“Lo que hace Grégor Puppinck en su formidable Mi deseo es la ley, publicado por Encuentro hace unos meses, no es atacar el concepto mismo de los derechos, sino su ideologización reciente, que se manifiesta en la constante adición de “nuevos derechos” que suponen la inversión de los originales (el “derecho al aborto” implica la negación del derecho a la vida; el “derecho al hijo”, la negación del derecho del niño a tener un padre y una madre, etc.). Los derechos humanos, nacidos como vacuna frente al totalitarismo, se están convirtiendo en el instrumento de un nuevo totalitarismo soft que no envía a los discrepantes al Lager o al Gulag, pero sí los amordaza y los expone al escarnio público como “reaccionarios”, “homófobos”, etc. …”
Haz clic aquí!