Juegos y Autoconocimiento
Entender la adicción a los juegos puede parecer un ejercicio marginal, necesario solamente para los psiquiatras o para las familias que padecen que uno de sus miembros tenga tal inclinación.Para mí el tema es más profundo.
Partamos de la base de que me da miedo tanto la gente que no sabe jugar como la que juega con todo. Hitler representa muy bien a los primeros y Nerón a los segundos. Los extremos se tocan. Si una persona no puede reconocer un espacio de libertad, creatividad y placer adentro de sí mismo, ¿qué mundo querrá construir? De otra parte, si somos honestos y reconocemos tal espacio en nosotros también admitiremos que podríamos fascinarnos tanto con él que quisiéramos mudarnos a sus moradas. Tal es el intento del adicto.
Claro que no todos los juegos o jugadores son iguales. Cada quien retrata sus propias búsquedas en los juegos que le atraen o no le atraen. Nuestro maestro de novicios solía decir que en ningún lugar conocía más de nosotros que en la cancha de básquetbol.
Hay juegos en los que prima la destreza, en otros la sagacidad; otros aún privilegian el espíritu de competencia y otros dejan todo o casi todo al azar, como los dados. Cada uno de estos platos del inmenso menú de los juegos apunta a un género distinto de jugador. Hay gente que ama apostar y otra que ama correr. Hay quien gusta de circunstancias adversas y quien sólo quiere algo grato a sus sentidos. Si analizamos qué juegos nos gustan y por qué, aprenderíamos muchísimo sobre nosotros mismos.