“Otros son los placeres del sabio, infinitamente más agradables y útiles, porque divinos. Sin embargo, cuando el rigor de la disciplina regular y los ejercicios espirituales fatigan al frágil espíritu, éste suele encontrar solaz y descanso en tales deleites. En efecto, el arco siempre tenso, pierde su fuerza y ya no sirve más. Cuánta utilidad y gozo divinos aportan la soledad y silencio del desierto a sus enamorados, sólo lo saben quienes lo han saboreado…”
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