Te bendigo sin saber qué traen tus manos,
y sin saber si completo yo he de verte;
te bendigo, año del Señor dos mil trece,
y pronuncio sobre ti su Nombre Santo.
Hoy bendigo cada noche y cada día
de los trescientos sesenta y cinco tuyos,
y al bendecirte con amor yo escucho
que es el Señor quien sana y da la vida.
Me mueve la fe al empezar el año nuevo
y la esperanza me da fuerza y alegría;
la caridad sea la luz de cada día
mientras avanzo, paso a paso, hacia el Eterno.
– Fr. Belson Medina, O.P.