¿En qué se diferencia una beatificación de una canonización?
La beatificación supone el reconocimiento de la santidad de una persona. La canonización añade dos cosas: compromete la infalibilidad pontificia y concede culto público en la Iglesia universal. A la persona “canonizada” se le asigna un día de fiesta en el calendario litúrgico universal y se le pueden dedicar iglesias y santuarios.
De hecho, canonizar significaba originalmente eso: introducir en el “canon” de la Misa, o sea, declarar la unidad de la vida y la muerte de alguien con la vida y muerte mismas de Jesucristo. Uno ve que es un acto que por su misma naturaleza implica la autoridad de la Iglesia en cabeza del Papa.
Por ello el Papa Benedicto XVI ha decidido presidir él mismo las canonizaciones y no las beatificaciones.