Recuerdo haber leído hace un tiempo que este mes tiende a resultar depresivo para muchas personas. A ello se supone que concurren varias cosas: el frío del invierno, en la mayor parte del hemisferio Norte; el cese de las festividades y momentos gratos que suele haber en diciembre; el retomar de lleno las actividades laborales, que pueden ser pesadas o rutinarias; la aparición de las deudas en que se ha incurrido por gastos de fiestas recientes; incluso el hecho de habaer ganado unos kilos poco deseables!
Si es el caso para ti, te invito a que no te dejes llevar por ese impulso negativo. Especialmente para nosotros, los creyentes, hay gozo que no se apaga en la verdad del amor de Dios, en el consuelo de la Palabra, en el servicio a los hermanos. Si una versión demasiado “mundana” de la alegría nos lleva fácilmente a ser víctimas de cierta depresión, ¿no será llegado el tiempo de encontrar nuestra “roca firme” también en lo que toca a la paz de conciencia y al buen ánimo?
¡Bendiciones, entonces, para todos, y ánimo con ese 2020 recién empezado!