“Muchos creen que, si la Biblia es de origen divino, su contenido debería ser tan sublime y elevado, que jamás podría parecerse a nada escrito por un ser un humano. Si el libro sagrado no fue entregado por un ángel, piensan algunos, al menos debió haber sido dictado íntegramente por una voz de ultratumba. Ojalá el original estuviera impreso en láminas de oro y en un lenguaje totalmente ilegible, imposible de comprender aparte de una revelación especial, o al menos en un idioma sagrado. Bajo ese paradigma, encontrar que el supuesto “libro de Dios” no es totalmente original, que su contenido fue copiado o adaptado de otro lugar, sería una prueba irrefutable de que no bajó del cielo entre trompetas y cantos de ángeles…”
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