La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de lo que pasa dentro de nosotros.
La felicidad se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida.
La felicidad es un asunto de valentía; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado.
La felicidad es un estado de ánimo; no somos felices en tanto no decidamos serlo.
La felicidad no consiste en hacer siempre lo que queremos, sino en querer todo lo que hacemos.
La felicidad nace de nuestro corazón, en nuestro trabajo, y de hacerlo con alegría y entusiasmo.
La felicidad no tiene recetas; cada quien la cocina con la sazón de su propia meditación.
La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.
Los sufrimientos nos pulen el alma, mientras que las alegrías le dan brillo. Lo que pasa es siempre lo mejor. Goza mientras vivas, disfruta tu día; vive la vida al máximo; sácale el mejor provecho a lo que posees. ¡Es más tarde de lo que crees!
Los sueños son la esperanza perenne de nuestra vida y la energía que nos hace vivir: ¡alégrate en ellos!