“El 15 de septiembre de 1968, tras la celebración de la Misa, murió el padre José Kentenich, fundador del movimiento de Schoenstatt, que es eminentemente mariano. De hecho, una de las oraciones más difundidas entre los miembros del movimiento es la muy conocida «Oh, Señora mía, oh, Madre mía…». Esta plegaria, ligeramente modificada por Kentenich, finaliza con estas palabras: «Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame, defiéndeme, utilízame, como instrumento y posesión tuya». Es la expresión de una relación activa con María. Ser instrumentos de la Mater, como la llaman cariñosamente los hombres y mujeres de Schoenstatt, es fiarnos de quien nos quiere y, por tanto, dejar nuestra vida y libertad en sus manos en estos tiempos difíciles y desafiantes…”
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