“Tenía alma de contemplativo. En él se vive a la perfección esa idea de Ezra Pound del poeta como «antena permanente» y la de Martin Heidegger del poeta como pastor del ser y cantor de lo sagrado. En medio de su vocación de laico casado y padre de familia, que vivió con integridad, y de sus múltiples actividades públicas, sabía encontrar el secreto del origen y finalidad divinos del ser, a través de esa «lengua del alma» que, según Cervantes, es la poesía…”
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