Además, cuando miramos hacia atrás y vemos nuestra pequeña biografía, descubrimos que cualquier queja fue injusta. Cuando nos quejamos, siempre es por falta de fe, de confianza en Dios. No hemos de quejarnos ni prestar atención a las dificultades. Simplemente, hemos de trabajar con pasión…”
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