Dos bellas palabras van asociadas con este mes de Octubre, que acabamos de empezar: las Misiones y el Santo Rosario.
Mes misionero, Octubre se abre precisamente con la celebración de una monja carmelita que quiso abarcar en su corazón orante la humanidad entera. Estoy hablando de Santa Teresita, por supuesto.
El ejemplo de esta bendita religiosa nos recuerda que la misión, desde el punto de vista cristiano, no nace del deseo de cambiar de ambiente, conocer culturas o simplemente buscar diálogos interesantes. Nace de que Dios nos ha amado y de que ese amor hay que darlo a conocer: “La caridad de Cristo nos urge,” decía San Pablo.
Sea este un mes de renovada oración, de renovado amor a lo que hemos recibido, y por tanto, de renovado impulso para compartir nuestra fe.