A veces pensamos que la frontera de la fe consiste en si uno tiene estudios o no, o si uno es hombre o mujer, o si uno es joven o viejo. En realidad, la frontera está en una elección: ¿seguimos la mentalidad del paganismo sí o no? El paganismo queda aquí descrito como una absolutización del presente, por una mezcla de orgullo, ignorancia y miedo, que lleva a negar los errores del pasado y a llevar una vida que en el fondo carece de esperanza.