Hay dos modos sencillos de reventar una sociedad y hacer desparecer toda posibilidad de convivencia: (1) Exaltar unos derechos omitiendo sistemáticamente otros. (2) Privilegiar a unas personas y relegar sistemáticamente a otras.
Dos ejemplos de exaltación unilateral de derechos: (1) Me importa tanto proteger “mi” propiedad privada que no me interesa quién se muera de hambre. (2) Es tan importante el derecho a la protesta que no interesa cuánto se afecte el derecho de otros a su trabajo o su movilización.
Dos ejemplos de privilegios: (1) Hay una brecha entre ricos y pobres. Solo los hijos de los ricos tienen oportunidades que les permiten asegurar que la brecha siga. (2) Los miembros del partido comunista tienen plenos derechos ciudadanos, y los que no lo sean carecen de ellos.
La búsqueda consecuente del BIEN COMÚN, enseñanza predicada con perseverancia por la Iglesia, intenta apartarnos de esas visiones unilaterales, precisamente para ayudar a construir sociedad en condiciones de paz y convivencia humana para todos.