1. El fruto propio del egoísmo es la soledad marcada por el miedo y la tristeza.
2. Por eso la vida adquiere sentido cuando se da, cuando hay entrega, cuando hay amor.
3. El amor alcanza su nivel en proporción al bien que crea.
4. El bien más alto tiene que ser aquel que toca todas las áreas de la vida humana, y traspasa la frontera de la muerte.
5. Entonces el bien más alto, y el amor más grande es llevar a una persona hacia Dios, que es lo que quiere Cristo, y lo que hace el Evangelio.
6. Pero llevar hacia Dios implica derrotar ídolos, y esto produce tensiones, y nos hace odiosos a quienes sacan provecho del pecado.
7. Por eso la resolución de servir a Dios conlleva la conciencia de que habremos de sufrir. Y tal es la experiencia de la Cruz, de la que no ha de sustraerse nadie que se considere cristiano.