Una de las cosas que me gustan de los católicos convencidos es que no se limitan a quejarse sino que abren camino y hacen propuestas creativas, signadas por el poder del Espíritu Santo.
En varios lugares, de los cuales destaco Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, se realizan “retiros de carnaval,” es decir: se convoca a la gente a orar y reflexionar, a bendecir y alabar a Dios, precisamente en el tiempo en que el mundo pretende a arrastrar a todos en la vorágine de sus excesos y pecados.
A mí no se me olvida que Santa Catalina de Siena celebró las bodas de su amor con Cristo precisamente en la época en que su ciudad se perdía en medio del estruendo y desorden del carnaval.
Y tú, ¿qué vas a hacer? ¿Serás cómplice activo? ¿Cómplice pasivo (espectador)? ¿O serás agente de cambio, en el Nombre de Cristo?