El 15 de octubre nuestra Iglesia recuerda a Santa Teresa de Jesús. Es tan abundante el tesoro de enseñanzas y la altura y pureza de doctrina de esta mujer que uno solo puede admirar, agradecer y por supuesto aprovechar tanta luz.
Y sin embargo, muchos católicos se quedan fascinados ante las palabras de un gurú que les habla de constelaciones familiares, meditación trascendental, canalizaciones con “ángeles,” yoga reeditado para consumo en Occidente, budismo zen…
¿Es que no clama al Cielo que tengamos tanta luz en casa y que nos vayamos a mendigar tinieblas en otros sitios? Hay tanta agua clara y limpia en místicos como Santa Teresa, ¿y la gente corre a comprar muy caro pan envenenado en cualquier corriente de moda?
No más de ese desorden, así lo hagan los superiores generales de algunas comunidades religiosas. NO MÁS.