Testimonio de un convertido canadiense: “Yo me convertí a Jesús en 1988. Comencé a meditar usando el Rosario tres años después y lo he hecho casi todos los días desde aquel tiempo. Frecuentemente me pierdo en estado de contemplación y a veces hasta me siento transportado hasta los pies de la Cruz, al lado de María siendo testigo de mi Salvador cargando el peso de mis pecados. A veces logro captar un nuevo significado de las Escrituras para aplicarlo a mi vida. A veces siento que todo el cuerpo queda envuelto en un calor; es la Luz de Jesús por medio de su Espíritu Santo…”
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