El sufrimiento puede volvernos egoístas e indiferentes; hoy escogemos permanecer sensibles y solidarios.
Los fracasos pueden volvernos pesimistas y cobardes; hoy escogemos aprender las lecciones, levantarnos y seguir el camino.
El cansancio puede volvernos conformistas y tristes; hoy escogemos, en el Nombre del Señor, fijar nuestros ojos en su amor que nos renueva.
Las malas noticias pueden empujarnos hacia la tristeza o el cinismo; hoy escogemos proclamar la fuerza de la Buena Noticia que es Cristo mismo, a quien entregamos el año que empieza.