La obra de Cristo: Él transforma no solo el agua en vino sino: las tinajas “de purificación” en vasijas ” de gratitud y alegría.” Si nuestro corazón, por la humildad y el aerrepentimiento son como esas tinajas, Él de nuevo hará de nuestras vdias recintos de agradecimiento y alabanza. – La obra de María: Ella no se exhibe pero sí ayuda; no se impone pero tampoco se desalienta. Gracias a Ella se apresura la hora de Jesucristo.