En la Biblia, Dios manifiesta su poder inmenso no tanto a través de la fuerza física, o jugando con los cielos, sino de tres maneras: venciendo la esterilidad, levantando a los que están caídos o son marginados, y destruyendo ese impenetrable muro que es el odio. En esta primera parte de la predicación hablamos de lo correspondiente a la esterilidad y la marginación.