Uno de los aspectos más desconcertantes de Fátima, por lo menos en una primera impresión, es aquello de que alguien “del Cielo” ponga citas en términos de fechas, horas y lugares: Cova de Iría, los días 13, de mayo a octubre de 1917.
La cosa cambia si pensamos en lo que significa la realeza de Cristo y la participación que los bienaventurados tienen ya en esa realeza, pues San Pablo dijo: “Reinaremos con Él.”
Es evidente que la manera de obrar de la Madre de Cristo es la de una persona que no está sujeta a tiempos y lugares específicos. Cuando el administrador (algo así como el alcalde o sheriff de la zona) encarcela a los pastorcitos para el 13 de agosto, la aparición no sucede en Cova de Iría ni en ese día, sino en Valinhos, y el 19.
Lo que podemos entender de esto es que hay una participación de la realeza de Cristo en aquellos que están unidos con él en la bienaventuranza y que en ese sentido las apariciones de la Virgen son una participación en el señorío de Cristo sobre el universo visible y sobre la historia humana.