[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]
Tema 5 de 10: Conocimiento de sí, parte 1 de 4
* De nada sirve el Puente si no lo usamos. Pero descubrir el valor del Puente no es un asunto externo sino que tiene que ver con descubrirse uno mismo llamado hacia la plenitud en Dios y bloqueado en su camino hacia esa plenitud.
* Por eso es necesario “entrar” en sí mismo: porque sólo en uno mismo, en la propia historia, puede uno llegar a la convicción profunda de cuánto se necesita ese Puente y qué saludable es ir a través de Él.
* Además, el pecado es siempre olvido de Dios, o dar la espalda a Dios, por volverse hacia los bienes parciales que nos ofrecen las creaturas. En tal sentido, la vida de pecado está volcada hacia afuera, según aquello que reflexionaba San Agustín en sus Confesiones, ya tiempo después de la conversión: “Tú estabas dentro de mí, Señor, y yo afuera…” Si pecar es quedarse retenido “afuera” parece lógico afirmar que convertirse implica entrar en sí mismo y descubrir allí a Dios. Es lo que propone Santa Catalina.
* Pero para llegar a esa casa interior del conocimiento de sí mismo es preciso salir del agua del río. Aunque uno no puede llegar a la orilla de Dios por las propias fuerzas, sí puede y debe volver a la verdad de su condición de ser humano, con todas las limitaciones y pecados. Hay obstáculos externos a nuestra verdad profunda, que quieren impedir que lleguemos a esa verdad. Los principales son:
(1) Inmadurez: cuando uno pretende que la responsabilidad de la propia vida recaiga siempre en otras personas, usualmente del propio pasado: lo que los papás fueron o hicieron, etc.
(2) Ignorancia, que puede ser salvable o insalvable.
(3) Error, cuando uno ha llegado a convencerse de algo que no es cierto, por ejemplo, por repetición del entorno.
(4) Cinismo: cuando, agotado de luchar por cambiar lo que parece reprobable, uno intenta convencerse, y convencer a los demás, que ello no tiene nada de malo.
(5) Desesperación: cuando, agotado de luchar, y aveces también: agotado de tratar de convencerse de que no está mal lo que sí está mal, la persona renuncia a la esperanza y se enclaustra en su pasado.
* Esos diversos obstáculos forman una especie de anillo de maleza que impide entrar en la “casa” del propio conocimiento.