Muchas cosas buenas están sucediendo en la Iglesia Católica gracias a que un mayor número de laicos toman en serio su bautismo.
Me impacta, por ejemplo, ver el nivel de compromiso de los amigos de 40 Días por la Vida: gente que soporta inclemencias, insultos, presiones legales, incluso ataques físicos, con tal de defender a los no-nacidos.
Hay gente haciendo ayuno y oración cuando ve en peligro y bajo amenaza bienes preciosos de la Iglesia, como su liturgia o su doctrina (caso del próximo Sínodo sobre la Amazonía)
Hay familias del camino neocatecumenal que, con el apoyo de otros laicos, buscan llevar un testimonio misionero de tremenda sencilez e impacto a países y culturas distintos.
Hay jóvenes misioneros que hacen experiencias de uno o más años en regiones apartadas, sin otra ganancia que transmitir su alegría y su amor a Jesucristo.
Hay muchos laicos haciendo presencia valiente, con argumentos y aguantando insultos, por defender la verdad de Cristo en redes sociales.
Hay muchos hombres y mujeres admirables. Bendito sea Dios.