¡La hermosa riqueza del don de la fe!
- Nuestra fe no es autoconvicción, programación neuronal o autosugestión. Es el don de responder al regalo de un Dios que se revela.
- La fe no es un poder que Dios te da para lo que tú quieras; es la posibilidad bendita de ser disponible para su plan, que es mejor.
- La fe no es una renuncia al conocimiento, a la razón o a la evidencia; sino una lectura mucho más profunda de lo que vemos y sabemos.
- La fantasía o el pensar con el deseo empiezan en el hombre y por eso también proyectan sus defectos. Eso tenían los paganos y eso NO es fe.
- La fe no es simple repetición de ideas palabras aunque brota de la predicación de la Iglesia; sólo existe como un don fresco en cada creyente; como si Dios lo creara para cada persona.
- La fe es regalo que rehace a la persona y a la vez construye a la comunidad: completamente personal y totalmente comunitario.
- El conocimiento que da la fe no es una apuesta ni es fruto de anhelos, ignorancias o miedos; es certeza pero no construida sino recibida.
- No se puede propiamente tener fe sino en Dios y por don suyo; lo demás es impostura de la imaginación o de la cultura dominante.
- La fe es un regalo inmerecido pero irrevocable–desde Dios; aunque frágil y amenazado–desde el hombre.
- La fe es árbol que crece en su raíz, por la escucha; en su tronco por la coherencia; y en sus frutos, por la caridad.