Con gozo vemos la llegada de la fecha tan querida: PENTECOSTÉS.
El Espíritu de Dios, derramándose con abundancia sobre los discípulos de Cristo, hace de ellos verdaderos testigos, con una convicción interior inquebrantable y con todos los dones y carismas necesarios para combatir y vencer frente a las armas de las tinieblas.
El Espíritu es siempre don y hace de nosotros dones, regalos del amor de Dios para el mundo. El Espíritu es siempre promesa y hace de nosotros anuncia del mundo nuevo, de la esperanza que nadie más puede dar sino solo Dios.
Feliz, Feliz Pentecostés para todos!