Cinco escenas bíblicas que muestran la manera como ella vivió el amor al prójimo:
1. En la Anunciación ella se entera del embarazo de su prima Isabel, una mujer ya mayor. María va donde hay necesidad, aunque no la llamen. Ella no necesita un mandato especial porque vive en el mandato permanente del amor a Dios y al prójimo.
2. En el Nacimiento, su amado hijo, recién nacido, ya es presentado y ofrecido como alegría y esperanza a los pastores. Ella no retiene nada como suyo propio.
3. En el Magnificat vemos que no está atrapada en su femineidad; su corazón está atento a los problemas y dolores de la sociedad de su tiempo.
4. Junto a la Cruz, permanece firme y de pie. ¿Por qué? Su firmeza habla de la resolución para dar a luz una humanidad nueva. Es también expresión de cómo el mal puede ser detenido. El precio sin embargo es alto y requiere extraordinaria fortaleza porque implica padecer y no transmitir a otros el daño recibido.
5. En Pentecostés ora con amor y fervor a favor de los mismos que abandonaron a su Hijo. Para ella prima la caridad y el bien de la Iglesia.