Programar inteligencia artificial es un verdadero reto. Pero necesario. En muchos dilemas no nos ponemos de acuerdo, unos piensan de una manera y otros de otra, y se queda la decisión sin tomar. Pero aquí no se puede no legislar. Imagine el típico ejemplo de un coche autónomo. Quizá en algún momento tenga que decidir entre arrollar a un niño o a un abuelo. Hay que programar algo para ese instante, porque el día que se produzca un accidente la gente empezará a quejarse.
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